Diferencias de especie

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Capitulo 9: diferencias de especie.

P L A N E T A M A D R E.

N.O:

Varios días habían pasado desde la llegada de los "alienígenas" al tranquilo imperio del Sol. Madara había sido informado unos días atrás de que los emperadores de los demás reinos habían aceptado la reunión repentina, pero que se demorarían al menos unas dos semanas como tenía previsto Minato.

Ya era de noche, y en la habitación del emperador se encontraban acurrucadas tres personas en la cama del mismo.

Deidara, Kakashi y el mismo Minato intentaban dormir plácidamente en la cómoda cama.

Intentaban, pues el pequeño rubio alborotado caminaba dando vueltas en frente de la cama, murmurando cosas que ni Kakashi, ni Deidara, ni Minato intentaban descifrar.

— Hijo, ya vente a dormir y deja de joder. — le dijo cariñosamente el padre del rubio Uzumaki, levantando un poco la cabeza solo para no molestar a su rubio sobrino que dormía tranquilamente acurrucado en su pecho. Naruto por otro lado solo dijo algo como que "sabía que ellos tenían algo diferente, pero no sabía en dónde".

— Ay, no sé, ve y le preguntas a Tsunade o te vas a dormir a tu habitación. — en ese momento Naruto tuvo la revelación que necesitaba, por lo tanto le agradeció a su padre con un casto beso en su mejilla y salió intentando no hacer tanto ruido de la habitación.

Caminaba a pasos apurados, buscando con sus ojos la que sería la habitación de la vieja rubia. Al encontrarla entró de putazo en la habitación, no logrando importarle menos que la mujer estuviera durmiendo, pues muy bien el sabía que eso era algo que la Gamma prefería dejar para después.

— ¿Qué chingados quieres, mocoso? — y tal y como lo esperaba, encontró a la mujer en su escritorio mirando su computadora, tal vez estudiando, tal vez investigando, luego Naruto lo sabría.

— ¡Vieja! ¡Necesito saber que es lo diferente que tienen los huéspedes! — informó a la mujer el porqué de su llegada, entonces ella decidió voltear su vista hacia su persona, mirándolo con el ceño fruncido.

— Ay, y a mi qué. — y devolvió su vista al jueguito de niñas que había encontrado por ahí, pues ella no iba a permitir que la princesa Diana muriera en mitad de la operación a corazón abierto que le estaba haciendo.

— ¡Por favor! Yo sé que usted sabe que ellos tienen algo diferente a nosotros. — siguió insistiendo el rubio, cerrando la puerta detrás de él y acercándose más a la mujer mayor. Tsunade suspiró y puso en pausa su importantísima operación.

— Sí, lo sé, pero no me acuerdo que era. — sinceró con el rubio, despausando su juego y limpiando del cerebro de la princesa lo que parecían ser muñecos de nieve.

— ¡Vieja! Debe tener unos documentos o algo por el estilo.

— si bueno, los documentos se los dí a tu papá, y la USB se la devolví a Sakura ayer. — entonces el rubio se lamentó en el piso de la habitación, exasperando a la mujer. — Mira lo que ellos tienen es… es… bueno… son más grandes que nosostros, y realmente somos muy similares…

— ¡Eso ya lo sé! Pero necesito más abuela — y entonces Naruto se arrastró por el piso cuál rata y se colgó del pantalón holgado que llevaba la Gamma como pijama. — necesito más.

— Eh… eeh… ¿Qué era? — se siguió cuestionando, importandole poco que Naruto estuviera jalando su pantalón y estirándolo más. — ¡mierda, no me acuerdo!

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