x. empty heart

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"corazón vacio"

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"corazón vacio"

Era oficial lo de su separación, su relación ya no existía y eso que todavía le quedaba mucho amor para dar. Madelyn trataba de distraerse para no pensar en ello, pero le era inevitable, ya estaba hecho el daño y lo único que le quedaba era llorar arropada en un rincón de su viejo cuarto.

Durante la madrugada de la noche en la que se entero que Paul habia desaparecido, recibió múltiples llamadas a su teléfono, pero como estaba completamente dormida no atendió. La mañana siguiente dudo de si lo de las llamadas era un sueño o si de verdad alguien la llamaba; en un intento de sacarse las dudas entro a la aplicación de llamadas y descubrió varias llamadas perdidas por parte de Paul.

Su corazón se estrujó al notar que eran llamadas seguidas a las cuatro de la madrugada, la preocupación la consumió de inmediato al imaginar que algo malo le pudo haber ocurrido a Paul. A pesar de lo que paso, ahí estaba Madelyn, imaginando lo peor y sin saber que hacer.

Lo único que logro hacer fue llamar a Paul, ella no sabía si hizo bien pero igualmente llamó. Sin imaginar que lo que iba a escuchar no iba a gustarle.

Queriendo hablar con Paul otra voz respondió y le dijo que. . .

—No te ilusiones más con él porque ya no va a volver, Madelyn. —respondió una voz que reconoció de inmediato, era Daisy.

Sin siquiera decir una palabra la rubia corto la llamada. Por segunda vez en su vida volvía a sentir el corazón vacio, primero por su papá y ahora por Paul.

Madelyn se sentía una ilusa al haner creído que algo malo ocurría con Paul. Se sentia una estupida por haber creído que el amor de Paul era solo para ella, como si su vida fuera una de las tantas película de amor que veían juntos.

Le costaba creer como Paul habia hecho todo eso, mentirle era algo que había prometido nunca hacerle a ella, pero lo hizo. Le hizo creer que sólo eran dos en la relación, pero la realidad es que con él eran tres.

A solo días de volver a su tour, de volver a la rutina, de volver a esos días donde el agotamiento se apodera de su cuerpo, ya no podía tirarse para atrás y cancelar todo solo porque estaba pasando por un momento doloroso. Ella no aceptaría eso, aunque le duela, no lo haría.

—¿Qué es lo que pasa por tu mente últimamente? —pregunto su madre parada en la puerta de su habitación, observando a Madelyn tratando de controlar su respiración.

O tratando de controlar su vida, después de todo era lo mismo para ella.
Madelyn seguía en su cama con el pijama puesto, eran las cinco de la tarde de un miércoles y sabiendo como era ella, su madre sintió preocupación.

—Nada. . . —respondió Madelyn sin levantar la mirada de las sábanas.

—¿Nada? . . Mady, dime la verdad de tu visita. —dijo su madre acercándose a la cama y sentándose justo a lado de Madelyn.

Madelyn no supo si dar ese paso, si contarle a su madre todo lo que venía sucediendo en su vida, pero al sentir la mano de su madre acariciar su cabello las lágrimas se dejaron caer solas.

—Paul y yo hemos terminado. Él me engañaba con una de sus mejores amigas, los encontré en nuestro propio departamento y es por eso que hoy estoy aquí. —Madelyn sintió como un peso se le iba de encima al poder hablar sobre el tema en persona con alguien. Hablarle con Katherine por teléfono no era suficiente, los abrazos no podían atravesar pantallas.

—Oh, mi pequeña, madelyn. . . —dijo su madre mientras extendía sus brazos y rodeaba a su hija en ellos, acariciando su cabello tal como antes lo hacía.

Aquel acto estremeció a Madelyn, hace mucho que con su madre no compartían un momento tan emotivo como ese. Luego de la pelea que tuvieron hace algunos años la relación se había desgastado, volviendo frías a las dos.

—Era lo que suponía. . . Mira, hija, se que no he sido una buena madre. . . —Madelyn interrumpió a su madre de inmediato.

—No, no digas eso. Tú fuiste una excelente madre, siempre lo haz sido, e cambio, yo fui la mal agradecida que te trato mal cuando tu no eras la culpable de nada. —dijo Madelyn refiriéndose a la partida de su padre. Ella siempre se desquitaba con su madre, ya que no podía hacerlo con su padre.

Su madre le sonrió y dejo que Madelyn termine de hablar para así poder proseguir con lo que iba a decir.

—Todo eso ya es pasado, yo a ti no podría culparte de nada. —dijo su madre mientras acariciaba su mano. Ahora estaban de frente mirándose a la cara, ya que anteriormente Madelyn fue quien rompió el abrazo que las unía a ambas. —Ahora, lo que quería decirte, es que esto que paso es mejor para tí. Tienes suerte de que él se haya ido de tu vida, quizás ahora no lo veas, pero más adelante te darás cuenta que esto dejará una lección en tu vida.

Madelyn pensó en aquello que su madre le dijo durante todo el día, ¿esa era su suerte?

¿Su suerte era que alguien que realmente amaba se fuera? Le dolía pensar en si ella en realidad fue lo que él quería.
Prefiero seguir el consejo de su madre y dejar de tratar de entender a Paul, sus mentiras y acciones, más ahora que él se fue lejos y no tiene intención de volver.

Lo que resto del día Madelyn y su madre conversaron y convivieron juntas, sanando y uniendo aquel viejo vínculo que a duras penas se notaba. También pasó la noche haciendo sus maletas, mañana en la noche tenía el viaje que la llevaría de vuelta a la rutina, prefirió hacer las maletas ahora y mañana disfrutar el último día que tenia junto a su madre hasta que pueda volver a verla.

 También pasó la noche haciendo sus maletas, mañana en la noche tenía el viaje que la llevaría de vuelta a la rutina, prefirió hacer las maletas ahora y mañana disfrutar el último día que tenia junto a su madre hasta que pueda volver a verla

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Mi suerte, Paul mescal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora