- Pinche gringo-

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No se cuanto tiempo había pasado desde que crucé ese portál misterioso, llegando aquí y empezando el merequetengue de emociones que no me dejaba en paz.

El tiempo aquí era...raro, y hasta ahora no había visto ningún reloj coordinado, todos tenían una hora distinta, era una locura entre universos que me tenía desubicada.

Ahora mismo seguía a Miguel, estando detrás de él, aún descalza y casi congelada por el pinche frío que hacía ahí dentro, ¿No se les había ocurrido meter calentadores o algo?

- A todo esto, ¿Donde dejaste mi traje? Y por favor dime que la morra fue la que me cambió.

El dio un giro de 180, mirándome con una ceja alzada, y supe que si, Jess me había vestido, gracias a dios.

- Bueno, bueno, dejo lo de la ropa, pero de verdad, ¿Donde está mi traje?

El acarició con su dedo índice y pulgar el puente de su nariz, suspirando antes de seguir caminando, ignorando totalmente mis preguntas, o incluso mi presencia misma, pero no me rendí, como siempre, y tan solo me abracé a mi misma, buscando calor y dando saltos cortos mientras caminaba para poder alcanzar a Miguel.

- Lyla, instala el sistema de diseño en su reloj.

Nuevamente iban a iniciar mis preguntas, pero una gran pantalla apareció frente a mi, impidiendome caminar. Esta vez, Layla estaba ahí, y yo veía esto como uno de esos juegos donde vistes a tus muñecas, solo que la muñeca era yo.

~ Tu traje está roto, así que Miguel decidió regalarte uno creado de manera digital, es muy compleja su composición, así que, puedes diseñarlo y discutir con el la creación más tarde.

Le sonreí, mirando en la pantalla holografica los colores, y diseños que podía agregarle a mi traje, incluso armas y disparadores de telaraña, aunque estos últimos no los necesitaba.

Miguel tomó mi mano, disparando una corriente eléctrica por todo mi cuerpo que me esforzabapor ignorar, y tiró de mi para seguir caminando, mientras mi niña interior daba saltitos de alegría, agregando y descartando accesorios para el diseño de mi nuevo traje.

Una hora después, estaba sentada en un sofá, con Jess ayudándome a complementar el diseño.

- Te digo que se va a mirar mejor con máscara solamente, quiero que mi cabello quede fuera.

Miguel por su parte, estaba recostado, comiendo una empanada, que aún no entendía de dónde la había sacado.

Jess me estaba ayudando a dibujar telarañas rojas a lo largo y ancho del traje negro, y cuando al fin lo di por terminado, guardé el diseño, y Lyla se posó en mi hombro, tomando una foto de ambas con su celular, yo en ella tenia un filtro de perrito, y salía frunciendo el ceño.

- Lyla, deja de jugar y activale el traje.

En un instante, desde mis pies, a mi cabeza, empezó subiendo cuadro por cuadro el traje nuevo, hasta tenerme en este, que se acoplaba perfectamente a mi cuerpo.

Estaba fascinada, podía mover e sin problema, sintiendo aquello como una segunda piel, tan cómoda y calentita...

Yo daba saltitos por el lugar, probando la elasticidad del traje, y arrastrando a Jess conmigo, encantada por la tecnología superdesarrollada que ellos poseían, y aunque en ese momento no lo notaba, Miguel me miraba, atento, siguiendo mis alegres movimientos, y sonriendo por debajo de su máscara.

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Un mes había pasado desde ese momento.

Justo ahora, estaba usando mis telarañas como columpio, hartando a Miguel como ya se me había hecho costumbre.

Desde hace días estábamos reclutando más spidermans de muchos universos, ya estaba harta de conocer tantos Peter Parker, aunque le daba el plus el no tener que aprender tantos nombres.

Miles Morales había causado un desastre universal que Miguel O'Hara trataba de arreglar.

- Necesito que vengas conmigo en esta.

Lo escuché decir, y me dejé caer hacia atrás, colgando boca abajo, frente a él.

En respuesta, me sonrió, y me ayudó a bajar.

- Hay un universo con una variante mía, que aún no es spiderman, hay que tantear terreno, pues se detectó una anomalía.

Yo sabía que Miguel no poseía sentido arácnido, pero el mío, en este momento, me gritaba que algo no estaba bien, que había algo en ese universo que marchaba mal.

Cruzamos juntos el portál, y aparecimos en un callejón, cercano a una calle principal.

Revisé mi reloj, la ubicación del sujeto era a sólo unos metros.

Yo escalé sin problema, mientras que Miguel se aferraba con las garras de sus dedos al cemento de la pared.

Sin embargo, el no iba solo.

De su brazo, luciendo radiante, iba una de mis variantes, con el cabello recogido en una coleta desordenada, y ambos con sudaderas deportivas a juego, ¿Caminar? ¿De verdad?

El trabajo sería fácil después de todo, pensé.

Primera regla del superheroe, nunca des nada por sentado.

Miguel y yo miramos horrorizados la escena que se ejerció en menos de 20 segundos frente a nosotros.

Un ladrón le quitó el bolso a una mujer anciana, el primero en correr tras del enmascarado fue el Miguel de ese universo, y la chica lo siguió detrás, gritando que se detuviera, que no fuera.

"Pinche gringo" Pensé, mirando al enmascarado correr desesperado por huir al callejón donde nosotros estábamos.

Mi sentido arácnido dolía de la fuerza con la que me avisaba, pero no pude moverme, fue tan rápido...

Nadie se esperaba el arma, y ninguno de los 4 se esperaba el disparo que me quitó la vida a ambos.

La bala atravesó el cuerpo de los dos amados, pues el hombre la había intentado proteger con su cuerpo, fracasando en el intento.

El ahora asesino, huyó, y aunque O'Hara intentó detenerme, bajé,  necesitaba saber si ambos estaban vivos, si podían salvarse...pero no, me esforcé en encontrar latidos, sin obtener ninguna respuesta, y eso dolió.

Bajé la cabeza, contra los cuerpos inertes de dos enamorados, que murieron en brazos del otro, con la esperanza de salvarse mutuamente.

En el proceso, la billetera de uno de los había caído fuera.

Miguel bajó conmigo, alzando esta, abriéndola para revisar.

- Vale...

Susurró, teniendo un gesto indescriptibke en su rostro, y cuando me acerqué, empeñada en averiguar que lo había afectado, ambos nos miramos, desconcertados.

Era una fotografía pequeña entre tarjetas de crédito y boletos para el cine, en ella resaltaban las dos personas que habían dejado este mundo hace unos minutos, pero en medio...yacía una pequeña niña, una copia idéntica de ambos, una combinación preciosa que sonreía a la cámara con sus dientitos chimuelos, y un helado en la mano.

Saqué la foto, y detrás, había una inscripción en letra cursiva.

"Cumpleaños 7 de Gabriella"

Miguel me tomó del brazo, como si quisiera decir un "No" pero sin detenerme cuando me safé de su agarre, agachandome para empezar a quitarle la chaqueta a la mujer, al contrario, el me siguió, agachandose a mi lado, para desvestir al hombre, ambos compartiendo miradas, y pensando en una sola cosa....

Gabriella.

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Lamento que sea tan corto, y el haber tardado tanto, estuve enferma un buen rato, recuerden votar por la historia, y comentar que les gustaría ver el el siguiente cap.

Los amo, raza, pásenla chido 🇲🇽

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