VII

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Vivir de buenos momentos junto a Justin fue una de las mejores cosas que ne han regalado Dios, los días que pasé junto a él, fueron días de Gloria.

–Nunca me arrepentiré de haber decidido conocerte–Me dijo un día mientras caminabamos cerca del lago más hermosa de Cristal.

–Te aseguró que te arrepentirás más adelante–Le dije entre risas.

–Lo dudo, eres una persona increíble, siempre logras sacarme una sonrisa–Exclamó contentó.

El lago por el que caminabamos era bastante lejos de todo y de todos.

Era uno de mis lugares favoritos de Cristal, las aguas de este, eran color verde esmeralda y se rodeaba de hermosos árboles de casi cinco metros de altura. Era una zona tranquila y aveces un poco solitaria.

–¿Quisieras nadar en el lago?–Me preguntó Justin deteniéndose enfrente del lago.

–Creo que no es buena idea–Dijo deteniéndome junto a él.

–No seas aburrida–Exclamó y jalo de mí hacía el lago.

El agua extremadamente fría, entre risas y salpicadas de agua pasámos dos horas maravillosas juntos.

Después me acompaño hasta casa y se fue, puesto que sus padres lo estarían buscando.

No puedo negar que era bastante incómodo para los dos compartir momentos juntos con la necesidad de escondernos. Pero aún así no era algo que nos impidiera vernos casi todo el tiempo.

Los anuncios en los periódicos sobre mí, dejaron de publicarse e investigarse, cosa que me tranquilizó demasiado.

Sentí que mi vida empezaba a cambiar, empecé a ver las de otra manera, permanecía feliz todo el tiempo, en el trabajo y en la universidad andaba muy activa y alegré.

Con el tiempo empecé a creer que el camino decidió que conocierá a Justin. Y al príncipio no lo comprendía, pero con el paso del tiempo, entendí que él llegó a cambiar mi vida y hacerla mejor de lo que era.

Justin se había convertido en alguién muy importante para mí y sabía que yo también para él.

Pero...¿Era amor o que era lo que estaba sintiendo?

Para mí era algo nuevo,
enamorarse....Era algo totalmente  nuevo y diferente.

○ ○ ○

Un lunes en el trabajó, me encontraba bastante ocupada, Natalie entró con un rramó de rosas que alcanzaba a topar su rostro.

–Megan te envián este dulce regalo y adivino quién pudo ser–Exclamó Natalie emocionada mientras me ofrecía el rramó para recibirlo.

–Están preciosas, pero...¿Creés que quién pudo enviarlas fue Justin?–Le pregunté mientras agarraba el rramó de rosas.

–Por el amor de Dios, está claro que fue él y esto lo afirma todo–Dijo sonrirndo.

–¿A que te refieres?–Le pregunté con la ceja fruncida.

–Me refieró a que se está enamorando de tí–Dijo contenta.

No sabía que decir, ¿Era cierto? ¿Justin Cooper se estába enamorando de mí?

Habían pasado ya unos meses de compatir tiempo juntos. Pero no podía aceptar que me estaba encariñando con él.

Ese día salí de trabajar y me fuí a la universidad, en todo momento no dejé de pensar que tal vez un amor no correspondido podría cambiar mi vida de un giró.

Al llegar a casa coloqué las rosas en un jarrón con agua, pensé en enviarle un mensaje de texto a Justin, pero después creí que no era una buena idea, por lo menos, no ahora.

Me dormí rápidamente, puesto que estaba cansada y necesitaba relajar mi mente.

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