蓮の花 - .14

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Mucho tiempo después, Douma se había encargado de entrenar a Azumi y a sus hermanos, a petición de ella para ser sinceros. Él se negó en un inicio, no muy en acuerdo con la idea. Ella no necesitaría saber pelear si él estaba ahí para ella. Después cambió de opinión, tal vez no sería mal entrenarla un poco, así ella podría defenderse de cualquier peligro y además, seguro que tendrían unos buenos momentos de diversión.

Douma les enseñó a los tres de sus técnicas, posturas para pelear frente a frente con un enemigo y otras técnicas más. Les había enseñado cómo reaccionar ante las situaciones de peligro, les había enseñado a concentrarse, a ser fuertes.

Fue un poco duro con ellos en un inicio, normal, tenía que sacarlos de su límite, tenían que aprender y generar una correcta disciplina para ser capaces de defenderse.

Los hermanos habían estado adoloridos por un tiempo, sus cuerpos se estaban acostumbrando a fin de cuentas, pero todo esfuerzo traía sus recompensas pues realmente habían mejorado muchísimo.

Hace tan solo un par de noches anteriores, Douma había hecho una prueba final con los dos chicos. Peleó con cada uno, saliendo victorioso al pelear contra Aiko y quedó muy sorprendido cuando Asahi le había logrado dar un buen golpe en el abdomen, dejándolo adolorido y en el suelo, sus pulmones luchando por tomar un poco de aire.

Asahi reía orgulloso y cansado, feliz de haber sido capaz de tirar a Douma en un combate. Después de mucho tiempo finalmente fue capaz de hacerlo. Había crecido mucho y gracias a él era mucho más fuerte. Incluso admiraba su nuevo cuerpo pues ahora sus músculos se marcaban bastante.

Miró a Douma en el suelo, viendo como este recuperaba aire. Le extendió la mano y este la rechazo, levantándose por su propia cuenta, sacudiendo sus prendas que estaba llenas de tierra.

Buen trabajo Asahi, lo hiciste realmente bien – Con sus manos limpió la sangre que salía de sus labios, sin quitar la vista del chico.

Gracias Douma – El menor se inclinó en una respetuosa reverencia. De verdad le agradecía muchísimo, aunque debía de admitir que se apenaba por el dolor que seguramente le había causado su golpe.

Traeré un poco de agua – El menor entonces pasó a retirarse, dejando que el contrario recuperara la compostura.

Azumi observaba desde lejos, también igual de sorprendida al ver como su hermano había sido capaz de tirar al rubio.

Camino hacia donde el chico y miró con atención la herida en sus labios, no era tan grave pero sin dudarlo necesitaba atención y limpieza.

- Veo que logró derribarte

Bueno... eso es lo que se esperaba después de todo, Asahi ha crecido mucho – El mayor finalmente había recuperado aire y parecía encontrarse en mejor estado.

Lo hiciste bien Douma, gracias – La chica se levantó levemente en puntillas para acercarse al rostro del mayor y dejo un suave beso sobre sus mejillas.

Él la miró a los ojos y le dio una gran sonrisa, con sorprendente rapidez la rodeo con sus brazos y la levanto, colocándola sobre sus hombros como si fuese una pequeña y delicada hoja. Su fuerza y resistencia eran increíbles.

¡Hey! Que la pelea ya ha acabado – La muchacha rio pues no se esperó ese gesto de parte suya.

¡Mañana es tu turno! No te sientas tan tranquila que no seré gentil contigo – Con una traviesa sonrisa en su rostro, Douma le dio una fuerte nalgada a la muchacha, asegurándose de que la marca de su mano quedara en su cuerpo por un buen rato, sintiéndose orgulloso.

Ella soltó un pequeño grito y después soltó la risa al igual que el chico, caminando con ella sobre sus hombros de regreso a casa.

Ya verás cómo te dejaré lamiendo el suelo – Dijo la chica con confianza y altanería.

¿Oh? Pienso que sería mucho más gratificante si yo te dejo a mis pies, pidiendo por compasión y pidiéndome que pare porque ya no puedes más, sería exquisito ver eso – Relamió sus labios ante la imagen de la chica en ese estado. Con su respiración agitada, sus mejillas rojas, su cabello despeinado, su pecho subiendo y bajando por falta de aire y esa expresión de dolor en su rostro. Realmente le gustaba imaginársela de esa manera.

Vaya que si se divertiría mucho la noche siguiente, esperaba con muchas ansias porque ya llegase. 

La muchacha le dejó un suave golpe en el hombro, un tanto sonrojada porque sabía de qué hablaba Douma, sabía que era de esos momentos en que sus palabras tenían otro significado.

Pronto los dos se dirigieron a casa a tomar un descanso, claro que él no lo necesitaba, después de todo humano no era.

 En la noche siguiente, estaban los cuatro en su zona de entrenamiento, la cual habían acondicionado un poco con artefactos necesarios para sus combates.

Asahi y Aiko permanecían fuera del área, mirando con atención a su hermana. Aiko admitía que se sentía un poco nerviosa por ella, temía que Douma fuese un tanto duro y por el contrario, Asahi confiaba en ella, sabía lo fuerte y determinada que podía ser, estaba seguro de que no se lo dejaría tan fácil a Douma.

¡Bien bien! ¿Estás lista mi pequeña flor? – Movió sus manos emocionado, caminando alrededor de la chica, mirándola con una divertida sonrisa. Se encontraba extasiado, emocionado de esa pelea que tendría con ella. Quería ver que tanto había aprendido, quería que realmente se esforzara, quería ver la bestia que había creado en ella.

La chica le miró y sonrió con seguridad. No le daría una pelea fácil al chico.

Ven por mi Douma, no tengas debilidad – Azumi ya se encontraba lista para atacarlo, calculando en silencio cuales serían sus primeros movimientos.

¿Están listos? – Asahi alzaba un pañuelo, al momento en que lo dejara caer, el combate comenzaría.

¡Estamos listos! – Respondió la muchacha sin quitar su vista de Douma.

¡Ahora! – Asahi dejó caer el pañuelo, dando inicio a la pelea.

Sin esperar más, Azumi comenzó a atacarlo, avanzando hacia él con agilidad y destreza.

El combate era físico, los dos estarían cerca el uno del otro constantemente por lo cual tenían que pensar y actuar de manera rápida.

¡Venpor mi pequeña flor! – Grito el rubio emocionado. 


"蓮の花 | Douma - Kimetsu No Yaiba  / Demon Slayer"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora