Capítulo 4

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Los alcancé en una cafetería a dos cuadras de la casa de Chifuyu.

Aizawa parecía aún menos feliz que antes cuando sacó un billete de diez para cubrir un capuchino demasiado caro. Lo llevó a la mesa donde Chifuyu estaba sentado.

-Puedes beberlo en el coche.

-Me gustaría beberlo aquí.

-No tengo tiempo para este juego, Sr. Matsuno.

-Chifuyu.

El pulso regresó a la mandíbula de Aizawa.

-Chifuyu entonces.

-Tú eres el que me ha arrestado. -Chifuyu sorbió su café de una manera que hizo que sus labios se deslizaran sobre el borde levantado de una manera sugerente. Podría haber estado celoso si lo hubiera hecho a propósito, pero Chifuyu no tenía ni idea de cómo podía hacer que actos tan simples parecieran eróticos.

Aizawa también lo vio y miró hacia otro lado. Su aura estaba llena de ráfagas de violetas y amarillos.

-Bueno, joder.

Chifuyu me echó un vistazo.

-Creo que el oficial Simpático está loco por ti. -Y no sólo loco por él. Maldita sea, más luminoso y se iba a venir en sus pantalones.

Chifuyu resopló y se ahogó con su café.

Aizawa le dio unas servilletas del dispensador.

-¿Estás bien?

Chifuyu asintió; luego tosió un poco más.

-Sí, sólo que fue por el camino equivocado.

Aizawa limpió el charco de la mesa y tiró la basura en el bote cercano.

-Sabes que puedes sentarte. No te morderé.

Aizawa no parecía feliz, pero se sentó. Chifuyu estaba a mitad de camino de terminar su café cuando Aizawa dijo:

-Mi capitán quiere que te pida ayuda.

-Y no estás de acuerdo.

Una de las manos del tamaño de una pala de Aizawa se frotó la parte posterior de su cuello.

-Mira, no creo en fantasmas.

-Bien.

-Eso significa que, no importa lo que diga el FBI, lo que diga mi capitán, no creo que lo que haces sea real.

Chifuyu puso su taza sobre la mesa y le dio vuelta entre sus manos.

-¿Así que esta es tu forma de pedirme ayuda de todas formas?

Aizawa abrió la boca y la cerró. Su mirada me hizo estremecer. No sé cómo pudo Chifuyu soportarlo. Incluso se las arregló para darle a Aizawa la mirada. Esa en la que sus ojos se ablandan y la comisura de su boca se engatusa con un pequeño gesto. No es una sonrisa, es más como un gato que se comió un canario.

Creo que fue la primera vez que vi a Chifuyu mirar a alguien de esa manera, excepto a mí.

-Si le piden ayuda en nombre de la comisaría, ¿qué le va a costar a la ciudad?

-Nada. No cobro.

-No cobras.

-No.

-Entonces, ¿cómo te ganas la vida, o sólo juegas a la lotería?

-Hablo con los muertos, detective. No soy psíquico.

-¿Y hay una diferencia? -La sonrisa en la cara de Aizawa era burlona.

𝑯𝒆 𝒔𝒑𝒆𝒂𝒌 𝒅𝒆𝒂𝒅 ; bajifuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora