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El viento soplaba, trayendo consigo una suave brisa que acariciaba su rostro, el sol se escondía por el horizonte y los débiles rayos aún se colaban entre sus rizados cabellos castaños, el olor de la sal del mar inundaba sus fosas nasales cómo la tranquilidad que danzaba en el viento y giraba alrededor.

Llevó sus manos hasta su vientre hinchado por encima del camisón blanco de fino algodón, sintió cómo daban unas leves pataditas, lentas, suaves cómo disiento ¨Aquí estamos papi¨.

- Guapo me costó conseguirlo, pero aquí está

- Es sólo un helado de cereza, tampoco es tan difícil

- Bueno sol, estamos en un acantilado, tuve que bajar y buscar un puesto de hela...

- Emi, solo dame mi helado

(aquí termina la música)

El alfa rizado le ofreció el helado y cuándo el omega estiró la mano para tomarlo, observó que tenía la palma de la mano llena de sangre, levanta la vista y ya no vé al rizado, regresa la vista a su vientre y vé que es éste el que está lleno de sangre, vuelve a buscar con desespero al alfa y lo observa a lo lejos, vá con una cadena en el cuello y quién sostiene el extremo de la cadena es Karol, quién también lleva a sus hijas, una de cada lado y detrás de ellos vá un rastro de huellas rojas, sangre, mucha sangre, él intenta alcanzarlos, grita y grita y no lo escuchan.

De pronto Karol voltea y entre sus brazos cargaba a Noa y ésta observa al ojimiel fijamente - Ya una vez te lo quité todo, ahora lo estoy haciendo de nuevo - se gira y deja salir una risa macabra

- ¡NOOOOO! - su respiración era agitada, los gritos dolorosos

- Joaquín, Joaquín, es sólo una pesadilla, tranquilo, tranquilo estoy aquí - cierto alfa rizado lo tomó entre sus brazos y comenzó a soltar feromonas para calmar al omega - Ya, ya, ya, tranquilo, estoy aquí

- Emilio e-ella y tu-sangre - las niñas y y Noa

- Tranquilo mi sol, sólo es una pesadilla - el alfa trataba de tranquilizar al omega

El ojimiel sollozaba y de un sólo movimiento subió al regazo del alfa y se acurrucó, hundiendo su nariz en la fuente de olor del alfa

- ¿Quieres hablarme de tu sueño mi sol?


- No quiero perderte, no quiero perderlos, me importas Emilio y yo... aunque no lo diga, quiero que te quedes, pero estoy asustado y no quiero mirar al frente y después cuándo voltee para verte a mi lado, no estés... estoy jodidamente asustado

El alfa guardó absoluto silencio, el omega se despegó del cuello del alfa y buscó su mirada.

Con la luz de la luna que se colaba débilmente por las ventanas, alfa y omega colisionaron, un par de miradas que siempre han estado conectadas.

El omega tomó el rostro del alfa entre sus pequeñas manos, con el pulgar limpió las lágrimas que el alfa derramaba, besó una de sus mejillas recogiendo restos de lágrimas que escapaban por sus ojos cafés.

- Si tu me decías que me quedara lo iba a hacer, y si me decías que me fuera, también lo iba a hacer, sin salir de la vida de mis hijos, pero iba a respetar tu decisión... pero siempre deseé que me lo dijeras, que me pidieras quedarme, porque te conozco y sé, que si esas palabras no salían de tí, jamás aceptarías que yo volviese a tu vida y te juro, Joaquín, que pensaba que jamás lo dirías e incluso, creí y tenía miedo de un día volver a perderte, que desaparecieras de mi vida de nuevo, con ellos, con mis hijos, porque sé lo mucho que te cuestan los cambios - el alfa sollozó - Y ahora tú me lo estás pidiendo, tú me pides que me quede y yo.... yo quiero quedarme, lo quise desde el momento en que te ví entra por aquella puerta

¿A Dónde Vá Uno Cuándo Tiene El Corazón Roto? // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora