viii. back home

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"volver a casa"

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"volver a casa"

Unos fuertes abrazos por parte de Katherine no bastaron para sanar el dolor que sentía en ese momento, ni tampoco para frenar las lágrimas que parecían querer dejarla seca. Ahora no tenía lugar a donde ir en California, podría ser un hotel pero no quería que corran rumores.

—¿Dónde te quedaras ahora? —pregunto Katherine mientras manejaba el vehículo por las calles de la ciudad.

—No lo sé, creo que tomare el primer vuelo sin importar donde vaya y me iré de aquí. —dijo Madelyn y Katherine negó de inmediato.

—No, claro que no. Tienes mi casa, podrás quedarte ahí. —dijo Katherine y Madelyn negó.

No iba a aceptar esa propuesta, su mejor amiga era una recien casada y estos eran los primeros días disfrutando de su nueva vida, no iría a instalarse a su nueva casa y arruinar su fantasía.

—No, me iré. ¡Llévame al aeropuerto ahora, Katherine! —exclamó Madelyn y Katherine estacionó el coche apenas la escucho.

Madelyn estaba teniendo un ataque, de sus ojos se veía el estrés, la irá, y la tristeza acumulada.

—Madelyn, mírame. . . —Katherine tomo con cuidado las manos de su amiga y comenzó a acariciar con la intención de calmarla. —Tranquiliza tu respiración, estas tomando decisiones de las que pronto te arrepentirás. Esto no es el fin del mundo, algún día iba a suceder e incluso lo hablamos, sabes como llevar una vida sin él.

Madelyn retomo su respiración mientras contaba los segundos, como si fuera una niña pequeña. Su respiración no volvió a ser normal, a causa de los sollozos su respiración ahora era algo desequilibrada.

—Ahora que estas más calmada, vuelvo a preguntar, ¿vienes conmigo o ya tienes un lugar donde quedarte? —consulto Katherine usando su tono de voz suave y calmado, para tranquilizar a Madelyn y no ponerla más nerviosa de lo que esta.

Tras unos respiros, Madelyn pensó su respuesta.

—Volveré a casa en Pensilvania, con mi madre. Ah es donde me quedaré, después de todo solo serán unos días. —respondió Madelyn con la voz aún quebrada. Katherine al oír su respuesta asintio lentamente y la miró fijamente a los ojos.

—¿Estás segura de esa decisión? —pregunto Katherine y Madelyn asíntio segura. —Esta bien, entonces te llevare al aeropuerto. . .

Katherine la llevo directo al aeropuerto, el viaje en auto fue silencioso, ya que no había indicios de querer mantener una charla. Ese día Madelyn tuvo suerte, ya que había un vuelo hacia Pensilvania que salía en una hora.

—Bueno, supongo que nos vemos luego. —dijo Katherine mirando a Madelyn, quien parecía que en cualquier momento iba a volver a quebrarse.

Madelyn volteo a ver a su mejor amiga, y con total rapidez la rodeo en sus brazos y lloriqueo en su hombro, susurrando solo un. . .

—Te quiero, Katherine. . . —susurraba Madelyn mientras soltaba lo que le quedaba de lágrimas.

Katherine sonrió con demasiada tristeza y acarició la espalda de su mejor amiga, disfrutando de aquel abrazo. Quien sabe cuando volverán a verse otra vez, quizás Madelyn nunca más vuelva a tocar California luego de lo que le pasó ahí.

—Yo te quiero aún más, Mady. Sabes que siempre encontrarás consuelo en mí, a pesar de la distancia nunca te dejaré sola. —dijo Katherine derramando un par de lágrimas que no pudo aguantar más.

La despedida fue corta, Madelyn sintió que si seguía abrazada a Katherine no podría irse, porque después de todo ir con su mamá era lo que menos quería.
Poco después de que Katherine se fuera, la gente comenzó a formarse para abordar el avión. Para su suerte no tuvo que hacer la fila y pudo pasar directo al avión, esos eran algunos privilegios de ser famosa que agradecía tener.

El vuelo duro pocas horas, la mitad de ellas se la paso llorando y las otras durmiendo, ganándose un par de miradas de intriga por quienes iban sentados en la sección vip junto a ella. Una azafata tuvo el ofrecimiento de acercarse a preguntar si se encontraba bien, incluso le llevó un vaso de agua acompañado de algo dulce para subirle el ánimo.

Antes de pedir que su madre pase por ella fue al baño a limpiar su rostro, no quería que ella note que había estado llorando durante horas. Cuando estuvo lista salio y al localizar el coche de su madre fuera fue a subirse.

—¿Por qué traes tantas cosas? —preguntó su madre mientras salía del auto y la ayudaba a subir las maletas al coche.

—El tour me llevará más tiempo fuera de casa, así que decidí traer más cosas conmigo. —dijo Madelyn mientras cerraba el baúl del coche.

—No he oído nada sobre un show tuyo por aquí en Pensilvania, ¿cuál es el motivo de tu visita? —pregunto su madre mirándola directo a la cara.

—Solo quería venir a verte, mamá. ¿Estoy cometiendo un crimen? —preguntó Madelyn y su madre negó lentamente al oírla.

—Deja de decir barbaridades, Madelyn Isabel Rogers. Y deja de llorar, por favor. —exclamó su madre viendo a su hija de esa forma.

—Lo siento, es que. . . Te extrañe, mamá. —dijo Madelyn mientras abrazaba por sorpresa a su madre.

Su relación con su madre no era la mejor, ninguna sabia como tratar con la otra de forma sentimental. Su madre acarició la espalda de su hija y respondió a su abrazo, sintiendo que algo malo pasaba con ella.

Al subir al coche el ambiente cambió por completo, volviendo a ser lo mismo que antes.

—Me alegra saber que tu novio todavía no te dejó. Desde el primer día que me contaste sobre él supuse que no durarían mucho, pero mira, me haz sorprendido. . . —dijo la madre de Madelyn mientras encendía el coche.

Su madre tiro uno de sus tantos comentarios, que nadie nunca pide, y provocó que aquel ambiente pesado que Madelyn tanto odia vuelva. Desde que el coche avanzó Mady estuvo todo el viaje pensando en por qué no sólo rento una habitación de hotel en California y listo.

Quizás atravesar una fuerte ola de rumores sería mejor que pasar media semana con su madre. . .

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Mi suerte, Paul mescal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora