蓮の花 - .04

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¡Oye muchacha! – La voz de un hombre desconocido hizo que me detuviera y girara sobre mis pies para verle.

Un hombre de edad bastante avanzada, un tanto alto, prendas sucias y desaliñadas se acercaba a mí, pude ver detrás de él que venían otros tres señores más, más o menos igual que él en todos los aspectos.

El olor a suciedad y alcohol invadió inmediatamente mi nariz. Mis manos empezaron a temblar un poco. Había visto antes con mis propios ojos lo peligroso que podía ser la mezcla de alcohol en grandes cantidades y un hombre.

Oh, ¿llevas ahí comida jovencita? ¿No querrás darnos un poco de esa carne? – Dijeron esas y unas cuantas otras cosas más mientras se acercaban cada vez más a mí.

¿No querrás cenar con nosotros? Es peligroso que una chica tan linda como tú este sola a estas horas – Uno de ellos se acercó bastante a mí al grado de comenzar a tocar mi espalda y mis piernas. De mis manos cayó la bolsa de la comida. Mis piernas temblaban y por más que trataba de correr no me respondían, no podía moverme.

P-Por favor... suélteme, n-no me toque – Hable con temor, pero mi voz apenas y salió de mi boca.

Pronto tenía a los cuatro hombres encima de mí, cada uno tocándome por todas partes. Olían terrible, me estaba comenzando a marear y mi estómago dolía. Por favor, solo quería llegar a casa.

Oh si, esta noche cenaremos bastante carne – Seguían y seguían diciendo cosas obscenas para sí mismos.

Que deliciosa cena... tan jugosa – Habló otro de los hombres mientras comenzaba a tocar mis piernas y subía cada vez más sus manos mientras que otro de ellos comenzó a bajarme mis prendas en el hombro.

¡Suéltenme por favor! – Mi voz finalmente salió mucho más fuerte y lo único que recibí fue una gran y fuerte cachetada.

Mis piernas flaquearon y no alcancé a poner mis manos, caí directo en la tierra fría. Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos y empecé a forcejear, tratando de salirme de su agarre.

P-Por favor... ayuda, ¡ayuda! – Sentí un gran jalón en mis piernas, me habían quitado toda mi ropa inferior. El frío abrazo mi cuerpo instantáneamente y yo lloraba, presa del miedo.

Un golpe más en mi mejilla, esta vez mi vista se tornó borrosa inmediatamente, sentí como si la cabeza me diera vueltas, solo podía ver el camino a casa y deseé con todas mis fuerzas estar caminando por ahí en paz.

Vaya vaya caballeros, pero que desastre tenemos hoy, ¿no es un poco descortés de su parte tratar de esta manera a una señorita tan bella? – La voz de un chico nuevo esta vez se sumó a la escena, alguien totalmente nuevo y desconocido. Mi corazón se preguntó si debía alegrarse, no sabía si finalmente alguien había venido a ayudarme o si simplemente era alguien más de ellos.

Desde el suelo y con la vista borrosa, vi frente a mí la silueta de una persona acercándose a paso lento. Lo poco que alcanzaba a ver de su pantalón es que era bastante acampanado, de líneas blancas y negras que iban hacia abajo, cada paso que daba sonaba fuerte en el suelo.

¡Vete de aquí demonio! ¡Esta chica es nuestra! – Las manos de aquellos hombres aún se paseaban por mi cuerpo, me sentía tan sucia, tan desesperada, tan aturdida.

¿Oh? Esta señorita no es de nadie... solo mía – Un golpe más en mi cabeza y todo se tornó negro, perdí la conciencia. Me desconecté del momento y del lugar.

Hilos de sangre volaron y volaron por el lugar, tiñendo todo de rojo. Órganos también iban de un lado a otro, gritos de dolor y terror, cuerpo tras cuerpo caía en la fría tierra, cuerpos sin vida de aquellos cuatro hombres.

El chico rubio veía la escena con sus fríos ojos coloridos, veía el cochinero causado, observaba la sangre escapar de esos sucios cuerpos y regarse por todo el suelo. De sus manos goteaba sangre, la sangre de aquellos cuatro miserables hombres.

Los humanos... tan frágiles y patéticos - Susurró para sí mismo.

Giró su vista esta vez hacia la chica quien yacía inconsciente aún en la tierra. Podía escuchar el latido de su corazón latir débilmente, era lento, débil pero lo importante es que aún estaba ahí.

Se acercó a ella y se agachó, con una de sus manos tomo sus prendas ensangrentadas y las colocó sobre su cuerpo, tapándola un poco. Él sabía lo fría y desolada que podría llegar a ser la noche y por alguna razón no quería que la muchacha se congelara.

Acarició su cabello, tomó un mechón entre sus dedos, era suave... demasiado suave, también observó su mallugado rostro lentamente. Aún llena de tierra y moretones podía ver la belleza de esa chica, había visto muchas otras mujeres antes y sin embargo nunca ninguna antes le había causado todas estas sensaciones nuevas.

Su lengua luchaba por hablar pero él se detenía. Se sentía demasiado inquieto. No le gustaba esa sensación, ¿por qué se estaba preocupando por esa chica? ¿Por qué tenía esa sensación de dolor en su corazón? ¿Por qué su corazón estaba diciéndole que deseaba tanto ponerla a salvo?

Enojado y confundido consigo mismo se separó de la chica, le dio un último vistazo y comenzó a caminar lejos, huyendo lejos de ahí con bastantes sentimientos cruzando su cabeza y por primera vez en mucho tiempo, temía que también en su corazón.

Podía sentir como si una pequeña llama que llevaba años apagada lentamente comenzaba a nacer, esa pequeña llama comenzaba a brillar de vuelta en lo más profundo de su corazón. 

Mucho tiempo más pasó después de ese peculiar y único encuentro.

Azumi volvió a su vida normal, intentando dejar aquella noche en el pasado y olvidada. Siguió cuidando de sus hermanos y de su madre por unos cuantos años más.

La salud de su madre había empezado a decaer rápidamente. Su delgadez era tanta que sus huesos se asomaban por todas partes. Era tan frágil, no quedaba rastro de la linda y fuerte mujer que alguna vez.

Muchas gracias doctor... estaremos al pendiente de ella – El señor se despedía de la familia con su maletín en manos. Se emprendió en su camino, dejando atrás a la familia desolada.

Azumi miró a su mamá recostada en la cama, su aspecto era terrible y a pesar de los tratamientos dados, no había ninguna mejora y parecía que simplemente hacían todo lo posible por evitar lo imposible.

Salió de la habitación sin decir nada, ni tan siquiera mirarla una vez más, ¿para qué? Estaba segura que si intentaba decirle algo a su mamá, está la regañaría y la sacaría de la habitación. 

"蓮の花 | Douma - Kimetsu No Yaiba  / Demon Slayer"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora