❖ Capítulo 11. Cimientos ❖

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Por el momento la disposición de declararse se mantuvo en lo que era durante días e incluso semanas.

También pesaba el hecho de que no tenían mucho tiempo para verse; pues el mayor se la pasaba rodeado de trabajos que hacer en la universidad, y el contrario había terminado durmiendo ya algunas noches en el apartamento de su nuevo amigo mientras se enfrentaban a ese dichoso proyecto los dos juntos bajo la presión del compañero restante.

Aunque, a veces el descanso y la curiosidad les podía y terminaban hablando y rememorando anécdotas pasadas. 

— ¿Y qué pasó después? —Preguntó abrazando uno de sus cojines y dedicándole un guiño cómplice. Las mejillas del pelirrojo se tornaron de un tono similar al de su pelo y el contrario ladeó su cabeza esperando una respuesta.

— Bueno... cuando estuvimos en mi habitación...

[ ~ ]


Seonghwa estaba esperando sentado sobre la cama del chico, con la mirada perdida y su mente inmersa en sus pensamientos. Mientras tanto, Kim se encontraba en su desordenado armario rebuscando el instrumento. Cuando por fin lo encontró apoyado verticalmente en una esquina, lo sacó con cuidado, intentando que no se golpease con nada y no corriera un destino parecido al del Titanic. 

Con esa expresión cruda, el adolescente sujetó la guitarra clavándole la mirada al mayor, en un intento de sacarlo de su sueño diurno sin necesidad de hablar. Funcionó.

— Nunca había visto una acústica blanca. —Comentó. 

El contrario solo se encogió de hombros y apoyó su pierna sobre la silla de su escritorio, formando un ángulo de 90 grados con ésta y haciendo encajar la curva del instrumento con su muslo. La afinó torpemente, no recordaba demasiado las enseñanzas de aficionado que había recibido.

Tensa la cuerda de re un poco más. —Sugirió Park observando con la mano en su mentón y su índice pasando por su labio inferior, de repente parecía muy serio y estricto. El menor, en cambio, decidió obedecer y se estremeció un poco al oír la cuerda crujir con fuerza.— Un poco más.

— Hyung, se va a romper. —Sentenció dudoso acerca de la seguridad de esa cuerda. 

Si fuera por él no la volvería a estirar, pero el tozudo de Seonghwa tuvo que insistir. El crujido volvió a sonar, y el moreno no se mostraba preocupado en lo absoluto.

— ¿Qué vas a tocar? El pelirrojo suspiró, no sabía qué responderle porque no había planeado ninguna pieza en concreto. 

Centró su mirada en las cuerdas y las comenzó a acariciar creando la melodía que había descubierto días atrás. El contrario arqueó las cejas y escuchó con calma, moviendo su cabeza al son de la música, finalmente no pudo evitar esbozar una sonrisa y tararear para sus adentros. La magia terminó en cuanto el menor se demoró para tocar un acorde y el ritmo de esa canción se fue al traste.

— Creo que aún debería practicar un poco. —Comentó consciente de que su error en realidad se debía a los nervios que le provocaba el de cabello oscuro. 

El mayor no tardó en acercarse a él por las espaldas. Lentamente entrelazó sus dedos con los del pelirrojo, quien no soltaba aún la guitarra de color nieve.

¿Hyung qué-?

— Yo haré los acordes, tú solo toca. Pero bajo ningún concepto sueltes mis manos. —Hongjoong asintió sin estar muy convencido del todo. ¿Cómo podían coordinarse así como así? Era imposible. Tocaron el primer acorde, el segundo, y poco a poco el uno se fue acomodando al otro.— No te asomes tanto a la caja de resonancia, te harás daño en la espalda. —Obedeció y se enderezó un poco, rozando en el acto el pecho del moreno, no sabía que estaba tan pegado a él.

❝ sᴀʏ ᴍʏ ɴᴀᴍᴇ ❞ | SeongJoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora