Capítulo XIII: Dudosa intención

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El bombardeo de preguntas sobre el actual estado de su relación, terminó después de mucho, a Sergio se le había hecho casi eterna la rueda de prensa y no solo porque el tema central eran él y Lewis, sino por lo que había pasado antes de que esta iniciara.

Por la manera en la que había actuado el piloto de Mercedes, supo que había dicho algo incorrecto, pero no terminaba de entender porqué aquello le molestaba tanto a Hamilton, como para portarse borde con él e irse sin más.

Cuando los pilotos empezaron a abandonar el área, Sergio buscó con la mirada a Lewis, quien se encontraba a varios metros de distancia charlando con George de manera animada. Por inercia, sus pies se movieron para ir en dirección al británico, pero un tirón de su brazo, lo detuvo por completo.

— ¿Dónde vas? ¿Desaparecerás así como lo hiciste ayer? —Max inquirió dudoso, observando de manera expectante al mexicano en busca de una respuesta.

La intensidad de las orbes azules del neerlandés paralizaron a Checo, quien no supo qué responderle.

— ¿Te irás de nuevo?

—Max...—dijo su nombre en un tono suave, controlándose de no ser grosero con su compañero de equipo por las cosas que estaba sintiendo y las mil voces en su cabeza que le repetían que había sido un idiota con Hamilton, la verdad es que solo podía pensar en él en aquel momento, nada ni nadie más le importaba —. No me fui a ninguna parte y tampoco me iré, estuve en el hotel. No me sentía bien, por eso no asistí a la reunión.

Mentir era parte de su rutina y hasta cierto punto resulta ser algo paradójico. Sergio sabe que las mentiras son armas de doble filo, que tarde o temprano pueden terminar con las cosas que creía o con la opinión que otros tienen sobre él y, de la misma manera sabe que, aunque le esté mintiendo a otros, a quien más le miente es a sí mismo

—Podías mandar un mensaje, ¿Sabes? —respondió el rubio, en un tono un poco burlón —. Realmente me preocupaste.

Lentamente Checo fue quitándose el agarre que el contrario tenía su brazo, sintiéndose incómodo y dio un paso hacia atrás, alejándose un poco de su compañero de equipo, el cual sentía estaba invadiendo un poco su espacio personal por su repentina cercanía. El tema de Max era otra cosa que debía tener en cuenta y de la cual se había convencido, que no era una realidad, pero poco a poco empezaba a darse —aún más —, cuenta que su compañero de escudería no lo ve como simplemente eso...un compañero.

Repentinamente se sintió sofocado e incluso abatido, las cosas en su entorno se habían tornado mucho más densas que en el pasado y, ya no sabía qué hacer. Sin embargo, como siempre acostumbraba, optó por ignorar todo aquello que sentía, convenciéndose a sí mismo que al menos en ese momento era más importante buscar a Lewis para hablar con él.

—Lo siento.

—Para la próxima simplemente avisa —recibió como respuesta y una sonrisa apareció en el rostro del neerlandés —. Por cierto, te quería preguntar si puedes cenar conmigo hoy en la noche.

Sergio parpadeó con lentitud al escuchar aquella propuesta, permaneciendo estático por unos segundos.

—Perdón, pero es que hoy no puedo...—llevó una mano hasta su nuca con cierta incomodidad, sin dejar de mirar al hombre que tenía en frente. Nuevamente estaba mintiendo para escapar de todo el caos que lo persigue —. Tengo planes con...

— ¿Lewis? —intervino el más alto, elevando una ceja.

Sergio aplanó sus labios y asintió de manera lenta, luciendo poco convincente, pues la verdad era que no tenía nada planificado con el piloto de Mercedes para el día y hasta cierto punto no sabía si Lewis quería verlo o no.

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