Capítulo IX

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Kenta comía mientras acariciaba a Sumire, esa gata tenía unos ojos tan profundos, que se podía fácilmente perder en ellos.
Le sacó una foto y se la envió a su madre, "El intruso se volvió mi amigo", le texteó. El intruso, Kenta en esa familia igual era un intruso, pero no se había vuelto amigo de nadie.

Por más intrusa era la amiga de Takeshi, quien salió con el susodicho a jugar quién sabe qué en el salón.
Ella insistió, no quería jugar en la habitación. Kaneko se quedaba mirando a lo lejos, no iba a mentir, se sentía incómodo, y ninguno parecía notar su presencia. Cada vez se iban poniendo más melosos, y Kenta trató de buscar a alguien con la mirada que le dijera que hacer, no había nadie más, ¿dónde estaba Rindo-sama en estos momentos?

Se topó con la mirada de la chica, la cual le miraba de manera lujuriosa mientras se movía encima del regazo de Takeshi. Kenta iba a irse, y al momento de hacerlo escuchó como llamaban a su nombre, no, ni siquiera eso, lo llamaban por su posición. Tampoco.

―¡Hey, mayordomo! ¿Nos trae unos condones?

Lo hacía para burlarse, era lo que Kenta pensaba. Takeshi notó en ese instante la presencia de su guardaespaldas, su cuasi amigo, y se separó rápidamente de ella. Se abrochó el pantalón y le dijo a Katsumi que se marchara. Ella sin problemas o quejas de por medio acató, para ella Takeshi no tenía sentido del humor.

―Por favor, no le digas a mi padre o a mi tío de esto, a nadie, mejor dicho ―dijo en tono suplicante.

Kenta solo asintió alejándose un poco.

―Perdón si te incomodé, no sabía que estabas ahí.

―No... no te preocupes. Lamento haber arruinado tu... tu actividad ―en eso suena su celular―. Lo lamento, debo contestar ―dijo Kenta.

Takeshi le veía, notaba como Kenta al hablar con esa persona se alegraba, pero que estaba nervioso, con ganas de colgar. La intriga por saber quién era no la ocultó y preguntó. Era la madre de Kenta, descubrió luego de meter un poco de presión.

Era de noche, el Haitani menor yacía en la cama pensando y viendo las estrellas de su techo

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Era de noche, el Haitani menor yacía en la cama pensando y viendo las estrellas de su techo. Kenta no quería hablar de su madre, pero era porque no quería introducirla en la mafia, no quería relacionarla y él lo entendía.
Kenta era precavido, y si su padre o él hubiesen sido igual a Kaneko tal vez su madre, la madre de Takeshi, estaría viva.

Gracias por confiármelo... sé que no la quieres perder, y si de mí dependiera, no dejaría que le hicieran daño. Porque sé bien cómo se siente. Recuerda haberle dicho a su amigo en el patio luego de haber salido de la piscina, ambos con ropa, por un acto espontáneo del menor.

Lamento yo haber menospreciado tu fuerza, Takeshi-san. Yo no podría vivir en un mundo sin mi madre. Eres admirable.

―Kenta, enséñame a pelear por favor, quiero ser más fuerte. Ayúdame a vengar a mi madre. Por favor.

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