Un invaluable borrador

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Digan todos una plegaria para aquella bandera que descendía y se escondía en una sombra. Digan todos un adiós y den un paso atrás, puede que caigan también y se quiebren al hacerlo. Pero no lloren por la tragedia ni la celebren, olvídense de ellos y guarden el mantel aunque siga manchado de problemas y amor. Dense un festín con las cortinas que cubren el duelo, sean indiferentes al vuelo de esos amantes. Duerman con fervor.

Pasaban semanas en Chaltam, al menos dos desde que Harry había tomado aceptación de su atracción. Le gustaba creer que, con el tiempo, le sería más fácil entenderse. Entender qué hacer y qué no hacer. Pero lo odiaba, por supuesto que Harry odiaba la indescriptible indecisión y la cruel devastación que le traía el nerviosismo que sentía al estar a su alrededor. Al tener que dormir junto a Louis sin poder aborrecer su rutina matutina de los fines de semana, donde se despertaba igual de temprano que siempre. ¿Era usual que no se nublara al oírle despertar?

Y sí, ya sabía que estaba presenciando su propia ruptura de cordura. ¿Cómo podía sonreír de las torpes bromas de un pintor? ¿Y qué perspectiva tan... formativa podía visualizar de sí mismo?Tal vez no le era llamativo ya, no cada noche, no cada vergüenza, no cada brisa de sonrisas que no se sabía explicar. Porque si algo mantendría a Harry atado a una mueca era saber que un día, tomando una ducha, contó sus propios lunares como Louis le había dicho que hacía. En su caso eran 16 islas por todo su cuerpo.

Era un combate que no le desearía a nadie.

¿Además por qué Abeja lo seguía viendo con tan poca devoción? ¿Qué se podría creer esa gata corriente? ¿Y por qué parecía llevarse tan bien con Niall? Maldito dúo insoportable formaban. Pero no diría nada porque a Louis parecían caerle bien y él era demasiado amable como para rebajarse a sus niveles. Y, de forma que no entendió, poco a poco cayó en tener que convivir más con ambos.

—¿Jarrón qué es lo que más odias de tener que llamarte "Ormrod"? —Niall tenía un afán en dejar clara su opinión, pensaba que ese apellido sonaba, en las propias palabras del rubio "como un estornudo".

Usualmente Harry lo veía con la cara menos amigable que su cuerpo, y nombre, ultrajados le permitía dar.
Pero no había mucho que hacer, Louis le estaba "enseñando" al rubio a usar acuarelas, por lo que Niall acudía mucho a su habitación, en consecuencia pasaban tiempo juntos sí o sí.

—¿Cómo me quedó? —Preguntó Niall alzando su autorretrato, uno que parecía haber sido creado bajo otras enseñanzas de anatomía. Unas muy distintas a las que Louis dio.

—Está feito. —Responde Harry antes que Louis pueda siquiera articular una reacción.

Niall frunce las cejas y entreabre la boca. Después habla. —Como tu nombre.

Y bueno, Harry empezaba a acostumbrarse a que Abeja corriera sobre el en las noches cuando ya estaba dormido. Lo odiaba, pero lo comenzaba a aceptar.

Aunque sin duda alguna algo que también ganaba su atención era el haber notado que Louis era alguien que todos parecían apreciar en cierto nivel, eran contados los que no tenían simpatía por el castaño. Tal vez se debía a la sencillez que los modales de Louis tenían para llamar la atención de los demás. Pues esos ojos azules sabían mirar con inteligencia y eso era digno de deferencia. Pero si algo era verdad, era que Louis era demasiado selectivo, Harry lo había notado. Con todos era cortés, no había a quién no conociera y saludara, sin embargo, pocos parecían saber sobre él a profundidad.

Harry era consciente de eso y su orgullo no permitía admitir que temía ser de la primera fila.

Porque Louis era él, y el solo ser dueño de un espíritu tan propio ya llamaba la atención por sí solo. Y porque Harry era tan distinto a Louis que cada parte de ambos debía haber sido creada en un mundo de distancia.

El retrato del joven Ormrod || Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora