━━ 𝟏𝟑: promesas rotas

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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐂𝐄━━━🐦‍⬛━━━

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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐂𝐄
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𝓡andvi

𝐃𝐄 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐎, Randvi estaba soñando con Fjerda.

Ella soñaba con los exuberantes bosques verdes llenos de altos pinos y las melodías silbantes de los pájaros. Podía sentir el crujir de hojas y ramitas bajo sus pies, el roce de las agujas de pino contra su piel mientras se agachaba detrás de un tocón. En algún lugar a lo lejos, podía escuchar a su hermano llamándola con risas, como si fueran niños otra vez jugando al escondite. 

Pero demasiado pronto, la luz del sol que se filtraba desde debajo de los árboles desapareció, junto con el sonido de las risas y los pájaros. En su lugar, Randvi no vio más que un cielo negro lleno del tenue destello de las estrellas. Un grueso manto de nieve ocultaba lo que antes habían sido prados y bosques bulliciosos. Un viento amargo mordía su piel, la nieve llenaba sus ojos y congelaba su ropa. 

Estaba de vuelta en las pesadillas que la atormentaban cada día. Las pesadillas de las que se despertaba de golpe, con una capa de sudor cubriendo su cuerpo. Aunque siempre podía escapar de esas pesadillas, despertando en la comodidad de su habitación, envuelta en un montón de mantas lejas del frío. 

Solo que esta vez no podía despertar, sin importar cuánto lo intentara. Se vio obligada a revivir el momento en el que su vida había terminado, forzada a presenciar el recuerdo que había intentado olvidar con tanto esfuerzo. 

La tormenta aullaba, silbando en los oídos de Randvi, su piel siendo golpeada por la nieve, como si la estuvieran pinchando con mil agujas. Sin embargo, a pesar del frío entumecedor de la nieve bajo su cuerpo, yacía tan quieta como podía sin atrever a moverse. 

Ella observaba cómo un mar de luces iluminaba el área alrededor de su hogar, el resplandor de las antorchas brillando contra la nieve caída. Permanecía oculta en la oscuridad, con solo las estrellas para vigilarla.

Luego escuchó los gritos, pero solo pudo identificar una de las voces, la de su madre. 

¿Dónde está ella? gruñó una voz distante. 

No sé de quién estás hablando. 

Vuelve a revisar la casa. Y los campos de detrás. No me voy sin ella. 

Randvi se volteó inmediatamente boca arriba, colocándose tan plana como pudo. Su respiración se volvía profunda, su cuerpo temblaba por el frío de la noche y el miedo de ser descubierta. Las estrellas brillantes sobre ella no ofrecían consuelo; en cambio, apretó los ojos con fuerza, rezando para que la pesadilla terminara. 

𝐀 𝐒𝐄𝐄𝐑'𝐒 𝐒𝐎𝐋𝐀𝐂𝐄 | Kaz BrekkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora