𝐀 𝐒𝐄𝐄𝐑'𝐒 𝐒𝐎𝐋𝐀𝐂𝐄 | Kaz Brekker

━━ 𝟏𝟕: un trato es un trato

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐃𝐈𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈𝐄𝐓𝐄
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𝓡andvi

𝐔𝐍𝐀 𝐒𝐔𝐀𝐕𝐄 𝐇𝐄𝐋𝐀𝐃𝐀 𝐒𝐄 𝐇𝐀𝐁Í𝐀 𝐏𝐎𝐒𝐀𝐃𝐎 𝐒𝐎𝐁𝐑𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐂𝐀𝐌𝐏𝐎𝐒, cubriendo la hierba y las hojas de los árboles con un reluciente manto blanco, haciendo que el mundo a su alrededor pareciera como si estuviera cubierto de azúcar. El frío del invierno pellizcaba las mejillas de Randvi, haciéndolas enrojecer, y su aliento era visible como si fuera una nube de humo.

Desde que escaparon de la Sombra, Randvi había dormido en relativa paz por primera vez en días. Había apoyado la cabeza en las piernas de Inej, mirando hacia el fuego para mantenerse cálida. Cuando se despertó por primera vez con el paisaje cubierto de escarcha, pensó que estaba de vuelta en Fjerda. El olor a madera quemada, el frío intenso y el color blanco hasta donde alcanzaba la vista. 

Ella había pensado que era una niña de nuevo y esperaba que las piernas contra las que descansaba fueran las de su madre. 

Randvi aún no había hablado con Kaz. De hecho, tenía la sensación de que ambos estaban haciendo lo posible por evitar tener que hablar. No lo había perdonado, ni siquiera había olvidado cómo la había abandonado. Solo deseaba que pudieran cruzar las miradas, al menos una vez. 

El fuego frente a ella parpadeaba y escupía chispas ocasionalmente, algunas de las cuales caían sobre sus ropas. Había estado rompiendo pequeñas ramitas, sosteniéndolas contra el fuego y observando cómo se encendían en llamas. Era algo que solía hacer cuando era niña para pasar el tiempo. 

El grupo había estado casi completamente en silencio desde los eventos en la Sombra. Zoya, una Squaller que los había ayudado a escapar, apenas había dicho una palabra. Inej estaba admirando a Alina, y ambas hablaban de Santos y dagas. 

Kaz regresó al pequeño campamento que habían hecho, entregando una bolsa a Jesper, quien luego la pasó a Mal. Randvi intentó captar su mirada, rezando para que le dedicara un solo vistazo, pero estaba demasiado ocupado observando a Inej como para notarla. 

Eso le apretó el pecho, sentía como si el frío amargo a su alrededor hubiera encontrado su camino dentro de su cuerpo, luchando contra cualquier calidez que hubiera sentido. 

─ El primer paso de cualquier buen plan: un cambio de ropa. A mí me ha funcionado ─Jesper asintió hacia Mal.

─ Gracias ─respondió Mal. 

Alina, con la ayuda de Inej, se puso de pie, ajustando su capa más cerca de su cuerpo. Todavía estaba débil por la pelea en la Sombra. Randvi tomó eso como una señal para ponerse de pie, dando unos pasos hacia Jesper y parándose hombro con hombro con él.