Ya han pasado un par de años y en este día siendo el aniversario de tu ausencia al fin me atreví a abrir aquel libro que me has cedido.
Tu diario.
"El líquido carmesí se amontonó en mi mano todavía jadeando desesperadamente, una mezcla de amargura y dulzura, eso es lo que siente una persona enamorada como yo; un comienzo dulce con un final amargo, eso podemos decir"
Busqué en mi diario las notas que aún guardaba como cada día y entonces las uní, una última expresión de su poema de sufrimiento, un sufrimiento que jamás noté y jamás escuché, un sufrimiento que me atormenta como nube gris en tormenta, o como muerte natural en cualquier flor, porque te prometí en último segundo vivir por ambos, porque no pude salvarte, no pude salvarnos, pero puedo salvar tu memoria bajo nuestra promesa, puedo ser un nosotros en un yo, mientras aquella fotografía siga recordándome que alguna vez amé, amé incorrectamente y actúe como egoísta, pero en algún paralelo universo nuestro corazón danzó.
Me sonreíste.
Te sonreí.
Y entonces las emociones volvieron a nacer, las mariposas volvieron a aletear, las flores volvieron a ser blancas y no un lienzo pinto de carmesí por el color de tu sangre.Quiero terminar esta semana de miedo.
Quiero terminar esa mísera sensación de miedo.La madrugada de un domingo nos abandonaste.
La madrugada de un domingo me dijiste adiós.
La madrugada de un domingo decidiste ser fuerte cuando yo fui cobarde.
La madrugada de un domingo me mostraste la verdadera expresión del "te amo, lo merezcas o no".Hoy puedo decirte que lo he entendido, te he entendido, pude verte entre las penumbras, nunca supe si estaba loco o si me rendí, pero yo Lu Han, sé que ahora podré volver a sentir, podré volver a verte y entonces podré sentir ese amor que alguna vez nos envolvió siendo solo tú y yo contra todo el mundo, siendo tú y yo siendo guiados por los sentimientos y no por la avaricia de las flores por ahogarnos en un enamoramiento silencioso.
Te amo, Sehun.
Gracias.Luhan.
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Pétalos de invierno
Randomla seriedad en el rostro permanecía mientras los pétalos descansaban en sus manos, el último aliento era su regalo mientras desaparecía al par de los minutos. - Perdóname. - No, perdóname tú a mí por regalarte un pétalo en lugar de la flor.