―No hables si no te lo piden. Y si tienes que ir al baño ve ahora, no hagas nada tonto. Y si alguien te pide algo lo haces sin titubear, ¿va? Si te molestan te callas. ¿Entendido?―... Sí, señor.
A penas entraron las miradas se centraron en ellos, porque Rindou era un sujeto importante. Fue saludado por alguien quien guió a ambos a una "sala exclusiva", donde hablarían de los negocios. Marcó el último piso del elevador, y eso que era un rascacielos.
―No le tienes miedo a las alturas, ¿verdad, muchacho? ―preguntó el señor con una voz... ugh, como si fuera un niño pequeño.
―Pienso vivir en lo alto ―contestó soberbio.
Rindou sonrió con altivez y orgullo por el muchacho. El señor hizo una mueca y al llegar abrió las dos puertas, que no dejaban escuchar nada de lo que se conversaba adentro. Los celulares se dejaban en una bandeja y revisaban que no hubiera micrófonos o algo que permitiera divulgar información. De eso se encargaban unas chicas... muy lujuriosas, que incomodaban mucho al pequeño.
―El chiquillo está muy inquieto ―comentó melosa a su compañera―, eso es un poco sospechoso, debemos revisarlo un poco más a fondo.
Le toco la clavícula del cuello, a él le costaba respirar por los nervios, contadas eran las veces que tenía miedo, que se sentía vulnerable. Le incomodaba el contacto físico cuando no lo quería y que esta vez no pudiera hacer nada para evitarlo.
―Rindou-sama, ¿puede decirle que se detengan? ―preguntó titubeante.
―¿Tanto te incomoda?
―No debería consentirlo ―interrumpió el señor de antes―, para llegar a la cima deberá pasar por las víboras que no quieren nada más que dinero, debe hacerle frente él mismo.
Kenta negó lentamente, sonrojado. Le estaban tocando con ambas manos su pecho, le decían que estaba muy bien ejercitado, mientras la mujer pasaba las manos por su abdomen, otra la había desabrochado los primeros botones de la blusa.
―Deja que terminen de revisarte y vienes, no quiero problemas con los otros.
Kaneko vio como Rindou, el hombre de la recepción y unas dos mujeres se marchaban. Quería llorar, lo estaban abandonando. ¿Debía, en serio debía pasar por esta humillación para llegar a lo alto?
―¿Ya... terminaron? ―preguntó, sintiendo como alguien le lamía detrás de la oreja.
Otra le tocaba el pelo mientras lo elogiaba y le preguntaba su rutina para el cabello. Se sentía sucio, por primera vez odiaba que le tocaran su pelo.
―Sí, terminamos ―murmuró una―. Y supongo que tú también quieres terminar, ¿cierto?
Kenta asintió sin entender el doble sentido de aquellas palabras, iba a avanzar para marcharse, pero sintió como le acariciaron aquella parte baja, íntima.
ESTÁS LEYENDO
Sigo Aquí
FanfictionKenta Kaneko es el hijo que Rindō Haitani negó, le negó la existencia y los genes. Un chico producto de un amor que culminó con una malinterpretación. Criado en un ambiente humilde, siempre siendo visto con pena o con superioridad, quiere cambiar es...