Cinco

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Llegó el momento en que no sabía que hacer conmigo misma, estaba recibiendo más atención de mi mejor amigo de la que estaba acostumbrada. Ibamos tomados de las manos ay todos lados y nos besabamos a menudo, mayormente porque Kaeya es quien comenzaba todo.

Él aprovecha cada momento a solas que tiene conmigo para abalanzarse sobre mis labios. No tengo excusa, simplemente no puedo resistirme a sus besos. Él lo sabe y se aprovecha de ello.

Además de que, sabiendo los efectos que tiene en mi logra ponerme aún más nerviosa cuando me susurra al oído esos "te quiero" y "me gustas mucho".

Siempre he sido débil a Kaeya, le tengo un cariño inmenso y siempre he tratado de cumplir sus caprichos por más pequeños que sean.

-Pero esto es diferente.- le respondí cohibida cuando me preguntó si podíamos ir un poco más allá de lo normal.

Y yo sabía perfectamente a lo que se refería.

-¿Por qué es diferente? ¿No estamos saliendo?

-Ponte en mi lugar por un momento.- suspiré.- Si una chica con la que te llevas bien de repente se te confiesa y te pide intentar salir pero nunca imaginaste que podrías gustarle ¿no estarias nervioso?

-Bueno, no lo sé, siempre he tenido ojos para ti.- sonrió como un niño pequeño.- Y no planeo dejarte ir por nada del mundo.

Dicho esto comenzó a besarme en la mejilla repetidamente mientras me abrazaba, era como un niño que le acababan de regalar un dulce. Estaba realmente feliz y no iba a ser yo quien arruinara esa felicidad.

-Deberías ser un poco más consciente ¿sabes?- de repente su mirada ya no era juguetona como suele serlo y su sonrisa era pícara, como si estuviera tramando algo.- Estamos solos en tu habitación, incluso no hay nadie en casa...

-Ya lo sé pero ¿por qué debería cuidarme de ti? Sé que no harías nada que no quisiera.

-¿Eso crees? ¿Aún cuando con solo saber eso mi corazón late asi?- colocó mi mano sobre su pecho para que sintiera como su corazón parecía que iba a salirse.

Su deseo es tan visible a traves de sus latidos...

-¿De verdad deseas hacerlo conmigo?- mi voz tembló.

-Siempre he querido, incluso me he tocado pensando en ti.

No pude decir ni una palabra, era demasiada información para mi y estaba demasiado avergonzada solo de saber cuanto le gustaba. Realmente jamás lo habría imaginado.

-¿Quieres ver?- ladeo la cabeza.

Jamás había visto esa expresión en su rostro, esa expresion que rogaba porque le prestara atención...

Sabía que no debía dejarme llevar, que debía decirle que no, pero mi curiosidad era demasiada.

Quería verlo.

-Ven aquí.- susurró.

Rápidamente ya estabamos sobre la cama. Kaeya se sentó en la cama pegando su espalda a la pared para que luego me sentara sobre sus piernas. Comenzamos a besarnos muy suavemente, subiendo de intensidad poco a poco hasta llegar a mordernos mutuamente.

No necesité mirar para saber que Kaeya había desabotonado su pantalón debido al sonido del cinturón.

-Tócalo.- susurró sobre mis labios y no pude hacer otra cosa que jadear.

Era la primera vez que tocaba a un hombre, después de todo mis pocas relaciones raramente duraban más de dos semanas.

Coloqué una mano sobre su miembro tímidamente.

-Solo con tocarlo no es suficiente, mueve tu mano, por favor.

Como yo era totalmente inexperta Kaeya puso su propia mano sobre la mia y dirigió mis movimientos. Me daba demasiada verguenza pero a la vez me gustaba, irremediablemente mi cuerpo respondía a ello.

Kaeya escondió su rostro en el hueco de mi cuello, comenzando a jadear una y otra vez.

-¿C-cuando te tocas... imaginas que yo lo hago?- pregunté por simple curiosidad.

-Imagino que te estoy abrazando.- respondió entre jadeos entrecortados.- Me imagino deslizandome dentro de ti una y otra vez...

Se me hizo un nudo en la garganta y mi corazón, que ya palpitaba como loco, comenzó a doler.

-Cuando esté dentro de ti te sentirás tan bien... escucharé tus gemidos... llenaré cada espacio de tu interior...

Sus susurros dulces en mi oido me estaban poniendo cada vez peor. Estaba excitada y por momentos deseaba que lo hiciera, que realmente me tomara en ese instante.

Yo simplemente tenía curiosidad, no pensaba que terminariamos asi.

-Ah... ya viene...

Aumentó la cadencia de su mano y por ende de la mia, en pocos segundos aquel líquido blanco y espeso manchó nuestros dedos.

Kaeya me miró a los ojos luego de aquello, sus ojos mostrando cuanto había disfrutado. Estabamos agitados, por alguna razón más yo que él.

Desde esa tarde siempre que nos quedamos a solas sucede lo mismo. Quizá es porque la primera vez fue intensa pero estoy sorprendida por la facilidad con la que acepto esto como algo normal entre nosotros.

No lo sabía pero desde ese momento ya no hubo vuelta atrás para nosotros.

Closer [Kaeya x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora