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Hola!

Llegamos a los cuartos de final!

Cómo lo vivirán Cristiano y Leo?

A leer!

~°*†*°~+~°*†*°~

Los partidos siguieron y ya eran los cuartos de final.

Portugal perdió contra Marruecos y el vestuario estaba en un silencio sepulcral. ¿Cómo pudo pasar esto? Cristiano repasaba en la mente una a una las jugadas, determinando en dónde falló para luego intentar replicarlo en el entrenamiento. Sin embargo, la templanza en él se resquebrajó en cuanto llegó a su habitación.

La ilusión infantil de enfrentar a Argentina en la semifinal fue destrozada por esta derrota.

Las gotas saladas fluían en forma de ríos desoladores. Escuchó el sonido inconfundible de la notificación de un mensaje. Estaba seguro de quién podía ser, podía incluso saber el contenido. Estuvo tentado en ignorarlo, en sumirse en la miseria que sentía puesto que una parte de él le decía que este sería su última Copa del Mundo.

Menuda mierda.

Ah, ¿por qué le llamaba ahora?

¿Por qué era tan insistente si había ignorado las cinco llamadas anteriores?

Lionel era molesto.

—¿Qué? —respondió con voz cargada de molestia y abatimiento.

—Ganaré, Cris —sentenció Lionel. El tono empleado le heló la sangre—. Le ganaré a Croacia y al que quede entre Marruecos y Francia.

—Lionel...

—Lamento tu derrota, pero ganaré la copa del mundo. Me juré de que si mi rival terminaba siendo Portugal, no te tendría piedad alguna. Y aunque no esté sucediendo eso no pienso rendirme, porque no habrá otra oportunidad para demostrarte cuánto deseo que seas mi pareja vinculada.

Cristiano no supo qué responder ante tal confesión.

—Veme hasta el final, Cris —pidió Messi—. Veme cargar el título; mi regalo de cortejo para ti.

La llamada termino sin más, dejando a un estupefacto Cristiano mirando la nada en la habitación envuelta en oscuridad.

Repasó una a una las palabras dichas por el alfa y el calor familiar del amor le abrazó con fuerza.

Ah, este idiota.

«Cortejo, eh. No espero menos de ti, mi alfa», pensó Ronaldo a la par que sus labios se estiraban en una sonrisa enamorada.

.

El bote de los supresores yacía en la mesa de noche en la habitación de Cristiano. Ese día era el séptimo que no lo abría. Era el 18 de diciembre, la gran final de la Copa Mundial y el día que su alfa levantaría el título prometido.

Días atrás se había ido el resto de la selección de Portugal, pero Ronaldo se quedó lo que quedaba de la estancia pagada. No era como si pudieran negarle el deseo de tomarse unas cuantas vacaciones en Qatar; el lugar que marcaría su vida.

Decidió quedarse en la habitación de su hotel para unirse a los testigos de un hito histórico en el mundo del fútbol.

El partido inició y Cristiano se burló de quien vestía la camiseta 10. El descaro y osadía de Mbappé. Argentina se veía determinado a desbancar a Francia. Los jugadores se movían cuales perros ávidos de hincarle el diente a la presa. El esférico iba y venía en la cancha, siendo tocado por diferentes tacos con el fin de caer en la red de la portería contraria.

Querido (des)conocido - [Cristessi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora