Debemos volver

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Habían pasado ya dos días aquí en Winterfell y a pesar de que es un lugar hermoso yo no soportaba el frio, yo estaba hundida en las pieles tratando de mantenerme caliente mientras que Aemond estaba como si nada sentado a un lado mío, el único ruido en la habitación eran mis dientes tiritando de frio y eso a él le causaba risa.

Jane: No es gracioso – eso lo hizo reír más.

Aemond: Tranquila solo serán unos días más, me he sentido relajado alejados de todo esto – fruncí el ceño e iba a decir algo, pero tocaban la puerta, Aemond se puso de pie y abrió, le dieron algo y se volvió a sentar a leerlo el mensaje – bueno al parecer eso se acabó – sonreí y el bufo.

Jane: ¿Por qué dices?

Aemond: Otto quiere que regrese de inmediato, supongo que algo debió pasar, lo extraño es que no lo pone aquí.

Jane: Tal vez no quiere que alguien más que se entere.

Aemond: Pediré que preparen todo, tu pasa tu ultimo día aquí en cama – se burló, se acercó para darme un beso y se fue, bufe y ahora era pasar todo el día sola.

Y así fue el resto del día ver como empacaban todo, por lo que yo decidí buscar a Cregan, quien se encontraba viendo a la nada.

Jane: Pareces concentrado – pego un brinco al escuchar mi voz y me reí, el hizo lo mismo - ¿te interrumpo?

Cregan: No, no me interrumpes – beso mi mejilla – supongo que ya sabes que nos iremos – yo asentí – es raro para mí.

Jane: ¿Qué cosa?

Cregan: Nunca he estado lejos de Winterfell tanto tiempo – se le veía en rostro que le dolía irse – pero sé que vale la pena – me sonrio, Criston venia hacia nosotros – y aquí viene el sir garrapata – me dijo en voz baja a lo cual yo me reí.

Sir Criston: Solo vengo a notificarles que partiremos en unos minutos.

Cregan: Gracias sir – dicho eso se alejó, pero nosotros lo seguimos, íbamos riendo y eso al parecer a Aemond le molestaba, me acerque a él.

Jane: ¿Todo bien?

Aemond: Supongo que sí, ven debes subir al carruaje, yo me iré en caballo – subí desconcertada.

El viaje duro horas, las cuales las pase dormida, sentía que en momentos parábamos, pero no quería salir, me sentía agotada, después de un tiempo más sentí que volvíamos a parar, Aemond abrió la puerta y me ayudo a bajar, habíamos llegado por fin, había extrañado el clima aquí.

Aemond: Por fin llegamos – suspiro y notamos que Otto ya estaba esperándonos, íbamos a entrar de inmediato, pero él nos detuvo - ¿Qué sucede? – pregunto preocupado.

Otto: Alguien nos visita – murmuro con preocupación – está en el salón – Aemond asintió y me tomo de la mano llevándome con él, detrás de nosotros venían los guardias y Cregan quien admiraba cada parte del castillo. Al llegar al salón había alguien dándonos la espalda, yo no tenía idea de quien era.

Daeron: Espero y su viaje haya sido agradable majestad – se giró y no podía creerlo, ¿Qué hacia Daeron aquí? Me miro y sonrio – sigues igual de hermosa sobrina.

Aemond: ¿Qué haces aquí?

Daeron: Parece que no te agrada mi visita.

Aemond: Es extraño para mi verte, pero responde mi pregunta, ¿Qué haces aquí? Tu lugar es en Old Town, no aquí – Aemond parecía molesto y Daeron solo sonreía.

Daeron: He escuchado tantas cosas, que supuse querrías mi ayuda – Aemond negó con la cabeza – aunque pensándolo bien no querría estar de este lado, Rhaenyra tomara cada una de sus cabezas, y supongo que incluyéndote a ti – me señalo.

Aemond: Suficiente hablemos en privado – Daeron asintió y siguió a Otto, Alicent se acercó a nosotros, abrazo a Aemond y luego a mí y fue tan incómodo.

Alicent: Ven conmigo Jane, deja que ellos se encarguen – asentí y mire a Cregan.

Aemond: Lord Stark mi esposa le mostrara un poco del castillo si le parece.

Cregan: Claro majestad – se acercó a nosotras – las sigo – y salimos los tres, Aemond solo me dio una sonrisa y se fue por donde Otto y Daeron habían salido.


Aemond

Llegamos al salón donde se reunía el consejo, Daeron estaba sentado como si nada, ¿Qué carajos quiere aquí? Mi abuelo parecía molesto, Tyland desconcertado, el maestre Orwyle se veía relajado, me dirigí a mi asiento habitual, el joven copero nos serbia vino a todos.

Aemond: Ahora si hermano, dime que quieres – él se rio, tomo su copa y se puso a caminar de un lado a otro.

Daeron: Ella es hermosa – hablaba de Jane - ¿Cómo es posible que Rhaenyra lo permitiera? – me pregunto, iba a responder, pero volvió hablar – ah espera, la obligaste a casarse contigo, eso es muy bajo hermano – se burló – pero eso es punto y a aparte, ¿Quiénes son tus aliados?

Aemond: Y a ti te lo voy a decir – me burle – eso no es asunto tuyo, solo dime que quieres para que puedas volver a tu hogar.

Daeron: ¿Tienes gente infiltrada en Dragonstone? – mire a mi abuelo y el negó, Daeron se rio – que pésimo rey.

Aemond: Cuidado con lo que dices – le advertí y él se sentó.

Daeron: Rhaenyra si los tiene – dijo y mire a todos – le tienes más cerca de lo que crees – trague saliva preocupado – es por eso que he venido, hagamos un trato.

Aemond: Te escucho.

Daeron: Finjamos que me corres del castillo, para que tu esposa lo crea – ¿Qué tenía que ver jane con esto? El noto mi confusión – ella es una de sus infiltrados - ¿es que eran varios? – seguramente dará aviso a su madre que será cierto que me echaste, y yo iré a pedir asilo con ella, poniéndome de su lado, yo averiguare cada movimiento de ellos y los traeré para ti – termino de decir sonriente y yo me reí.

Aemond: ¿Y qué quieres a cambio?

Daeron: Ya nos estamos entendiendo – se rio – quiero Dragonstone – me reí y mi abuelo igual – y como Rhaenyra es traidora, tu matrimonio con Jane deberá deshacerse, y tendrás que casarte con alguien a tu altura, por lo cual deseo que Jane se convierta en mi esposa – me hervía la sangre de coraje, me puse de pie y golpee la mesa y eso pareció asustarlo.

Aemond: No obtendrás nada de eso, Dragonstone será mío, y Jane es mía, nadie más podrá tocarla, ¡es mía! – grite furioso y el me miro enojado – si quieres que hagamos esto, lo único que te daré será Old town, tómalo o déjalo. – Daeron parecía pensarlo y asintió.

Daeron: Esta bien me conformo con eso, solo dame unos días aquí – yo asentí, se puso de pie – con su permiso majestad – y salió.

Otto: Me temo que el chico será un problema – lo mire - ¿Quién más de aquí estará pasando información? – mire al resto del consejo.

Aemond: Por favor déjenos a solas – ellos salieron – Jane es obvio, no lo dudo, ¿Slade? No lo creo, tal vez algún sirviente.

Otto: Tal vez, debemos tener cuidado con Daeron.

Mi abuelo estaba muy preocupado y era raro verlo en ese estado, ahora solo quedaba saber quién más estaba infiltrado. 

The Ballad of the Two Kingdoms - Aemond Targaryen & Janeyrys VelaryonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora