Pequeñas ciudades de metal se extendían en la dura tierra del planeta virgen plantadas como lanzas por la caída desde los cielos dejando enormes craterés entre ellas. Las antiguas naves de mudanza ahora erán la esperanza de los que traerían la esperanza a su hogar. Dentro de ellas ya casi sin funcionamiento formaban parte de los supervivientes, sus fortalezas. Fuera de ellas solo aguardaban peligros aún todabia sin descubrir, peligros que nadie jamas volvía para contarlos. Un mundo totalmente oculto, del que la mayoría de las personas se escondían de él sabiendo que ahora erán parte de él. Solo unos pocos lograbán cruzar las puertas hacía el exterior y otros todabia muy pocos erán los que volvían. Estos valientes erán los Exploradores. Entre ellos están la anterior seguridad de las naves y valientes voluntarios de que se tuvierón que hacer cargo de las ciudades que antes erán Las Arcas para proteger todo lo que hubiera dentro de ellas anteponiendo su vida incluso.Estos erán lo que separaba la anarquia de la justicia ,y del caos y de la protección; y a la vez estos erán los que buscaban su salvación.Estos erán los unicos que tenían el suficiente coraje para salir de aquella fortaleza sin ventanas y reequipada con acero. Nadie más, aparte de una persona, una muchacho que lo cambiaría todo. Eliseo.
Una hermosa mujer, un beso, luego una sonrisa, una explosión, una desaparición, gritos y lagrimas; eso era lo que veía Eliseo cada vez que cerraba los ojos aún haber pasado cuatro años después. Eliseo despertó empapado en sudor y pronunciando un grito mudo al saber que todo fue un sueño denuevo. Aquel hecho era su maldición. Envuelto en una mirada sin sentido se contumbo a tumbarse denuevo y obsevar el techo grisaseo de la habitación de donde dormia sin hacer otra cosa que pensar en nada. El insoportable calor que había siempre hacía que parecíera como si estuviera dentro de un horno crematorio. El unicó ruido del Arca erán las distantes voces de sus "vecinos" que no le dejabán dormir en tranquilidad. No había ni una milesima de segundo en la que no existiera el silencio. Todos estaban alterados, en todo momento. Y cuando no era la gente la que interrumpiera el silencio, El Arca con sus metálicos rugídos lo hacía. Ni una milesima de paz. Eliseo harto de devorarse en la angustia abandonó y se levantó en busca de un poco de diversión en las oscuras entrañas del Arca Vagantem. Cerró la puerta corrediza de su habitación y de su bolsillo sacó la llave de la cuál cerró la cerradura que impedía que unos posibles ladrones de zapatos entraran en ella. Caminando solitariamente por los pasillos las luces a cuál seguiá su paso titubeaban por el desgaste de electricidad y la suela de sus botas retumbabán un eco que creaba el escandalo más fuerte de aquellos viejos pasillos. Poco a poco las lejanas voces se oían al extremo del pasillo a donde se dirigía Eliseo y donde rapidás sombras se movían. La Sala Central, el centro del Arca por así decirlo. Una gran Sala como su nombre dice, completamente de acero, donde los trabajadores se organizaban sus empleos y los empleaban para seguir que Vagantem siguiera en funcionamiento. Miles de perosnas se organizabán en ella en constante movimiento. Entre ellos podían encontrarse chatarreros, mecánicos, cocineros, médicos, limpiadores, ingenieros, de todo. Todos con el deber de hacer que El Arca y sus habitantes duracén lo suficiente cooperando todos con todos. Eliseo quién su trabajo antes se desarrollaba más alla de los cielos ahora trabajaba de algo muchisimo más simple, ayudante de cocina.
Fregaba los platos detrás de la larga red de personas exigiendo su comida por sus tiempo de trabajo cumplido. Eliseo miro arriba donde miles de lámparas tapaban el gran techo. Luego observo sus alrededores, nosotros los humanos, una praga como muchas otras. - <<No nos merecemos esto>> - pensó.
-¡Tu! ¡Zombie! ¡Despierta y mueve el culo! - una voz femenina le hizo regresar. Esa voz... Miro a los alrededores en busca de la persona que le llamó apenas un segundo antes. Miro a su derecha.
-¿Eliseo te pasa algo hoy? Estas como ido... -Era Moana. La compañera de turno de Eliseo en la cocina. - ¿Quieres que te sustituya un rato para que descanses?
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Somos los que quedan
Macera"Nuestro planeta paso por todo tipo de catástrofes y dificultades, pero siempre superábamos nuestras posibles extinciones para seguir con nuestro derecho de seguir viviendo. La humanidad, por cada generación se veía cada vez más con la fuerza necesa...