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A la mañana siguiente con el cielo encapotado, Rory salió de su habitación lista para ir al instituto muggle, George la interceptó en las escaleras. Rory trató de esquivarlo, pero él la detuvo colocándole las manos sobre los hombros.

—No puedes ignorarme. Soy yo quien debería estar molesto e ignorarte.

—Madura, George.

—¡Mira quién lo dice! Eres tú quien me ignora.

—¿Por qué sera?—preguntó irónicamente. En ese momento, alguien tocó el timbre, George sacó con velocidad la varita de su bolsillo pues no esperaba a nadie. — Llegaron por mí.

—¿Estás loca? ¡No conocemos a nadie!—grito mientras apuntaba la varita y la veía acercarse a la puerta. —No debes abrir, ¿y si es un Mortífago?

Rory sonrió con amargura. —Si yo fuera un mortífago no tocaría el timbre. En fin, tengo que ir a la escuela, ayer conocí a una chica que se ofreció a llevarme. Ah, y probablemente su padre, el Jefe Swan (una especie de auror muggle) puede venir en cualquier momento para hablarte sobre autos. ¡Adiós! —gritó y sin esperar respuesta salió corriendo encontrando a Bella Swan que parecía un ciervo perdido a lado de una camioneta naranja.

—¡Hola, Bella! De verdad que muchas gracias por llevarme al instituto mugg- muy amable que eres, sí.

—Hola, perdón por la demora— murmuró Bella apresuradamente jugueteando con sus manos.

Bella estaba un poco arrepentida de haberse ofrecido a llevarla al instituto. Lorelai parecía amistosa, por supuesto. Pero cuando se había ofreció a guiarla, no había pensado en la probabilidad de que ella no tendría un coche. Y fue por vergüenza, y un poco de miedo de lo que ella pudiera pensar, que se terminó por ofrecer a llevarla. Sin embargo, después de haberlo pensalo toda la noche, se arrepintió. ¿Qué le diría en los próximos veintitrés minutos en la furgoneta? Seguramente no le diría nada que fuera absolutamente interesante y entonces Lorelai pensaría que era una bicho raro de lo peor.

—¡Bella! —Lorelai la sacó de sus pensamientos.—¿Estás bien? Te quedaste como...pensativa-

—¡Sí, por supuesto! —Se apresuró a decir. —Vamos, llegaremos tarde.

—¡Oh, estoy tan emocionada! —dijo Lorelai mientras subía a la camioneta con una gran sonrisa. —Sabes, en mi antiguo instituto dure seis largos años y solo Rowena conoce el mártir que pase. No me mal entiendas pero era algo monótono. Siempre los mismos profesores. Las mismas materias. Necesitaba cambiar de...todo.

Bella se sorprendió de la confianza con la que hablaba la chica a diferencia del día anterior que sólo respondía por mera cortesía, así que sólo pudo asentir y seguir escuchándola. Cuando se quedaron en un corto silencio tomó la iniciativa de hacerle un par de preguntas sobre el clima, por lo que se maldijo internamente aunque Lorelai no pareció decepcionada y le contestó con emoción que amaba los días nublados.

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The Fallout • Emmett Cullen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora