Secrets |FELINETTE AU

5| Una propuesta laboral algo inusual

MARINETTE

Estaba en shock. Muda, sólo mirando ese papel entre mis manos.

Empecé a reír.

—Es una broma, cierto?—mi voz salió con un leve temblor.

—No estoy bromeando, Marinette. Quiero que seas mi novia, por contrato, claro—dijo con tanta firmeza que se me estremeció todo el cuerpo.

«Ojalá el dinero que manifestara se hiciera real como este mal encuentro.»

Reí. Esto era realmente alucinante. Seguro ahorita mismo despertaría de mi sueño y seguiría riendo porque no puede ser cierto lo que este loco me estaba proponiendo.

—No—respondí.

Él abrió los ojos con sorpresa. Al parecer, esperaba una respuesta afirmativa sin rechistar.

—¿Por qué no? Lee el contrato, te pagaré bien.

En medio de una risa escéptica desdoblé la hoja entre mis manos para comenzar a leerla, obvio no aceptaría pero quería ver qué locuras puso en ese papel.

—Quisiera probar de la que te fumaste hoy porque no hay forma de que pienses que las personas van a hacer lo que tú quieras sólo por dinero...—Mis ojos se abrieron por completo al ver la suma anotada ahí—¡Veinte mil libras!

Volví a verlo, sorprendida.

—¿Te parece poco? Puedo darte más.

—¿Más?

¿Qué insecto le había picado a este demente para que, después de haberme tratado mal toda la semana, viniera a pedirme esto?

Aunque no iba a negar que era un cantidad tentadora de dinero, casi un sueldo anual y sólo por fingir salir con él. ¿Por qué querría eso? O sea, sé que soy bonita para presumir a cualquiera, pero por qué él y después de toda lo que me tocó vivir por su culpa.

Mi sentido de sensatez se despertó al pensar que se podía tratar de una trampa para deshacerse de mí.

—Yo pensé que hablaríamos de lo sucedido ayer—hablé  con firmeza—, y le pido disculpas por tirarle el café, no fue mi intención, de verdad; pero esto ya es ridículo y no voy a continuar esta charla con usted.

—Marinette, por favor.

—¿Ahora sí recuerda bien mi nombre?

«Además de que dijo por favor.»

—¿Qué quieres para aceptar?, ¿más dinero? Puedo darte esos veinte mil por cada cita que tengamos.— Abrí más los ojos.

Había sido muy injusto conmigo durante toda la semana por algo que hicimos ambos sin ser conscientes. No podía borrar todo eso con dinero, aunque suene tentador.

—Esto es una locura. No entiendo por qué...

—No tienes que entender nada—interrumpió—, sólo acepta.

—No, Felix.—Le extendí la hoja de vuelta—. Toda esta situación se tornó incómoda y extraña, no por mi parte claro. Si tan sólo hubieras sido amable desde el principio podría haberlo considerado, pero no lo fuiste. Además, ¿tengo que aceptar un contrato ridículo sin saber el motivo? No lo creo.

—La mujer...—habló justo antes de que me de media vuelta—. La mujer que nos vio ayer era mi...ex novia y...—dijo lo último como si le doliera aceptarlo.

—¿Quieres darle celos?

—Sé que no debería sentir celos de alguien como tú, pero los tuvo y nunca la había visto así.