¿Cuánto tiempo es para siempre?

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Tal vez la respuesta que ni él ni mismo conocían era que el engañarse a uno mismo usualmente es el comienzo de los más trágicos amores. Del más largo idilio.

Cruza los dedos porque no lo sigas haciendo así. Cúbrete la cara con un inmenso abanico y baja la mirada mientras todos sonríen y mandan sus bendiciones.

Qué pena que así tenga que ser, porque no sabemos la respuesta o dime tú, ¿cuánto tiempo es para siempre?

...

Brighton. Principios de Septiembre de 1911.

Tal como se predijo la familia Ormrod fue invitada a la boda de Victoria Pussett y Lewis Windermere. La fiesta del año, la caja de chismes de algunos, el ansío de los padres y la muerte de los hijos. Había fascinante interés de parte de todos alrededor de ese matrimonio, por primera vez uno de los herederos de los Pussett parecía ponerle riendas a su vida. Era obvio que aquello tenía que ser visto para ser creído.

Para Harry era lo mismo que había sido desde que vio a Louis dejar a su padre atrás, desde que vio a George Pussett seguir su paso sin mirar a quien le dejó. Una mentira, quizá una de las más descaradas que había visto, pues la comprendía y la sentía en su vida como el más reciente miedo. Además, miraba a Louis, a ese hombre que siempre tenía una respuesta a todo y una peculiar manera de entender hasta las más insólitas verdades y las más ruines nimiedades. Ese hombre no expresaba mayor alegría por la boda, incluso era rara la ocasión en la que lo mencionaba, pues era más común que alguien le preguntase o le felicitara y ahí, ahí se viera forzado a hablar de aquello.

Liam y Niall parecían estar más acostumbrados a esa indiferencia de Louis hacia un tema que Harry, y no lo veamos mal, Louis no era grosero o distante con quienes amaba, si no que era extraño verle tan seco al hablar de algo. Pudiera existir el caso en que algún suceso no le afectara en lo más mínimo y por tanto fuera algo nimio e irrelevante. Sin embargo, ni en el tema más aburrido Louis se veía tan ajeno, mostrando tal rechazo que de solo pensar en ser el motivo de esa reacción dolía.

Pero Harry seguía fascinado con Louis, quien era tan él, tan libre y tan único que absorbía las mayores atenciones. Fueron quizás los últimos días antes de abandonar Chaltam -para ir a Brighton- que Harry ayudó a Louis a pintar un cuadro. Un retrato de Abeja. Y sí, confirmó su enorme odio por la pintura, aborrecía lo fácil que era mancharse y lo complicado que resultaba captar gestos y esencias ajenas. Definitivamente no sería su habilidad, pero fue una obra en conjunto. Era una obra que tenía pinceladas llenas precisión y, por otro lado, estaban las de Harry.

Y, hablando de la gata corriente, corrupta, arrogante, odiosa, malnacida y aburrida (en palabras de Harry) ella se la pasaba afuera corriendo detrás de su amigo zorro. La pequeña bestia peluda ya había crecido un poco y para desgracia de Abeja parecía ser más veloz también. Niall le había apodado Arnold, sin embargo Liam peleaba que ese nombre se le había ocurrido primero a él.

Pero, volviendo al tema que todos tenían en sus lenguas, fue el ocho de Septiembre de 1911 el día en que Harry visitó la mansión Pussett en Brighton por primera vez. Una residencia construida en la cumbre de la belleza y la elegancia de indefinida conclusión, pues constantemente se le veía ser remodelada. Poseía un hermoso jardín lleno de arbustos y flores, Harry supone que es ahí donde Louis y Eva, su abuela, salían a pintar en la infancia del castaño.

Y es que Harry, Louis, Liam y Niall viajan juntos a Brighton. Los nervios son el verdadero acompañante de Harry. En el tren él se sentó junto a la ventana, quizá porque, incluso si hace años no había siquiera pisado Brighton, quería dimensionar qué tanto tiempo faltaría para llegar. Louis se sentó frente a él, Niall a un lado del castaño y Liam junto al rizado. Harry y Louis lo habían hablado, habían pensado en qué contarían sobre su amistad. Harry no puede evitar ver la apagada sonrisa que Louis le fingió al llevar a cabo esa conversación.

El retrato del joven Ormrod || Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora