Capitulo 33

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— Un gusto conocerlo señor Taehyung.

— Tae, puedes decirme Tae — le sonrió.

— En ese caso, que bueno que pudo venir Tae- hyung — el mayor asentó la taza de café — de verdad, necesito de su ayuda.

En la cafetería donde fueron no había tantas personas, el mayor estaba fascinado con el lugar puesto que parecía lujoso por las paredes de colores pulcros y decoraciones dignas de un castillo imaginario. Los platillos eran exquisitos pero, diablos, los precios eran como un gancho al hígado.

El joven que lo citó parecía más que familiarizado con este tipo de lugares, precios e incluso personas. En la mayoría de clase alta, momento ¿Ese era un ídolo?

— Hyung — su burbuja explotó — ¿Va a poder ayudarme?

— Antes que nada ¿puedes decirme quién eres?

El pelinegro asintió con un porte serio.

— Soy Song Mingi, estudiante universitario de último curso, hijo único y un amigo cercano de Hongjoong.

— Ya veo — ladeó su cabeza — entonces, eres una persona normal después de todo — murmuró al recordar los berrinches del peliazul cuando le dijo que debía investigarlo.

— ¿Qué quiere decir con eso?

— N-No nada — rió nervioso ante la mirada fija del menor — a lo que venía — se aclaró la garganta — Hongjoong llegó con nosotros hace menos de año y medio — sonrió melancólico moviendo la cuchara dentro del café — no era más que un niño cuando vino a nuestro edificio por el empleo, cuando lo ví no pude evitar sentirme compadecido por él, se notaba desesperado así que sin dudarlo mi esposo le dió el puesto. Me sorprendió un poco lo fácil que aceptó el contrato, lo firmó sin rechistar nada y completamente seguro de si mismo — suspiró — era de suponer que no lo hacía por gusto y eso pude notarlo las primeras semanas. Nunca renunció al puesto y ni pensaba hacerlo — humedeció sus labios para continuar — necesitaba el dinero para esa universidad donde va o eso es lo que decía, él parece ir muy enserio con ese sueño de ser diseñador a pesar de que ciertos días lo veía llorar a escondidas o con los ojos apagados — Mingi apretó la mandíbula — era obvio lo mal que lo pasaba allí pero su respuesta era siempre la misma "He trabajado tan duro para llegar hasta aquí, no pienso rendirme" — sus ojos eran angustiados — Hongjoong no es un mal chico por eso no entiendo ¿Porqué le querrían hacer daño? No suele meterse con otras personas a parte de sus conocidos.

Mingi bajo la mirada.

Si tan sólo lo hubiera cuidado más, protegido más o estado más al pendiente. Sólo tal vez aún lo tendría a su lado, siendo regañado por sus bromas tontas o recompensado con una de las miles de sonrisas que Hongjoong creaba en sus hermosos labios.

Pensar en él le dolía ahora que no lo tiene.

— Señor Tae — habló tratando de que su voz no se oyera entrecortada — esto puede sonar duro pero si no buscamos a Hongjoong a tiempo...— el corazón se le oprimió dolorosamente — es posible que sus secuestradores lo transporten ilegalmente fuera de Corea — frunció su ceño cerrando los ojos con enojo apretando por lo bajo sus puños — si eso sucede...— lágrimas se acumularon en sus ojos — es probable que nunca lo volvamos a ver.

Éste tipo de dolor, de sentir y de estar era totalmente nuevo pero desesperante.

Una mano se apoyó encima de la de Mingi que enseguida alzó su cabeza donde una dulce sonrisa encontró perteneciente al mayor.

— Sé de qué hablas.

— ¿Lo sabe?

— Sí, en éste momento estoy de baja como oficial del FBI junto a mi esposo. Mientras no estamos en esa labor empezamos a hacer otro trabajo extra que es de las páginas web, entre ellas la famosa que es Cupido Stalker — confesó.

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