Miércoles

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Me miré al espejo preguntándome silenciosamente si lo que hacía era correcto, los minutos avanzaban de manera peligrosa haciéndome saber que no tenía mucho tiempo para pensarlo, mi respiración era pesada y complicada, debía tomar una decisión y entonces miré con detenimiento nuestra foto sobre el tocador, la tomé en mis manos y suspiré abrazándola a mi pecho.

— No soy tan fuerte para soltarte aún, lo siento. —dichas esas palabras dejé nuevamente el marco sobre el tocador, me limpié las mejillas que tenían sobre ellas una sola lágrima que había escapado sin permiso y entonces me puse en marcha.

No te escribí está vez, ojalá lo hubiera hecho, y cuando me fue llamado a la sala de operaciones me sentí sumamente asustado, sin embargo el sedante hizo su efecto permitiendo la pérdida de mi conocimiento.

No fue hasta al cabo de unas horas que abrí los ojos encontrándome en una sola habitación, las paredes eran blancas y una aguja en mi brazo me recordó donde estaba, me dejé caer totalmente en la cama, un detalle llamó mi atención.

— Tú. . . —murmuré cuando un ramo de flores en la habitación dió presencia, sabía de que y de quién se trataba, recordé claramente como desde la infancia aquel hombre o niño en aquel entonces me cedía una florecita que había robado de algún patio ajeno solo para darmela, ese ramo eran solo una mayor cantidad perfectamente acomodada de ellas.

Quise llorar, sin embargo las lágrimas nunca llegaron, quise gritar, pero la voz nunca nació, quise llamarte, pero jamás lo hice, quise hacer muchas cosas que nunca realicé, quizás la cobardía fue mi gran estupidez.

Pasaría días en el hospital en lo que mi herida sanaba al menos lo suficiente para abandonar la habitación, o al menos eso había dicho el médico y yo estaba de acuerdo, no me sentía en condiciones para llegar a mi hogar.

Busqué entre las cosas mi diario, cuando lo encontré suspiré abriendo el mismo, tomé un bolígrafo y con mucha paciencia empecé a escribir, mi caligrafía no fue la mejor por los efectos de la medicina, sin embargo realmente quería poder describir su sensación momentánea, la nueva sensación luego de la gran experiencia.

Siempre tuvo el "don" para expresar de esa manera, aquel hombre siempre le halagaba por tal facilidad en sus palabras y ello lo hacía sentir realmente feliz, siempre se sintió orgulloso de sí gracias a su adverso.

"Es extraña la nueva sensación de vacío que ahora me inunda, ¿Es así como se siente ahora?

La antigua emoción ahora parece ajena y cada vez que miró tu fotografía no puedo evitar sentir la melancolía recorrer mi sistema, sentí ganas de llorar en ese momento, ¿Había hecho realmente lo correcto?, ¿Había tomado la decisión debida?

Siempre dijiste que era bueno actuando por impulso, que eso era admirable, pero también peligroso, muchas veces dudé de la sinceridad en esas palabras, ¿Habrás tenido realmente razón?"

Tomó su teléfono mirando silenciosamente las notificaciones, me fue curioso no encontrar un mensaje tuyo, todas las mañanas tu nombre brillaba en mi bandeja, ahora no estaba allí, dudé por un momento sin embargo no te escribí, te imaginé ocupado y lo menos que quería era molestarte.

¿De dónde habían nacido pensamientos tan egoístas?

Dejé mi teléfono sobre el cuaderno en el buró, realmente desconocía lo que me rodeaba, mi madre tampoco asistiría ese día, sabía que tardaría en enterarse donde se encontraba, porque el silencio en la decisión había sido absoluto, no había manera en que alguien lo supiese, ¿Verdad?, con ese pensamiento abandoné cualquier mal sabor de boca en algún reclamo y me tiré a descansar por completo sobre mi cama, lo que más deseaba era un descanso completo.

Sabía que tendría que dar muchas explicaciones cuando saliera del lugar, tenía que estar preparado y ser precavido, nunca fuí bueno mintiendo, por lo que hacerlo no era una opción, debía ser sincero, sin embargo también tenía que encontrar la manera de ser correcto en sus menciones.

No sabía cómo sería la explicación clara con él, pero le temía más que a la reacción posiblemente externa de mi madre, ¿Cómo explicarle que el ahora vacío en mi pecho fue una decisión impulsiva para no "morir de amor" al no sentir los sentimientos correspondidos?, no sonaba lógico, y sabía que no iba a escucharse bien, lo mejor era no ser del todo claro, mentirle era tentador, y lo sería si no me conociera como la palma de su mano, porque.

"Eres mi hermano, aún si no lo dices, tus ojos me gritarian la verdad."

El pecho volvió a dolerme, quizás efectos de la reciente experiencia, o quizás simplemente el efecto de la melancolía nuevamente, no lo sabía. . . como tampoco sabía que tendrías tanta razón en tus palabras constantes de admiración y sabiduría.

"Te amé tan silencioso, que la indiferencia de tu corazón iba a marchitar el mío."

Pétalos de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora