Capítulo 8

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No creo que terminar en un hospital luego de una crisis que casi me mata fuera uno de mis objetivos de vida, aún así, lo cumplí.

Ya habían pasado bastantes horas desde que Edgar salió de la habitación, y del hospital, quiero creer. Había tenido suficiente tiempo para intentar reorientar un poco mis pensamientos, pero no, seguía en la línea de partida, sin un solo avance.

"¿Por qué me cuesta tanto?"

La gran pregunta del millón de dólares que se mantuvo merodeando por mi estúpido cerebro por más horas de lo debidamente sano para la mentalidad de un ser humano.

¡Oh vaya! Ahora me encontraba mal física y mentalmente.

¿Y todo gracias a quién? Gracias al maldito americano Edgar Allan Poe, él era el gran problema. Quería odiarlo, necesitaba odiarlo, pero simplemente no podía, ese hombre me había salvado de la muerte, eso me impedía repudiarlo hasta quedar podrida.

¿Cómo podía ser la causa del problema pero también la solución? Esto en serio sobrepasaba mis capacidades mentales, que a este punto no se podían calificar como tan malas.

No hayaba una respuesta. Debatía en mis pensamientos si seguir manteniendo una relación con él o hacer que desapareciera de mi vida.

Realmente la opción de seguir hablándole era la más fiable, pero ¿qué tal que empeore mi estado mental? después de todo, lo que casi me mata sucedió ya que, de nuevo, no me decidía entre mantener una relación de amistad con él luego de terminar de exprimir todo su potencial en la escritura para apoyarme, o dejarlo olvidado siendo la peor persona del mundo. Aunque de las dos maneras sueno como una mala persona.

Es siempre el mismo tema de discusión entre mí misma. No me quería seguir sintiendo así, no quería sufrir, pero también sufriría si lo olvido, no podría cargar con la culpa luego de que este amable ser humano me hubiera salvado la vida.

Porque si hablamos de Edgar, es muy notable que está interesado en mí, no sé de qué forma, o quizás no quiera admitirlo, pero no se habría preocupado así por mí si no le importase en lo absoluto.

Tal vez no debía pensar demasiado en esto, digo, mi estado físico no era el mejor, mucho menos el mental, y claro que no quería atravesar otra situación parecida a la de la noche pasada.

Podía ser bueno tomarme un tiempo para mí, puede sonar arrogante, pero esa es mi actitud. Podía pensar mejor este tema estando relajada, quizás en un tipo de retiro.

Aún así, aunque tuviera planes para el futuro, todavía estaba en el hospital, y era seguro que Edgar llegaría en cualquier momento aunque no lo llamase, después de todo, se le podía notar algo preocupado.

¿Cómo debía tratarlo? La última vez fuí muy amable, la verdad intento devolverle el favor, aunque sea siendo buena con él por ahora en lo que pensaba qué hacer.

Bien, entonces ya tenía un medio plan. En resumen, huir del problema hasta estar en un mejor momento en mi vida y tratar bien a Edgar.

Eso me tranquilizaba un poco. Podía parecer muy objetiva, centrada y no desviada de mis metas, pero ya se habrá podido notar que también tenía sentimientos y esos problemas que todos los humanos llegan a experimentar.

Ojalá no tuviera que atravesar esto, sentirme inútil e inservible de verdad me rompía. Ahora no podía ni pensar en una solución para un problema que solo involucraba a una persona, debo ser una desgracia.

Este debía ser mi precio a pagar por ser tan mala con todos en todo el transcurso de mi vida. Siempre quise estar sola, aunque alguien me ofreciera su compañía, el único compañero que alguna vez existió era un perro llamado Hund.

Sí que estaba siendo castigada, castigada con el llanto, otra cosa que odiaba. No un castigo tan nuevo. Al igual que ahora, que empezaba a sentir las lágrimas recorrer más mejillas, había llorado ayer.

Llorar puede ser una manera para desahogarse para muchos, pero para mí, solo me hacía sentir más débil.

No sé que más humillación quiere Dios o el universo de mí. Estaba llorando desesperada, sintiéndome como una basura, con más ganas de dejar el planeta que nunca, ni siquiera sabía cómo me encontraba aún consciente.

Ya es suficiente castigo ¿no?

Seguramente Edgar no se imagina la manera en la que estoy. ¿Cómo podría imaginarlo? Para él es el mejor momento, para mí el peor. Él está feliz de convivir con alguien como yo, pero yo no soy más que un desastre mental gracias a él. Él quizás se siente en el cielo, y yo....

¡Oh por Dios, Edgar! ¡Me estas llevando al infierno!

Otro caso más en mi mente, gritos desesperados como de personas en un manicomio... Y también el sonido de la estúpida puerta abriéndose...¿Qué?

-¡Hola de nuevo ____! Sé que volví un algo luego, pero te traje unas flores y algo de comida para que te recuperes pronto- Alzó la mirada y se quedó unos segundos en silencio- ¿Por qué estas llorando?

Solo esto me faltaba.

Gedicht || Poe x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora