蓮の花 - .19

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Después de unos largos minutos de espera mientras platicaban, la cena finalmente había llegado, la mesa llena de platillos de todo tamaño, color y sabor.

Douma había logrado relajarse mucho más, después de todo, Azumi estaba ahí y era su canalizador, le calmaba y él estaba agradecido con ella.

¡Gracias por la comida! – La cumpleañera agradeció muy contenta y se llevó el primer bocado de comida a la boca.

¡Mmm, delicioso! – Dijo con las mejillas llenas, sintiéndose gustosa y feliz por la comida y por supuesto de la compañía que tenía en ese momento. Después de todo, eran las personas más importantes para ella.

Todos en la mesa rieron al verla de tal manera y pronto entre todos a excepción de Douma, que ya anteriormente había cenado, habían devorado por completo todos los platillos, ni dejaron rastro de la comida que alguna vez hubo.

¡Ah! Qué maravilla, esto estuvo delicioso – Azumi frotó su mano sobre su barriga, indicando lo llena que estaba.

¡Muchísimas gracias a todos! – Hizo una pequeña reverencia en su lugar hacia cada uno de los acompañantes.

Al haber terminado todos de cenar, tal y como tenían planeado habían decidido dar un paseo por el distrito, disfrutando de todo lo que había. Puestos callejeros vendiendo dulces, juguetes para los niños, ropa de temporada, entre muchas otras cosas más y por todas las calles, montón de gente iba de un lado a otro, cargando con bolsas y las manos llenas de golosinas.

La noche para toda la gente era linda, pacífica, encantadora pues se venía una de las épocas más lindas, fría pero linda.

Hay quienes incluso habían salido a las calles a demostrar sus talentos musicales, haciendo del ambiente algo más pacífico y agradable.

Montones de luces decoraban las calles, realmente todo era muy lindo.

Entre todos habían decidido comprarse unas máscaras de ciertos animales que durante el invierno hibernaban, osos, zorros y ciervos, cada uno llevaba una diferente.

Azumi había elegido para Douma la máscara de un zorro pues según ella, combinaba con el color de sus ojos y cabello, además, Douma era tan protector, encantador y gracioso como uno.

Para ella habían elegido la máscara de un finche pues esta tenía las mejillas sonrojadas y decían que era idéntica a ella, además de que Azumi era valiente y libre como uno.

Poco a poco fueron recorriendo todo el distrito y la noche avanzaba, las estrellas y la luna le entregaban luz a todo el distrito desde el cielo.

Habían caminado tanto que lograron llegar a un mirador en lo alto de un pequeño cerro, de ahí se observaba el distrito entero. Estuvieron ahí un rato, disfrutando de la vista, disfrutando de la noche y de ver la nieve caer e ir cubriendo todo de blanco una vez más.

¡Miren allá! – En el cielo, de manera vistosa y encantadora las luces de fuegos artificiales comenzaron a teñir la noche, montón de fuegos artificiales iban de un lado a otro, estallando y brillando mucho más que el anterior, de todas formas y tamaños.

Los chicos miraban con alegría y emoción, Douma quien tenía en sus brazos a Azumi miraba a todos con una pequeña sonrisa, sin que estos se diesen cuenta.

Muchas gracias, chicos – Susurró para sí mismo pues gracias a todos ellos había logrado encontrar su humanidad de vuelta, gracias a ellos podía disfrutar de estos pequeños placeres, gracias a ellos podía sentir felicidad de vuelta.

Al terminar los fuegos artificiales la emoción aún era palpitante en sus risas, realmente era una noche encantadora y mágica, inolvidable. Todos deseaban poder congelar ese momento para siempre.

En silencio y a total velocidad, del otro lado del distrito, a las afueras comenzaba el desastre, se desataba el terror, los llantos y los gritos. Gente corría de un lado a otro para salvarse de la tragedia que apenas comenzaba.

Entrando al distrito y de manera sigilosa, pero con una gran furia y hambre se dirigían las demás lunas crecientes, cada una de ellas listas para darse un festín esa noche, que mejor que un lugar donde hubiese demasiada gente vulnerable y lista para ellos.

Todos seguían el paso de Kibutsuji Muzan quien tan solo tenía un objetivo en mente y no pararía hasta obtenerlo.

Daki, Gyutaro, Gyokko, Hantengu, Akaza y Kokushibo devoraban alma tras alma, cada uno teniendo sus peculiares gustos. Llantos de personas decoraban la noche al ver como sus seres queridos eran devorados cruelmente entre las garras de los demonios.

Ellos realmente disfrutaban pues cada persona que comían, más fortaleza obtenían, complaciendo así a su señor Muzan.

Gyokko, Hantengu, diríjanse al este del distrito. Daki, Gyutaro vayan juntos al oeste. Creciente número uno me acompañaras esta noche. Akaza, el centro del distrito es para ti, sabes lo que tienes que hacer – Cada una de las lunas escuchó atentamente a sus órdenes, en especial Akaza pues entendía que su papel era muy importante.

Pronto los cuatro primeramente mencionados se habían marchado a sus lugares indicados, emocionados por toda la cena que tendrían esa noche.

Akaza se arrodilló frente a Muzan, temeroso y sin decir ninguna palabra finalmente partió en busca de cierta chica.

Aún en el mirador, los gritos de la gente comenzaron a llegar a los oídos de los chicos quienes se miraron inmediatamente entre todos, preguntándose a sí mismos lo que sucedía en el distrito.

Douma tenía un mal presentimiento, se sentía demasiado intranquilo. Podía sentir cerca de él a las demás lunas y el olor intenso a sangre cubrir cada lugar del distrito. 

Un vacío creció en su corazón y sintió como si la tierra se abriese bajo él, cayendo en una gran obscuridad, finalmente el momento que tanto temía se mostraba frente a él. Se le heló por completo la sangre y asustado gritó a los chicos. Temor creció en su corazón, temor por quienes le acompañaban esa noche, debía de protegerlos.

¡Corran, corran! ¡Rápido, váyanse lejos de aquí! ¡Vayan a casa ahora! – Todos le miraron asustados, preguntándose qué es lo que sucedía y porque gritaba tan asustado.

¡Váyanse, tienen que protegerse, corran al bosque! ¡Ya! – Les gritó fuertemente. Al ver su reacción los hermanos no tardaron en correr, llevándose consigo a Harumi, obedeciendo así a Douma.

Azumi le miró asustada y confundida, su cuerpo temblaba, ¿acaso eso era lo que le había mencionado ya tiempo antes? ¿Muzan estaba ahí?

Están aquí, todas las lunas, Muzan también – Le comunicó el demonio, confirmando sus sospechas.

Maldita sea – Dijo desesperado. Sabía por lo que venían, sabía lo que buscaban, sabía el motivo de la presencia de Muzan ahí y tenía en claro que este no se marcharía hasta conseguir lo que quería.

"蓮の花 | Douma - Kimetsu No Yaiba  / Demon Slayer"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora