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Primera regla de un asesino:
Los sentimientos son tabú... No cuestiones, para un asesino, lo importante es lograr nuestro objetivo
Las palabras de mi maestro suenan constantemente en mi cabeza, un eco constante que me abruma, y me hace susurrarlo una y otra vez. Pero ... algo muy dentro de mi, me dice que, sé que no es cierto...
- Eres un fracaso...incluso como asesina...- Replica una eco rasposo y macabro junto con un viento fuerte que hace que pétalos de flores vuelen y le peguen a la cara a Ángel.
Ángel: otra vez esa voz...-
Ella volteaba para saber de donde salia ese escalofriante sonido, pero solo estaba ese hermoso jardín lleno de flores, no sabia el como había llegado allí, pero el sendero de piedra podría ser el camino para salir...o por donde había llegado...tal vez solo la llevaría mas lejos, solo había una forma de averiguarlo. Así que, camino descalza con un vestido blanco sencillo...del cual no entendía el porque lo llevaba puesto.
Con cada paso, sentía que no llegaba a ningún lado, de echo se hacía cada vez mas claro el entorno que ya no podía ver el camino de piedra, las flores empezaron a perder su color, no olía nada, cuando se dio la vuelta para regresar, el camino se borro como si estuviera en un cuaderno en blanco, donde parte del fondo faltaba por colorear, pero había líneas donde podía distinguirse un poco el paisaje, ella miro sus manos, pero podo asegurarse de que estaba completa ... un crujido de los arbustos la puso en alerta.
-"Un arma!"- pensó ella y corrió hacia un árbol, cuando tomo la rama, esta se convirtió en una serpiente negra grande.
Ella dio un brinco para atrás cubriendo su cara con su brazo izquierdo. Del cual, el animal atrapo el pequeño brazo de ella y se enrosco su enorme y resbaladizo cuerpo. Ángel alarmada intento quitárselo y dio un grito horrible de dolor porque el animal abrió su boca mostrando sus dos enormes colmillos, ella sentía que le ardía y se metía en su piel.
Angel se rasguñaba y la sangre que salia al rascarse con sus uñas, manchaba el piso blanco.
Llorando en pánico, respiraba con dificultad, intentaba tranquilizarse. Apretaba su brazo con fuerza pero el inmenso dolor y olor a quemadura la estaba enloqueciendo.
Poco después, el sonido de unos pasos hacen que ella crea que no esta sola...
- ayúdame!!.- suplico en un susurro.
Volteo a ver quien era, pero se detuvo, era una persona alta, con un cabello oscuro.
Limpio sus lagrimas un poco, hizo que pudiera ver mejor, pero el rostro de esa persona hizo que diera un trago duro, sus pupilas se abrieron demasiado e intento huir. Pero él se abalanzo sobre de ella con un cuchillo en su mano.
Lemuel: estas contagiada...tu ya no eres digna...- sonrió mostrando unos dientes filosos.
Ella estaba en el suelo, sosteniendo la mano de Lemuel que no dejaba de mirarla con esa sonrisa que parecía que se había vuelto loco y que lo mas quería ver era ver su sangre.
