16.

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Y no era la idea, claro que no. Pero teníamos que hacer algo al respecto.

Eran casi las ocho de la mañana, eder iba tarde al trabajo ya, y yo, trataba de ignorar que el esfuerzo que puse en el delicioso desayuno que había preparado se esfumara.

- kayla, por favor.

Kayla me mira de nuevo a mi entre su llando insesante, intenta de alguna manera convencerme para ponerme de su lado, ya que con eder no lo está logrando.

- no puedes seguir faltando a clases - insiste el.

Y es que recién el día de ayer que la llevamos a su examen, caímos en cuenta de que kayla tiene una vida en aquella universidad a la que se supone debería estar asistiendo.

- te prometo que voy a pasar a recogete kayla, esta bien si no quieres dormir en tu campus, pero tienes que ir a tus clases - eder lo dice en el tomo más empatico que he escuchado mientras trata de limpiar las mejillas empapadas de ella.

Pero kayla, una vez más, oculta su rostro y retrocede con pequeños pasos.

Ella había despertado bien, estábamos todos en el comedor y eder estaba acomodando los platillos del desayuno, le dijimos que teníamos que hablar con ella, y quizá la pequeña conversación que estaba por suceder la sintió como un ataque disfrazado de la amabilidad que le habíamos mostrado hasta ahora.

Y se soltó a llorar, de la manera más frágil posible.

Pero nosotros no pretendíamos sacarla de la casa, la plática no iba digida a un "tienes que afrontar las cosas tu sola" Tal vez el problema fue que nuestro "sabes que son responsabilidades que debes cumplir" tuvo otro significado para ella.

Se sintieron como horas, tuve que convencer a eder de irse al trabajo y seguido tranquilizar a kayla, la cual lleva casi cuarenta minutos en el sofá, hecha bolita en una esquina, hipeando los restos de su suave llanto.

Había querido dejar que ella sola se calmara, pero parece no cambiar aún.

- kayla, no has desayunado nada aún, no tienes hambre cariño?

No recibo ninguna respuesta y tampoco me mira, por lo que en mi intento de no empeorar las cosas decido volver a dejarla sola, pero un "lo siento" silencioso llega a mis oídos antes de que lo haga.

- esta bien, no te preocupes. cuando tengas hambre solo avísame, de acuerdo?

- Mia..
- que sucede, kayla?
- iré a clases.

Sus palabras causaron un hormigueo en el fondo de mi estómago, era lo que queríamos escuchar, sin embargo, no me siento conforme con aquella desicion ahora.

- puedes.. llevarme? por favor.

Son cerca de las once de la mañana, es posible que si la llevo ahora aún alcancé a tomar algunas clases, pero llevarla en el estado en el que está ahora no me parece correcto, quisiera que eder estuviera para poderle explicar las cosas, para hacerle entender que no queremos ser la causa de que siga teniendo problemas, pero como podría negarme después de hacerla llorar de aquella manera innecesaria.

Quiero decirle que no es el momento adecuado, quiero decirle que no está bien tomar desiciones por impulso, quiero decirle que quiero verla tranquila antes de llevarla. Pero no puedo.

- quieres.. comer algo antes, kayla?

Ella por fin gira su mirada hacia mi, sus ojos aún siguen llorosos, pero ignoro eso cuando se pone de pie con la clara intención de caminar hacia la entrada y esperarme ahí.

Yo tomo las llaves del auto y abro la puerta, después de algunos pasos kayla sube y cierra su puerta en el auto, y entonces con un simple mensaje de texto le informo a eder que llevaré a kayla de nuevo a la universidad.

"¿Ella está mejor?, dile que la recogerás cuando terminen sus clases, igual que ayer".

El camino es silencioso y rápido, lo que me es frustrante, pareciera que el trafico de aquella avenida ese día decidió desvanecerse, por lo que la llegada a la universidad fue antes de lo esperado, no dejándome tiempo suficiente para pensar y desacer los nudos de mi mente.

Cuando la veo bajar del auto me apresuró y bajo de igual manera, logrando que kayla limpie su rostro de aquellas lagrimas una vez mas, como si tuviera miedo a que me quejara de eso.

- a que hora terminan tus clases, cariño?
- oh.. yo debería quedarme, voy a tener muchos trabajos atrasados, es mejor si me quedo aquí.. igual que antes.

- claro.

Cuando llegue a casa, cuando abrí la puerta y cuando encendí mi teléfono para informarle a eder, no supe como iniciar la conversación, así que simplemente deje de lado todo y preparé mi almuerzo.

Aunque estaba acostumbrada a los días silenciosos, ese día me sentía inusualmente sola.

Cerca de las cuatro de la tarde, escuché la puerta desde la sala y los pasos tranquilos de eder acercarse cada vez a mi. Al menos lo siguiente a pasar fue menos dramático gracias a que eder fue directo a mi y no a la habitación de visitas que esta sola ahora.

- cómo estas?

Separó la vista de mi libro y lo miró de forma vacilante e insegura, logrando que él frunza el  ceño confundido.

- qué sucede? aún no vas por ella?

Regresó la vista a mi libro y suspiro.

- dijo que tendría muchos trabajos y tareas, que no era necesario que regresaramos.

- estaba molesta?

No lo se.

- Mia?

Se que esta mejor allá, aquel cuarto esta vacío de nuevo y la casa silenciosa, justo como antes, y esta bien.

- voy a ir por ella. - mi vista vuelve a eder cuando lo escucho decir eso, pero no lo detengo, contrario a como debería.














Kayla. Mis padres abdlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora