Capítulo IV

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Takeomi iba a mandar al niño a lo más bajo del bajo mundo, una pelea callejera cualquiera con apuestas

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Takeomi iba a mandar al niño a lo más bajo del bajo mundo, una pelea callejera cualquiera con apuestas. En una reunión de Bonten se hablaron de estas peleas clandestinas que no estaban ligadas a su organización y que había que erradicar para no perder dinero. Iban a mandar a subordinados a acabar con esas moscas, pero Takeomi tenía otra idea: reclutar a jóvenes. Pues estaba envejeciendo y no tenía a nadie quien fuera digno de ser uno de la siguiente generación de cabecillas de Bonten.

No creía en el destino, pero cuando iba camino a una de esas peleas clandestinas se detuvo a comprar otra cajeta de cigarrillos y al salir de la tienda notó a una sombra bastante aniñada destrozando cualquier rastro de dignidad a un grupo de muchachos. Luego de esa breve charla que tuvo lo llevó al destino que tenía Takeomi.

―Debes registrarte con un seudónimo, y luego ellos se encargarán con quien emparejarte.

―Entendido, señor.

Tanta cordialidad sin saber quién era, a Takeomi le causaba cierta satisfacción. Le recordaba a Takeshi, pero a ese mocoso no lo veía como alguien digno de convertirse en uno de los grandes, no aún, y él no se iba a encargar de eso, para aquello estaba Ran.

Kenta, en todo el tiempo que estuvo practicando artes marciales mixtas desarrolló cierta habilidad anormal en jiu jitsu, boxeo, judo y karate. Ahora lucharía de verdad, sin contenerse. Se acercó al que inscribía las personas, el hombre lo juzgó con la mirada, pero al ver el dinero para inscribirse no le negó nada.

―Primera vez, ¿cierto?

Kenta asintió.

―Pon tu seudónimo aquí y tu número de teléfono. Te llamaremos cuando te toque.

Kenta acató la orden del señor. Luego de eso regresó con Takeomi, el número de teléfono que había escrito obviamente era el de Takeomi, pues el menor no tenía teléfono.

Se veía sangre, golpes y se escuchaban los gritos, ovaciones y abucheos.

―Es tu turno, Kenta ―avisó Takeomi luego de cortar el teléfono.

―¡¡¡A continuación, Yuudai, es su primera vez en este lugar!!! ¡¡¡Denle una gran bienvenida!!! ―Se escuchaban los abucheos mientras él ingresaba al círculo, los abucheos y las burlas―. ¡Y ahora...! ¡¡¡Iwao!!! Quien en la última semana se ha mantenido invicto ―Las ovaciones, dejaban en claro quién era el favorito. Pero no se sentía mal, él era el novato, empezar de cero era difícil, pero era la oportunidad.

Habían sido piadoso con él, pues Iwao no parecía tener más allá de unos dieciocho años, y su contextura si bien era atlética no era exageradamente musculosa.

Se pusieron en posición, ambos parecían ir por el boxeo, pero Kenta creía que solo sería una distracción para luego ser golpeado con una patada, y así fue. Iwao fue por una patada baja con el fin de hacerlo caer, cosa que no logró y Kenta aprovechó la falta de equilibrio de su contrincante para agarrarlo de los hombros y botarlo, cosa que no sucedió pues Iwao también le había agarrado de los hombros y comenzó el forcejeo. Kenta trató de darle una patada en el costado de su abdomen directo al hígado, pero no fue suficiente y perdió el equilibrio, mas fue un truco para caerse y llevar a su contrincante al suelo, quien se golpeó fuertemente la cabeza y, casi al borde la inconsciencia era golpeado por Kenta quien se subió encima de Iwao inmovilizando sus piernas.

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