1| Una serie de eventos desafortunados sólo llevan a un catástrofico destino

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MARINETTE

Afuera el aire soplaba frío mientras la lluvia típica de esta estación del año lo acompañaba. Miré a mi alrededor y el ambiente cambió bastante; dentro de estas cuatro paredes, las personas se refugiaban de la lluvia como yo, calentándose con una taza de té.

«Pff, ingleses.»

Rodé los ojos.

—Su orden está lista—la voz de una chica en el mostrador me sacó de mis pensamientos.

—Gracias—dije, casi en un susurro.

Sentí la calidez del vaso de café en mis manos y me dirigí hacia el gran ventanal que daba una vista casi pintoresca a la calle; para tomar asiento en una mesa larga puesta allí.

Suspiré y mi mirada se perdió en el exterior. Di un sorbo a mi café y disfruté de los segundos de paz antes que mil pensamientos me embarguen nuevamente.
Estaba exhausta de recorrer la ciudad entera dejando curriculums por todos lados.

Debía encontrar un trabajo pronto, mis ahorros estaban a nada de agotarse. En poco tiempo no podría pagar mi alquiler y tendría que vivir en algún albergue para indigentes, en el mejor de los casos.

«O podrías volver a París.»

No. Ni loca. Antes preferiría vivir bajo un puente en esta horrible ciudad. No deseaba volver a ver  padres y pedirles ayuda; además, yo no les interesé nunca, ¿qué me hacía pensar que les interesaba ahora para ayudarme? Nada. Seguro ellos ni notaron que un día simplemente desaparecí de sus vidas por estar muy ocupados sintiéndose orgullosos de su otra hija perfecta.

Una punzada atacó mi pecho al recordar cada momento, cada recuerdo en mi infancia y juventud en el que me sentí menos que Bridgette. En el que me sentí invisible bajo su sombra.

Cerré los ojos para evitar que lágrimas se acumulen en mis ojos. Aquellos tiempos estaban atrás; estaba en otro país, lejos de ellos.

«Aunque igual llegamos aquí por otra cosa peor.»

Bufé y abrí los ojos ante ese intruso pensamiento. Nada me salía bien.

Respiré profundo y despejé mi cabeza de todo mi pasado. Mis padres y de Kim, el motivo por el cuál me encontraba en esta ciudad. Hace casi tres años que no lo había visto, me había costado tanto recuperarme a mí misma, que lo último que quería era pensar en él.

«Aunque...debí sacarle más dinero a Kim cuando tenía oportunidad. Estúpida, Marinette.»

Cada día me reprochaba por no haber metido más dinero en otra cuenta de banco antes de ser desechada como basura.

—No, Marinette. Ya no pienses en esas cosas. Ya pasaron tres años, ya deberías dejar de pensar y lamentarte—susurré, dándome ánimos.

«Sí, pero sería más fácil dejar de pensar en eso si tuviera un trabajo que me pagara bien o un novio rico.»

Lo último era imposible que pasase, pero era lindo imaginar escenarios como en uno de los tantos kdramas que veía cada noche.

«Si el cielo me escucha, ¿por qué no me mandas un CEO millonario y guapo?»

Sonreí por ese ridículo pensamiento y cuando vi por la ventana que la lluvia había cesado. Tenía que volver a la marcha y encontrar un trabajo, esa era mi meta el día de hoy.

Me puse de pie y salí del local con la mejor de las actitudes. El aire frío me golpeó en el rostro apenas abrí la puerta, y las pequeñas gotas de agua que aún caían del toldo de la tienda salpicaron mis zapatos.

Secrets |FELINETTE AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora