¿Qué puedo decir?
Suspiro tendido, sintiendo cómo la tensión se acumula en el ambiente. Estoy a punto de abandonar el habitáculo cuando oigo la entrada, abrirse en silencio, seguido de un ligero movimiento y un sonido sordo. Mis instintos me llevan a abrir la puerta lentamente, tratando de no hacer ruido, pero desde aquí no puedo ver a nadie.
No obstante, de pronto, una figura es estrechamente arrastrada hacia el lavabo. Mi corazón se acelera y una sensación de angustia se apodera de mí. El novio de Sia, con una sonrisa vulgar en el rostro, se halla en la habitación. Mis ojos se cierran involuntariamente mientras maldigo en silencio, entendiendo lo que está sucediendo.
No pasa mucho tiempo antes de que Sia se acerque decidida, dispuesta a todo. El chico la devora con la mirada, recorriendo cada centímetro de su figura. Lo observo, deseando escucharlo decir algo como "vámonos de aquí", pero es en vano. En cambio, ella cierra la distancia entre ellos y satisface sus ansias con un beso apasionado.
La escena ante mis ojos se vuelve cada vez más intensa, una mezcla de sonidos provocadores y el suave susurro de labios y lenguas entrelazadas. No logro distinguir dónde inicia la hermosa joven y dónde culmina su novio. Sus manos se aferran a su estrecha cintura, dejando los nudillos ligeramente pálidos por la presión, mientras ella se mueve con destreza entre las piernas del hombre. Ambos dejan escapar suspiros cargados de fuego y deseo.
Mi pecho se expande mientras intento contener la respiración, pero cada minuto que pasa se convierte en una eternidad. Observo la escena en un torbellino de emociones contradictorias. La lujuria y la envidia se entrelazan en mi interior, entretanto una sensación de frustración y anhelo me consume. Quiero apartar la mirada, alejarme de esa imagen tentadora, pero algo me retiene, incapaz de desviar los ojos.
Finalmente, no puedo soportarlo más y cierro la puerta con suavidad, alejándome de esa escena íntima que no tendría que presenciar. Soy consciente de que no debería estar aquí, mucho menos mirar un encuentro tan íntimo. Recapacito, han sido ellos quienes han decidido desvestirse en un lugar público.
Sostengo mi cabello, frustrado, pensando en cómo puedo salir de esta situación incómoda, cuando un sonido metálico al caer al suelo me atrae como un imán. Me muevo lentamente, buscando una perspectiva diferente. Ahora puedo observar completamente la espalda ancha del hombre y a Sia inclinada sobre la mesada.
Inclino el rostro y mi mirada vaga desde el suelo hasta sus pies enfundados en tacones, luego sube por sus piernas desnudas. No puedo evitar notar lo rápidamente que ha quedado tan expuesta, con sus largas piernas que, sin embargo, a pesar de su tez clara, se percibe un ligero tono cálido que parece haber sido besado por el sol y que al momento reflejan una leve capa de sudor.
Trago saliva, fascinado por la escena que tengo frente a mí. Por otro lado, la observo detenidamente, y reparo cómo le corren la tanga en un movimiento brusco. Ella resuella y apoya su mejilla sobre el frío mármol, su cabello apenas cubre la mitad de su rostro. Su mirada lasciva hacia su amante me hipnotiza, mientras él habla y ella responde con una sonrisa descarada. Sin embargo, su expresión se desvanece tras un empujón, acompañado de un sonido de chasquidos que hace que sus labios se entreabran y formen un morro. En mi mente, no puedo evitar imaginar cómo los mordería con mis dientes.
La escena se vuelve cada vez más intensa y mis pensamientos se desbordan. La excitación y la tentación se mezclan en mi mente, pero sé que debo alejarme de allí. Me aparto lentamente, buscando una vía de escape, a cambio los sonidos y las imágenes continúan atormentándome. Mi respiración se agita, y aunque mi cuerpo arde de deseo, sé que debo resistir la tentación y buscar mi propia liberación en otro lugar, lejos de esa escena prohibida que ha quedado grabada en mi mente hasta el día que muera.
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Romance«Actitudes pasivas o poderosas, en ambas situaciones por igual, eso era lo que con ella fui y me convertí. Aprendí muchas cosas, pues lo que no me ilustró, lo único que no dijo. Ha sido como olvidar su extraño y nuestro morboso placer.» Elías es u...