CAPITULO XI

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CAPITULO XI


 


El pestañeo en mis ojos no me dejaban mirar lo que se encontraba cerca de mi, pero ya era un lugar tan conocido para mi como mi hogar, un hospital.


-¿Mia Lay? Traquila, estas bien... todo estas bien, estuviste en cirujia ayer pero todo salio bien.


Ver a Fedder sentado en mi cama, con los ojos llorosos me había hecho sentir tan querida.


-Todos están aquí, tus padres, Leslie, Ana y hasta Saray.  Todos estamos aquí para protegerte. –solo alcance a sonreírme un poco, pues la masca de oxigeno no me permitia hablar.


Mire a mi alrededor y la habitación estaba llena de arreglos florales, de rosas, de lirios, de tulipanes, caveles, margaritas y orquídeas todo un mundo de bellezas. Mi adoradisima amiga Leslie, estaba cambiando de turno con Fedder para verme.


-¿viste tus flores? Todas las trajo Fedder, no se ha movido un segundo y los nervios le han tomado por llamar a pedir flores, jaja... pero es adorable. Se que no puedes hablar pero te conozco se lo que quieres saber, Zac esta encerrado en un psquiatrico de máxima seguridad tienen guardias exclusivamente para él no saldrá jamas.


Ella me conoce bien siempre sabe lo que quiero escuchar, por eso es mi mejor amiga y la amo tanto, desde que la conoci supe que era una atolondrada, desorganizada de buen corazón.


-por cierto, debo salir todos quieren verte pero no nos dejan entrar juntos en este lugar son muy mandones. Te veré luego amiga –como desearía responderle, pero me siento muy aturdida para hacerlo.


A decir verdad me gustan mucho las visitas pero creo que las que me esperan sean un poco exasperantes porque todos quiere verme y hablarme, y yo a ellos pero quisiera poder expresarme un poco mas.


-Hola mi nena, sabes hija gracias a Dios y a Leslie que fue quien alerto a todos. Ella te salvo, supo donde encontrarte y se movio muy rápido. Sabes paá no puede estar mucho aca, asi que solo quiero que sepas que te amo hija y que luego de todo esto te regañare horriblemte –de acuerdo, eso fue lindo y preocupante. Me regalo uno de sus besos en mi frente y dio paso al siguiente.


-Hija, que alegría verte... te voy a quitar esto. Necesito que me hables y saber que mi niña esta bien, es solo un segundo –al fin puedo mostrar la sonrisa de alegría que tenia escondida desde hace rato, y pude ver a mi mamá super feliz de tenerme aquí.


-Hola Mah, estoy bien –hablar no era de las cosas que podía hacer perfectamente pero era mi mejor esfuerzo.


-oh mi pequeña, estas aquí. –mi madre me abrazo tan fuerte que me recordó las puñaladas que había recibido y el diminuto dolor que sentía después de la operación- Perdon, tus pulmones. Hija te adoro.


-yo también a ti –dicho esto me ayudo a colocarme mi máscara de oxígeno, y me expreso un beso con un gesto de sus manos y su boca.

PEQUEÑA SAPA    Lis TejadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora