La madera de los techos albergaba la humedad de las goteras, bajo las alfombras la olvidada pena de los escombros y, con el trémulo hundir de las veladoras, el coraje se asomaba a través de los rasguños y las cicatrices que invadían la piel de Niall. Pues ahí, con la quietud de la tarde, yacía el rubio sentado sobre la cama de Louis con un dolor de cabeza bañado de frenesí. Como si la composición rogara atraer la atención al herido, Harry y Liam estaban cada uno a un lado de la cama, haciendo guardia, enmarcándolo en su delirio. Siendo absorbidos por el duelo. Y como si la pérdida no hubiese sido suficiente, ahora cargaban con el adolorido cuerpo de Niall invadido a golpes como suplicio. Como muestra de odio, de batalla, de guerra.
De la fisura más allá del dolor físico. Del adiós mediante una sombría aurora.
Del zorro ya habían visto su piel ser presumida como premio en la biblioteca, de Abeja no obtenían nada, y si Huxley había dicho la verdad, la gata ya debía estar bajo el césped con su pelaje siendo empolvado por la tierra y el olvido. Afuera en el frío otoño.
Mientras, Niall durmiendo con magulladuras en su rostro, sin paz en su semblante. Harry y Liam mirándose tristes, conscientes de todo, atestados de palabras que no podían liberar porque no querían intervenir en el sueño de su amigo. Guardando silencio, guardando pena.
Harry piensa en todas las ocasiones en las que solía discutir con la peluda gatita, recordando su espinoso y grave maullido al renegar. Pensando en sus verdosos ojitos que perseguían curiosos al zorro, a Albert, como Niall lo había nomrado. Siendo casi palpable el recuerdo de sus patas iluminadas con un negro azabache y sus garras, con las que en miles de momentos llegó a arañarle. Acarcia con sus dedos las marcas que un día fueron heridas y ahora se transformaban en recuerdos. Bajo su piel una tinta roja se esparce siendo fiel muestra del llanto contenido. ¡Pero vaya que Louis lo había cambiado, ahí estaba llorando por un gato!
Louis, oh, Louis.
Porque cuando él nunca buscó un significado había encontrado un motivo. Necio se forzaba a no llorar, a no querer acabar con Huxley, a no perderse. Bajo la luz que las velas hacían, su atención es llamada cuando Liam levanta el brazo y le hace una señal de invitación, de escapatoria. Harry se devora su tortura y sin más, le sigue. Ambos deteniéndose al llegar a la puerta, donde la oscuridad los consumía mejor y donde Liam se sentó en el suelo a suspirar, a quebrarse.
Harry replicó esa acción.
—Debemos decirle a Louis. —La voz de Liam acaparan pena y algo más que eso. Ese hombre viéndose tan frágil sobre el suelo.
Harry niega.
—No estamos seguros, aún no. —Responde.
—Harry. —Liam le intenta hacer razonar, pero hace mucho Harry había dejado de saber cómo hacerlo.
—Aún no. —Un rotundo y concluyente límite es puesto por Harry. —Lou está en medio del escándalo, si le vamos a hacer sufrir lo haremos cuando estemos seguros.
Liam baja la mirada.
—No voy a confiar en la pobre palabra de Matt Huxley.
Aquella imperturbable imposición de parte del rizado era de más llamativa, como si su deber fuera la lealtad y protección de Louis. Además de ese apodo que tanto usaba, un afán tenía con la familiaridad que un día aborreció. Liam le mira impaciente, como si quisiera saber más.
—Huxley odia a Louis por mera envidia. Louis odiará a Huxley por puro coraje. —Declaró Liam.
—No me sorprende. Yo mismo envidio a Louis por ser como es y odio a Huxley por ser tan patético. —confiesa. En sus ojos un brillo melancólico.
![](https://img.wattpad.com/cover/317120868-288-k414757.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El retrato del joven Ormrod || Larry Stylinson
Romance1911, la familia Ormrod envía al menor de sus hijos, Harry, al internado para varnones Chaltam. Por otra parte el hijo mayor de la familia Pussett, Louis, quien ya estudiaba ahí desde años atrás, se ve en la situación de compartir habitación con el...