Prólogo

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¿Por qué los poemas son increíbles?
La poesía tiene la capacidad de enviar fuertes mensajes emocionales. A parte de dar múltiples beneficios para el ser humano al leerlo, a mi me encanta por ser mi fuente de inspiración y expresión.

La vida de mis padres me llevó a aprender bastante de literatura al ser una niña. No tenía problema pues por crecer así lo veía como algo normal. Sin embargo, no sentía algo que me emocionara al leer, no había un sentimiento en la lectura, hasta que, uno de esos días escogiendo un libro en la biblioteca de mi padre, encontré a la poesía. Era un libro de tamaño promedio del tems mencionado, no sabía mucho de este así que lo agarré; y luego de sentarme en un pequeño sillón: lo abrí.
No se si podría olvidar el sentimiento y la emoción en el pecho de esa vez.
Leí el primer poema que era como una introducción, era anónimo. En ese tiempo, consideraba a un pequeño cachorro French Poodle mi mejor amigo, ese perro, llamado Hund, era el que me acompañaba en mis tardes de estudio y lectura, y el que yo acompañaba al patio con una pelota para jugar. Él no hablaba, pero yo podía entender lo que quería al ver su mirada pura. Él no me entendía, pero me seguía incluso con los ojos cerrados.
Le debería de agradecer mi vida, porque sin él no tendría propósito, sin él, no habría apreciado el poema que se presenciaba ante mis ojos, que se convertiría, en mi razón de seguir.

" La magia de la vida... esta en aquello que hace vibrar y latir tu corazón"

¿Qué hacía vibrar y latir mi corazón? Volteé a mi lado y lo primero que ví fue a mi compañero, entonces supe que ese cachorro era la magia de mi vida. Desde ahí, también me dí cuenta que, tal vez por el perro, o tal vez por el poema, mi corazón empezó a latir más fuerte. Seguí leyendo poemas con Hund a mi lado y mi corazón seguía palpitando cada vez más rapido. Con poca edad descubrí lo que me mantenía viva, la felicidad, que para mi eran dos cosas: Hund y la poesía.

Entonces me volví una aficionada a los poemas, crecía y todos en el colegio en el cual estudiaba, reconocían el talento que desarrollé para declamar, y también para escribir los poemas. Es normal que te den ganas de escribir lo que usualmente lees, y al parecer no lo hacía mal a juzgar por los comentarios de otros.

Seguí creciendo con Hund a mi lado, y aunque él ya no corría conmigo para perseguir una pelota, aun seguía al lado de mi sillón mientras leía o escribía. Era normal, pues yo ya tenía casi 18 y Hund me acompañaba desde los cinco años.

Casi con 18 tenía que decidir qué estudiar, pero para mí ya estaba claro, estudiaría Licenciatura en Lengua y Literatura. Mis padres no tenían problema, al contrario, se encontraban encantados.
No tendría mucho más qué detallar, pasé los cuatro años de  carrera sin ningún problema, claro, aprendiendo mucho, pero no los describiría como años muy importantes en mi vida. El que si describiría como importante fue el siguiente luego terminar la universidad.

Sabes cuando dicen "Fue un evento canónico en mi vida.", bueno, así se define toda esta situación. Hasta entonces tenía dos fuentes de magia en mi vida, pero estaría por perder una. Días antes, Hund no se encontraba en el mejor estado de salud posible, era algo normal, ya tenía 18 años de edad, lo cual para un perro es admirable. Prácticamente los veterinarios nos dijeron que seguro eran sus últimos días de vida. En una de esas últimas noches, tuve un presentimiento. Estuve acariciando a Hund antes de dormir en esas noches en el caso de que al día siguiente me faltara.
Y cuando tuve ese presentimiento saliendo del baño, tuve el impulso de ir a ver rápido a mi mascota. Pensé que era solo un susto, pues desde lejos se veía que respiraba acostado en su cama; pero al acercarme y agacharme para verlo, pude notar que estaba ya dejándome. Comencé a soltar lágrimas. Lo sostuve entre mis brazos y le dije que descansara. Luego de unos minutos, se había ido totalmente.

Diría que fue el momento más impactante en mi vida. Definitivamente no es algo que se pueda dejar pasar tan simple. "Perder algo por lo que vivía"; son palabras difíciles, y como tanto había marcado mi vida, quería que siguiera conmigo al despertar e irme a dormir. Así que él se transformó en un tarro de cenizas que estarían siempre a mi lado cuando lo necesitara.

Casi dos años ya de eso. Y sorprendentemente luego de ese evento conseguí un buen trabajo para alguien como yo.
Ahora vivía una muy buena vida para alguien de mi edad, pues estaba cercana a mi cumpleaños número veinticinco y ya tenía hogar propio, un departamento, pero uno grande comparado a los que normalmente se suelen mostrar. También tenía cómo ganar dinero y no se solían presentar muchos problemas en mi día a día.

Los poemas seguían siendo la magia de mi vida. No es algo que pueda cambiar tan fácil.
Pero lo que sí es cierto, es que, me faltaba sentir algo de vibraciones en mi pecho en otra cosa que no fuera la poesía. Y se notaba la falta que me hacía Hund.

Tal vez en ese momento no lo había encontrado, o mejor dicho, ni lo buscaba, solo lo esperaba.

Gedicht || Poe x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora