TIEMPO DE VERDADES

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Noemí apuntaba a ambas hermanas con su arma, Alba seguía sin podérselo creer, ella su mentora, la persona que tanto había hecho para ayudarla ahora traicionando al Ministerio. Alba suspiró y miró a su hermana mientras bajaba el arma, Marina hizo lo mismo pero sin perder de vista a Noemí que las seguía apuntando a ambas.

—Confiaba en ti. —dijo Alba sin mirarla.

—No tuve más remedio que...

—Traicionarnos. —Contestó Marina visiblemente enfadada.

—Es mucho más complicado de lo que pensáis. Adriá y lo otros son... —Noemí bajó el arma y dio un largo suspiro— Se han vuelto unos fanáticos, viven por y para su líder, es él quien da las órdenes y el verdadero enemigo.

—¿Líder? —Preguntó Alba y Noemí asintió.

—¿Y sabes quién es?

—Estoy muy cerca de encontrarlo pero debéis dejar que me lleve al pequeño.

—Sabes que eso no va a pasar, Noe podemos ayudarte.

Noemí iba a decir algo cuando la puerta se abrió de golpe sorprendiendo a todas, apenas hubo tiempo a reaccionar, la figura misteriosa protegida con una máscara levantó su arma y disparo dos veces hacía el cuerpo de Noemí que cayó fulminada al suelo, iba a hacer lo mismo con ellas dos, pero Marina comenzó a disparar obligando al hombre a marcharse corriendo. Intentó seguirle por el pasillo, pero fue inútil.

—Lo he perdido. —dijo regresando a la habitación— ¿Alba?

Su hermana estaba encima del cuerpo de Noemí que yacía encima de un enorme charco de sangre, en su pecho dos heridas y sus ojos fijos y vidriosos. Marina se arrodilló al lado de su hermana y la tomó de las manos.

—Se ha ido Alba.

—Marina...

Se abrazaron llorando a la que fue y siempre sería su pilar, la mentora que había hecho de ellas las agentes que eran, una mujer con agallas, fiereza y ternura en partes iguales. La que gritaba aquel desgraciadas, cuando le cambiaban el azúcar por la sal los días en que buscaban sacarla de sus casillas y que siempre estaba para recibirlas después de las misiones más duras. Ahora aquella mujer enorme y fundamental en sus vidas se reducía a un cuerpo y dolía más que cualquier disparo o herida que hubieran sentido. Alba se separó un poco de su hermana, aun con el rostro empapado de lágrimas y comenzó a rebuscar en los bolsillos de Noemí, conociéndola habría previsto aquel escenario y llevaría algo encima que les sirviera de pista.

—¿Hay algo? —Preguntó Marina.

—Sí, esto. —Y le mostró una pequeña hoja de papel con unos símbolos que no reconoció, aunque su hermana sí.

—No puede ser...

Justo entonces Capde con otros hombres entraron en la habitación y todo se convirtió en un pequeño gran caos de gente, preguntas y miradas suspicaces, muchos lo pensaban nadie lo decía, Noemí la traidora, la que ahora era enemigo del Ministerio. Marina guardó el papel en el bolsillo.

—Alba, Marina necesito saber qué ha pasado. —dijo Capde y ellas asintieron.

—Deja que nos lavemos primero, por favor. —Joan se fijó en sus manos y ropas manchadas de sangre y asintió.

Las hermanas salieron de la habitación vigilando que nadie las siguiera y en cuanto pudieron se escabulleron hacía el pasillo de las puertas, Marina iba delante con paso decidido y Alba la seguía sin saber muy bien donde iba, al menos hasta que la menor se detuvo frente a una de las puertas, la que llevaba de nuevo a 1873.

EL MINISTERIO DEL TIEMPO (ALBAYA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora