Gale (en el cuerpo de Peat)
Ya estaba en la terraza de la cafetería con su bubble tea de leche y mango cuando Gale «se vio» aparecer al doblar la esquina. La expresión de enfado que había en «su» rostro le asustó.
Aunque la pregunta podía ser algo estúpida, vio propicio intentarlo. Aún no había podido encajar la impresión que le daba ver su cuerpo desde fuera, pero estaba esforzándose al máximo por comportarse con la mayor tranquilidad posible.
—¿Estás b...? —empezó a decir, pero Peat le interrumpió.
—¿Cómo no me avisas de que Jacob y tú os vais a divorciar? —dijo en un tono de voz inusitadamente alto.
Gale le hizo un gesto para que hablara más bajo. Peat tomó asiento a regañadientes y, aún sin mirarle, se acercó a ella para continuar:
—En serio, ¿cómo se te ocurre? No te imaginas en qué situación más incomoda me has puesto.
Se giró bruscamente con el ceño fruncido y la escudriñó con su mirada.
—No sabía qué decirle. Estaba furioso. Y dolido. Él...
—¿Tan mal está?
Fue todo lo que el nudo que se le había formado en la garganta le permitió preguntar. Peat apoyó poco a poco la espalda en la silla y suspiró. Al fin, asintió pesadamente.
—Se le veía muy afectado, sí es verdad. No lo sé, yo... Joder, Gale, estoy hablando conmigo mismo y ni siquiera puedo alucinar tranquilo. Esto es inaudito, no me lo puedo creer todavía.
«Debería haber estado ahí para él, conversar sobre lo ocurrido», se repetía Gale una y otra vez. «La persona que más quiero en el mundo está sufriendo, y es por mi culpa. Encima no hay nada que yo pueda hacer ahora mismo. Me necesitaba y todo lo que se ha encontrado ha sido a alguien que no ha podido entenderle. Lo siento, Jacob, lo siento tantísimo».
Gale sacudió la cabeza para salir de sus pensamientos. Ponerse a pensar en Jacob ahora no era lo más inteligente. Tenían que arreglar este desastre y ni siquiera sabía cómo ni por dónde empezar. Cuanto antes volviera todo a la normalidad antes podría poner un poco de orden en su vida.
—Sí, tienes razón, todo esto es una locura. Siento no haberte contado lo de Jacob, estaba igual de aturdida que tú y no caí en avisarte —dijo Gale con un hilo de voz mientras jugaba con su bebida dándole vueltas con la pajita. Justo en ese momento, el camarero tomó nota a Peat. Una vez se hubo alejado lo suficiente, él posó su mano sobre la de Gale, en un intento de que dejara aquel comportamiento compulsivo.
—No debe haber sido fácil para ti tampoco, no creas que no lo sé. Es demasiado que asumir.
—Pero debemos hacerlo.
Peat asintió. Gale y su entereza habitual.
—Si no, no podremos avanzar —continuó ella, terminando de serenarse—. Comencemos: hoy nos hemos despertado uno en el cuerpo del otro. Ahora yo soy Peat y tú eres Gale. Según he visto en películas y doramas, no debemos permitir que nadie se entere de esta permuta, ya que podría afectar al equilibrio del universo y todo eso. Cuando estemos con más personas, me llamarás por tu nombre, ¿entendido?
—¿Quién eres ahora, Timoteé Chalamet?
«Una vez entras en el mundo del BL, salir de allí es prácticamente imposible», se dijo Gale.
Le dedicó una corta sonrisa y prosiguió:
—Te doy permiso para que utilices mis dispositivos electrónicos y mis cuentas mientras arreglamos esto. No podemos estancar nuestras vidas hasta que volvamos a nuestros cuerpos, sería demasiado sospechoso. ¿Te parece bien?
ESTÁS LEYENDO
Love in the Gale
أدب الهواةEnamorarse es como hallarse perdido en medio de una noche de ventisca. El vendaval de emociones que llevas por dentro nubla tu juicio, y toda la bruma que se apodera del ambiente hace imposible vislumbrar con claridad lo que tienes ante tus ojos. «...