❖ Capítulo 14. Honestidad ❖

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Mingi acercó la copa de vino a sus labios mientras analizaba la expresión de su novio, que bebía una copa del mismo licor sumido en sus pensamientos. Desde que se habían encontrado debajo de la casa de Lee éste había actuado extraño; hablando muy poco y mostrándose poco afectivo, como si se sintiera incomodado por algo, y esto confundía al moreno, que trataba de descifrar qué ocurría para poder pasar una buena noche sin problemas.

El más alto tomó lentamente la mano del chico para acercarla a su boca y depositar un pequeño beso sobre su dorso, lo cual devolvió al susodicho a la realidad con un leve rubor en sus mejillas.

— Estás precioso. —Alagó Song con una sonrisa sincera.

Dongyul también sonrió, colocando su mano en su rostro y aproximándose para juntar sus labios en un pequeño beso.

— ¿A qué viene eso? —Preguntó tras separarse.

— ¿No le puedo decir a mi novio lo guapo que está?—

El contrario rió nuevamente. Al parecer, fuera lo que le preocupaba, el más alto estaba consiguiendo que se olvidara de ello y disfrutara de la noche.

El bar estaba decorado con temática de los 80 con múltiples luces de colores y neones; no tan grande como aquel local al que salieron de fiesta el día que se conocieron, pero sí con un mejor ambiente. La gente bailaba animada en la pista bajo los reflejos de una mítica bola de discoteca propia de la época. Había de todo un poco: gente que bailaba sola, gente que bailaba con sus amigos, gente que buscaba llamar la atención de alguien, gente que se provocaba entre sí con sus movimientos para luego acabar probablemente teniendo sexo en otro lugar...

En cuanto comenzó a sonar una canción de ritmo lento, Dongyul dio elegantemente el último sorbo a su copa y arrastró a Mingi del brazo hacia la pista para rodear su cuello con ambos brazos y empezar a moverse lentamente. Song, pensativo, colocó sus manos en la cintura ajena y se acercó más mientras seguía sus movimientos. Sintió una corriente cuando el chico se acercó más a él y sus entrepiernas chocaron; a juzgar por su pequeña sonrisa lo había hecho a propósito.

Lentamente acercó sus labios a la oreja ajena y ya respirando algo agitado le dijo:

— No puedo esperar a que me hagas tuyo en cuanto pisemos mi casa.—

— Así que me dejarás mandar esta vez. —Concluyó el de las mechas azules con una sonrisa ladina mientras bajaba su mano a lo largo de la espalda contraria para apretar su trasero.

Sin ninguna clase de vergüenza e ignorando algunas miradas envidiosas, comenzaron a moverse al ritmo de la música asegurándose constantemente de una única cosa: que sus cuerpos permanecieran pegados entre provocaciones constantes para calentarse el uno al otro. Desde canciones más lentas donde se sumieron en sus pensamientos más profundos mientras se dejaban envolver por un vaivén calmado hasta temas modernos donde se dedicaron a toquetearse indebidamente y seducirse entre ellos con movimientos contundentes y que incluso simulaban lo que iban a hacer después.

Cuando comenzaron a darse cuenta de que se estaban tocando más de lo que deberían en un sitio público, decidieron que ya era el momento de volver. Mingi se quedó esperando fuera del local mientras su novio daba un par de caladas en el área de fumadores.

Sintió entonces unos dedos suaves tocar delicadamente su hombro, tacto que le hizo sentir un hormigueo por todo su cuerpo, ya afectado por el efecto afrodisíaco de las tantas copas de vino que había bebido.

Hola guapo... —Creyó reconocer esa voz femenina; en efecto, se giró y pudo ver a Danbi con uno de sus característicos vestidos cortos para salir de fiesta.

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⏰ Última actualización: Jul 06 ⏰

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❝ sᴀʏ ᴍʏ ɴᴀᴍᴇ ❞ | SeongJoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora