━━ 𝟏𝟒: el soldado y la fjerdana

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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐀𝐓𝐎𝐑𝐂𝐄━━━🐦‍⬛━━━

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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐀𝐓𝐎𝐑𝐂𝐄
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𝓡andvi

𝐊𝐀𝐙 𝐎𝐂𝐔𝐏𝐀𝐁𝐀 𝐂𝐎𝐍𝐒𝐓𝐀𝐍𝐓𝐄𝐌𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐋𝐀 𝐌𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐃𝐄 𝐑𝐀𝐍𝐃𝐕𝐈. Cada vez que cerraba los ojos, podía ver sus oscuros ojos marrones mirándola fijamente, burlándose de ella. No parecía importar cuánto intentara olvidarlo o apartarlo de su mente; siempre encontraba la manera de colarse de nuevo.

Randvi pasaba horas recordando todos los momentos que habían compartido juntos. Pensaba en los momentos en que se sentaban en silencio en su habitación del ático en los Barrios Bajos, mirando por encima de los tejados de Ketterdam y hablando de sus esperanzas y ambiciones. Recordaba el momento en qué llevó a Kaz a una cafetería dirigida por una mujer anciana Fjerdana y lo obligó a probar una porción de pastel de nueces.

Incluso echaba de menos las conferencias y proverbios de Inej cada vez que tomaba una decisión impulsiva. Extrañaba dormir con Inej en su habitación cuando las pesadillas se volvían demasiado difíciles de manejar. Añoraba las bromas de Jesper, su sonrisa arrogante y las apuestas que siempre hacían. 

Pero sobre todo extrañaba a Kaz. El olor de él, el tono ronco de su voz y su expresión adusta. Extrañaba la forma en que la burlaba y todas las pullas que le lanzaba. Randvi habría renunciado a todo por volver a verlo, solo que él nunca habría hecho lo mismo por ella. 

El sol había salido y se había puesto innumerables veces, haciendo que Randvi perdiera la noción del tiempo. De alguna manera, funcionaba a su favor. Con cada día que pasaba, la esperanza de que Kaz viniera a por ella se desvanecía, hasta que un día desapareció por completo. Intentaba decirse a sí misma que los Cuervos estaban esperando, buscando el momento adecuado, pero sabía que no era más que una mentira. 

Randvi nunca había sido realmente parte de los Cuervos, entonces, ¿por qué vendrían a por ella? A Kaz solo le importaba él mismo y sus Cuervos, no Randvi. 

Su cuerpo dolía por la posición en la que la obligaron a estar y por el agotamiento de aferrarse a la esperanza perdida. Había estado trazando círculos en su palma durante horas, una voz tratando de convencerla de usar su poder en sí misma, pero aún no había encontrado el valor. 

El sonido de cadenas tintineantes provenía del otro lado de la tienda. El sonido era implacable y había estado ocurriendo durante demasiado tiempo, empezando a desgastar a Randvi. Si este fuera el lugar donde pasaría sus últimos días, al menos quería que fuera pacífico. 

─ Puedes tirar de las cadenas todo lo que quieras, pero no se romperán ─Randvi llamó con un gemido, estirando las piernas frente a ella─. A menos que tengas alguna especie de fuerza sobrehumana o seas un Fabrikator. 

𝐀 𝐒𝐄𝐄𝐑'𝐒 𝐒𝐎𝐋𝐀𝐂𝐄 | Kaz BrekkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora