―¿Conocías al niño, Ran? ―preguntó Rin en el auto. Ran mostró una sonrisita, y su hermano no sabía lo que Ran tramaba cuando hacía esa sonrisita.
―Una vez le regalé un paraguas.
―¿Tú? ¿Regalar algo? ―peguntó con sorna y Ran rió, pues esperaba esa reacción por parte de su hermanito.
―Es que parecía un perro callejero, aunque... ―y su sonrisa altanera se transformó en una suave― en el fondo de esos ojos vi... determinación, sabía que llegaría lejos algún día, como nosotros.
Takeshi escuchaba, y observaba a su padre, últimamente le costaba sonreír, y le alegraba verlo feliz... pero que la causa de su sonrisa fuera el chico que casi le rompe el brazo le provocaba un sentimiento de... celos.
¿Y él qué? Yo igual tengo determinación en los ojos, hablé en serio cuando dije aquello de... vengar a mi madre. Tengo los mismos ojos de mi padre, soy su... niño de ojos claros, ¿cierto?
Ahora observó a su tío, por lo menos él sí que no se mostraba convencido con eso de contratar al muchacho. Kenta le provocaba miedo, desagrado, no lo quería cerca... lo humilló en frente de su padre, y su padre sonreía al hablar del muchacho. Se puso sus audífonos y le deseó el mal, sentía su orgullo herido, envidioso de Kaneko.
Kenta entró a su casa, no sin antes sacarse los zapatos, cerró la puerta y al entrar a la cocina dio el salto de su vida; su madre se encontraba ahí. Kano estaba limpiando la mesa con una sonrisa, todo se veía reluciente, inclusive su sonrisa. Pero cuando levantó la vista por el ruido que hizo Kenta al entrar, desapareció. Su hijo estaba magullado, y cojeaba... en ese momento reaccionó rápido, se acercó a él y le preguntó qué le había ocurrido, pero Kenta no quiso responder y bajó la mirada. Kano suspiró y fue por algodón, alcohol y una compresa de hielo, Kenta no pasó por alto la experiencia que parecía tener su madre sanando heridas, e hizo una mueca al pensar en cómo ella había aprendido, tal vez, y solo tal vez, su pareja le golpeaba.
―¿Cómo ocurrió? ―preguntó una vez más Kano―, soy tu madre, me preocupa esto, nunca te había visto tan golpeado ―murmuró mientras veía el gran moretón de su hijo en el abdomen.
―Un chico idiota estaba molestando a una chicas ―mintió Kenta mientras golpeaba con su dedo índice la compresa de vidrio.
―Dime la verdad ―exigió su madre.
―¡Esa es la verdad!, ¿por qué siempre crees que miento? ―gritó.
―Porque soy tu madre, sé cuándo me mientes ―habló suavemente mientras trataba de calmarlo.
―¡Mientes! Si supieras cuanto te he mentido... ya te hubieses rendido conmigo ―murmuró con los ojos clavados en el suelo. Levantándose abruptamente.
―Te equivocas, si tú no estuvieses yo ya me hubiese rendido. Eres mi hijo, Kenta, eres mi tesoro. No me rendiría contigo por nada del mundo, nunca te dejaría solo.
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Sigo Aquí
FanfictionKenta Kaneko es el hijo que Rindō Haitani negó, le negó la existencia y los genes. Un chico producto de un amor que culminó con una malinterpretación. Criado en un ambiente humilde, siempre siendo visto con pena o con superioridad, quiere cambiar es...