Epílogo

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Chifuyu conducía despacio para que Gareki pudiera seguirnos el ritmo. Flotó en el espacio entre los dos asientos delanteros, viendo el mundo pasar con amplios ojos azules. 

—¿Adónde vamos? —Su voz era pequeña y tímida. 

—Quise llevarte a casa, pero ya no hay nadie, así que te llevaré a donde espero que estén. 

—¿Podré ver a Kisaki? 

—Creo que sí. 

Sonrió. 

—Le he echado de menos. 

—Sí, y también él te ha echado de menos. —El sedán no estaba hecho para viajes fuera de la carretera, así que el viaje a través de la pradera fue muy accidentado. A mitad de camino tuvimos que salir y caminar o arriesgarnos a quedarnos atascados. 

Gareki miró a su alrededor. 

—Estoy asustado. 

Me arrodillé para poder mirarlo a los ojos. 

—No lo estés. Iremos contigo.

Cuando me levanté, tomé la mano de Chifuyu mientras nos dirigíamos al portal, un brillante pilar de luz danzante incluso al sol. De vez en cuando un fantasma se desdibujaba y desaparecía dentro. 

Gareki agarró la mano de Chifuyu, y el miembro transparente se volvió real. Como yo ya no le quitaba nada, no parecía molestarle tanto como antes. Caminamos sin decir nada, y aún así sabía exactamente lo que Chifuyu estaba pensando. Lo mucho que me quería, lo feliz que era. 

Y yo, por supuesto, pensaba en él. Nos detuvimos en el borde de la barrera. Estaba baja ahora, y nada impedía que los fantasmas desaparecieran dentro. 

Gareki se paró de nuevo. 

—¿Estás seguro que Kisaki está ahí dentro? 

¿Lo estaba?  No sabía qué decirle. Eso esperaba. Gareki giró la cabeza como si escuchase algo. Entonces dio un paso más cerca. 

Cuando escuché, yo también lo oí. Kisaki, llamándolo en voz alta, diciéndole a Gareki que estaba bien. Apareció un rostro bajo el brillo de la luz, y una mano extendida hacia afuera. Gareki nos miró por última vez, sonriendo como un niño de su edad debería sonreír y corrió hacia la luz. 


Fin

𝑯𝒆 𝒔𝒑𝒆𝒂𝒌 𝒅𝒆𝒂𝒅 ; bajifuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora