Kayla. Mis padres abdl

12.

Si, porque ir con todos mis sentidos apagados y sentirme extrañamente calmada en el asiento trasero de aquel auto mientras abrazo mi peluche, ahora es más normal de lo que en algún momento creí.

Eder insistió en pasar por un pequeño super para comprar algo para preparar el almuerzo, por lo que salio del auto hace unos minutos, yo no quise acompañarlo así que estoy en el asiento trasero, con alguna canción reproduciéndose en el estéreo y el aire acondicionado encendido.

Desde hace dos dias que el sueño me gana y no entiendo porque, mis párpados quieren cerrarse de nuevo, quizá por el ambiente calmado y silencioso de ahora. No caigo en cuenta de cuando me quedé dormida y de pronto estamos de nuevo en la carretera y escucho la voz de él decirme que estamos por llegar.

Casi de manera inconsciente, después de bajar del auto y de adentrarme de nuevo a aquella casa donde pasé la noche anterior. Pregunté por ella.

- dónde esta mía?

Eder deja las bolsas de las compras sobre la barra en la cocina y suspira.

- no estoy seguro, kayla.
- no lo estás?
- ayer, le comente brevemente lo que había sucedido, tal vez no de la mejor manera. Solo salió de casa y yo estaba más molesto de lo normal así que no le pregunte ha donde iría.

Algo de incomodidad se aloja en mi pecho, incomodidad que no había sentido desde que llegué aquí.

- es culpa mía.

Eder suspira.

- no, fui yo. Nunca antes había pasado algo así y no supe controlarme, ni siquiera recuerdo que le dije para que ella decidiera irse, nunca lo había hecho.

- hay que buscarla eder, no contesta el teléfono aún?
- no...
- entonces no hay ninguna forma de encontrarla? eres su esposo.. algo se te tiene que ocurrir.

Eder bufo algo irritado por mi comentario, eso creo. Comenzó a sacar el almuerzo de las bolsas y lo acomodo sin cuidado sobre un gran plato al centro de la barra en la cocina.

- kayla, por que mejor no comes algo?

- no tengo hambre - solté dando un paso hacia atrás.
- kayla, por favor, pensaré en cómo traer de vuelta a mi esposa mientras tu comes.

A pesar del pequeño puchero de inconformidad que se formó en mi boca, camine hacia un asiento y me senté. Mientras tanto, veía a eder marcar un contacto que sabíamos no iba a contestar una y otra vez.

- pudo haber ido con algún amigo?

Eder me miró y negó al unísono.

- un hotel entonces?
- si fuera a un hotel ya lo sabría, solo ahí puede pagar con tarjeta y no me ha llegado ningún cargo.
- bueno, ella no tiene tarjetas?
- si...

Su mirada se puso pensativa.

- entonces porque estas esperando que te llegue un cargo a ti?
- voy a marcar al banco.

Divague un poco en el entorno de la casa mientras eder desaparecía de mi vista, me alejé de la barra de en la cocina y hoje un poco sobre los libros de un pequeño librero en la sala de estar, sorprendida por el tema que la mayoría trataban.

Pronto, unos pasos me hicieron girarme detrás de mi.

- voy a salir, regresamos dentro de un rato kayla. No salgas de casa, de acuerdo?
- quiero ir.. contigo - termine de decir antes de ver la puerta cerrarse y de escuchar el auto irse.

Y como alguien dependiente de un objetivo inanimado, y estando sola, busque mi peluche.

Pero era claro que no lo tenía conmigo.

Lo había dejado en el auto.

La incomodidad volvió a mi pecho y jugué nerviosamente con mis manos, viendo mi entorno y desconociendo lo poco que ya conocía.

Volví a la cocina y me senté frente a aquel plato del cual no quería comer más, camine a la sala y me senté tratando de distraerme y ahora, mágicamente, el sueño que había estado temiendo desapareció de mi.

Quién en su casa no tiene ningún televisor?

De igual manera tampoco tenía una en la habitación de mi universidad, pero si tenía mi lap, la cual claro, no pensé en traer, y entonces recuerdo que dos dias sin ir a clases y sin entregar ningún trabajo me afectarán más de lo que pienso.

De repente estoy nerviosa.

Subo con apuro las escaleras hacia aquella habitación en la que pase la noche y busco mi teléfono.

- dónde estás?

El único mensaje de texto, la única notificación. Y tenía que ser de val.

No se si contestar, no debería, pero me reconforta un poco que se cuestione mi ausencia.

Tal vez si hablamos de mejor manera, tal vez si me deja explicarle, tal vez si se toma un momento para lograr entenderme.

Es que es mi amiga, ella es literalmente la única persona con la que puedo pasar el día entero y no aburrirme o estresarme, es la única que se atrevía a hacer cosas infantiles y tontas conmigo, es la única persona con la que me llegue a sentir cómoda en mis momentos más vulnerables.