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     Una voz en un idioma desconocido sonaba a lo lejos, mientras su conciencia retomaba el control de su cabeza, trayendo poco a poco los recuerdos a su mente, llenándose de un gran temor y adrenalina que le permitieron abrir sus ojos.

     —No quiere abrir ¡rayos!— escuchó una aguda voz entre la oscuridad que aún pese a tener los ojos abiertos le negaba su sentido de la vista —puedo usar mi fuego ¡nya! Esto no detendrá al gran Grimm— confundida por la voz inentendible posó delicadamente sus manos en lo que parecía ser una superficies de madera que la mantenía encerrada, asustándose al ver cómo está se prendía en unas llamas azules que abrieron la puerta y la dejaron cara a cara con un animal —pero- este no tiene uniforme, vistes muy raro, no me sirvesle reprochó frunciendo el ceño antes de alejarse.

     Recuperando el aliento, se apoyó de los bordes de la especie de caja en la que se encontraba para salir y ver a los lados aumentando su inseguridad, estaba en una sala rodeada de ataúdes de una oscura madera flotando estáticos, sin ignorar el hecho del raro animal que la había sacado hablando un idioma nunca antes escuchado por la mujer, estaba asustada.

     —Disculpa, tu... ¿tu hablaste?— se aproximó con cuidado al animal que intentaba abrir otro ataúd que la volteó a mirar confundido.

     ¿Qué dices? Nya, no me interrumpas humano— volvió a usar su fuego alterando a la muchacha que al instante tomó distancia del gato sin procesar todavía lo que sus ojos habían visto.

     —Eres un gato pero usas fuego... N-no entiendo, yo... yoUn fuerte sentimiento de presión se apoderó de su pecho mientras se sentía sofocada, hasta que nuevamente la voz del felino alejó un poco todos sus sentires.

     —Espera, solo necesito tu uniforme— le habló a lo quien fuera que estaba en el ataúd, acercándose un poco preocupada, saltando al ver cómo una chica un poco más baja que ella salía de la caja alejándose del felino, se veía asustada y en una pose defensiva, se reflejó en el actuar de esa ¿chica? Tenía un largo cabello blanco, además de unas orejas y cola parecidas a las de un lobo, nunca había visto algo así.

     Intentando evitar que su voz sonara entrecortada le habló a la chica, quien a diferencia del gato la vió sorprendida, pero no apaciguó su temor, y al ver cómo el felino se le acercaba salió corriendo, dejando a la Lan con el pequeño animal que le dirigió una mirada complicada.

     —Yo... ¡Espere señorita-— salió corriendo siguiendo a la chica buscando alcanzarla mientras escuchaba al felino perseguirlas.

     En su recorrido se sintió atrapada, todo era desconocido, extraño a sus ojos, nada de lo que veía se le hacía familiar. En su trayecto entró a diversos cuartos, parecían aulas, pero con mesas demasiado altas y sillas con un diseño similar, las paredes carecían de las ventanas habituales, al igual que el suelo sin su tatami* habitual.

     Asustada de quedar atrás siguió el rastro de la muchacha con características animales, atravesando una zona abierta rodeada por pasillos y centrada en una fuente, su temor poco a poco era apaciguado por curiosidad, aunque claro que apenas divisó a la chica corrió tras ella, más al escuchar la voz del gato tras ella.

     Entre pasillos poco iluminados término por seguir a la muchacha a una sala más grande que las demás, es decir, ambas habían despertado en un ataúd por el felino que las seguía, sentiste cierta empatía por ella ¿y si le pasaba algo?

     La nueva habitación estaba muy oscura, parecía que era tarde en la noche por la poca luz en esta y en lugares anteriores, aunque ese cuarto había tenido más familiaridad, más al sentir como algo chocaba con su cabeza, un libro, era una biblioteca, y esos le emocionó.

Entre un mundo y el otroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora