—Es increíble que solo pudiéramos llenar medio saco.
—Esperemos que el resto haya tenido mejor suerte.
Tras casi un cuarto de hora buscando entre los restos de lo que había sido una panadería hace poco, Jaque y Reydhelt dieron por concluida su tarea.
Además de algunos panes con moho, solo encontraron frutos secos y fruta enlatada. Al menos la cantidad no era para despreciar. Podía ser un buen complemento alimenticio para lo que encontrara el resto en ese pueblo.
Si había algo positivo por rescatar era la rapidez con la que iban a salir de ese lugar. Es verdad que ordenaron a todos darse prisa con el saqueo, pero seguro ellos eran de los primeros en terminar, por lo que tendrían tiempo adicional para estirar las piernas y descansar de hablar todo el rato con la misma gente.
—Oye, ¿seguro que ya estás bien?
Jaque insistía mucho sobre el estado físico de Reydhelt. Él podía comprender un poco su preocupación. Después de todo, ella había sido testigo del lamentable estado en el que había quedado su cuerpo.
—Mucho mejor de lo que aparento. Te lo aseguro.
Todavía no lo asimilo... Es que es muy extraño. Tendrías que haberte visto.
—Mejor para mí que ese no fuera el caso.
La verdad es que ver como su propio cuerpo se reconstruye luego de estar hecho pedazos le producía arcadas. Por eso su voluntad era la de apartar su mirada cuando su cuerpo empezaba a ser dañado.
—Bueno, no me queda más remedio que creerte esta vez. ¿Me acompañas entonces a ver a mi hermana?
Jaque aprovechó la respuesta tranquilizadora de Reydhelt para arrastrarlo hacia donde ella quería. Quizás a eso quería llegar desde un principio, pensó Reydhelt.
«Quizás querías llegar a esto desde un principio», pensó Reydhelt.
—¿Sabes siquiera donde está?
—Tengo un par de ideas. ¿Quieres apostar si acierto?
—No me vendría mal usar un poco más mis piernas. Debemos darnos prisa, en todo caso.
—Esa es la actitud.
Con una sonrisa, Jaque aplaudió la decisión de Reydhelt.
Tal como pretendieron, Reydhelt y Jaque recorrieron medio pueblo en muy poco tiempo. Reydhelt se limitó a seguir el ritmo de Jaque y esperarla fuera cada vez que ella buscaba dentro de algún edificio.
Con su mirada fija hacia el interior de un inmueble, Reydhelt notaba a Jaque salir con un ritmo notorio. Cuando estaba a menos de cinco metros preguntó él cómo le había ido.
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Quiero Morir (Si puedes, sálvame)
Science Fiction¿Qué hacer cuando una catástrofe te arrebata todo lo que creías importante para ti? ¿Por dónde empezar cuando una desgracia sin precedentes te da una oportunidad para reescribir tu vida? Acompaña a Reydhelt y a Franklin en esta historia de descubrim...