II

92 8 2
                                    

Después de aquel reconfortante abrazo ambos omegas tomaron asiento tranquilamente en uno de los pequeños pero cómodos muebles con los que contaba la tienda, para el Limpus fue toda una sorpresa aquella noticia más estaba feliz y preocupado por el pelinegro.

—Sabes que tienes que decírselo ¿verdad? Están enlazados y tarde o temprano se dará cuenta

Menciono cursado de brazos el mayor de los omegas observando como el menor se retorcía gracias al nerviosismo.

—Y....¿y si se lo toma mal?

Con una voz temblorosa el de iris color rubi expreso.

—solo llámame, me encargaré de hacerle entrar en razón después de todo soy su superior

Menciono de forma chistosa intentando calmar los nervios  de su compañero de casta.

—cierto....me pregunto como lo tomarán los niños....

—Candy y Dexy son buenos cachorros estoy seguro que amarán la idea de tener un nuevo hermanito, o hermanitos, ese bastardo tiene demaciada puntería

—Ni que lo digas Hades... nunca espere quedar en cinta después de la primera vez

Un poco más calmado el pelinegro sonrio.

—¡Mami! ¡Mira lo que me a comprado Papa!

Una voz infantil se escucho desde afuera anunciando la llegada del segundo mellizo y el esposo del omega pelinegro, mismo que parecía a punto de tener un ataque nervioso.

—cálmate

La puerta se abrió mostrando a un alto hombre claramente alfa, su piel era algo bronceada en la zona del rostro, pecho y antebrazos, mostrando así las largas horas de trabajo bajo el sol, su rostro era, indiscutiblemente guapo mientras que sus iris de un color dorado intenso parecían arasar todo a su paso.

En uno de sus brazos un niño yacía sentado mostrando a su madre omega el nuevo juguete que su padre había comprado para el.

—Bienvenidos de regreso ~

Suavemente el pelinegro menor se levantó de su asiento, ignorando por completo el como su mundo dio vueltas ante aquel brusco movimiento.

—¿Mmm?

El alfa dejó al infante en el suelo para después aproximarse hacia su omega y olfatearlo detenidamente. Desde hace barios días se había percatado del aroma dulzón que su hermoso esposo emanaba, más en aquella ocasión pudo percatarse realmente de que se trataba.

—¡¿Estas en cinta?!

Chillo con sorpresa el alfa mientras que sin darse cuenta había soltado algo de sus gruesas y fuertes feromonas, consiguiendo que el pelinegro se encogiese en su lugar y el omega de cabellos platinados gruñera con fastidio. ¿Acaso todos las alfas solo pensaban con la verga?. Era lo que internamente se preguntaba el Limpus mientras se levantaba del asiento, dándose a relucir su presencia.

— Leviatán calma tus hormonas animal, Hermes esta inestable ahora y solo estás empeorando la situación con tus feromonas

Gruño nuevamente el mayor, mientras ayudaba al omega de cabellos azabache a sentarse.

— Perdón Hades, fue la emoción

Menciono mientras se acercaba hacia su omega y se arrodillaba frente a el. De manera suave coloco su cabeza sobre los firmes muslos de su esposo y con sus fuertes y musculosos brazos, rodeó aquella pequeña y delicada cintura.

—Cariño, estoy feliz, y mucho, yo a pesar de todo lo que hemos pasado quiero a este pequeño ser, pero entenderé si decides no tenerlo

Con palabras amables y calmantes pronuncio el Alfa conociendo los fuertes ataques de ansiedad que sufría su esposo y más después de la pérdida de su terser hijo.

DOMINACYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora