Capitulo 37

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Han pasado dos días después de aquel desastroso incidente del secuestro de ambos chicos universitarios.

Hongjoong fue dado de alta al transcurrir las 24 horas pues las enfermeras vieron que su recuperación fue de las más rápidas y menos dificultosa, a diferencia de la del castaño que apenas hace un día al fin despertó de su coma por milagro.

El peliazul se dió la responsabilidad de ir constantemente al hospital para hacer compañía a Jongho y a la familia del mismo aún si no hablaban nada, también porque tenía la inmensa necesidad de ver el progreso del pelinegro que lamentablemente no mostraba señales de querer despertar.

Desde que Hongjoong salió de su pequeño apartamento no ha podido dejar de pensar en una cosa, bueno, siempre la pensaba y esa era que, sentía la gran culpa y presión de contarle a una persona lo que ocurría o ocurrió antes de que sucediera todo. Ver a ese pelinegro en una camilla luchando por recuperarse, por el que comenzó toda esta extraña pero divertida aventura en su vida le incitaba a decirlo, la verdadera razón por la que ellos dos se conocieron en primer lugar, que no fue porque él era un "admirador secreto" sino más bien un "stalker secreto".

Quería decirle a Mingi del trabajo especial que tenía. ¿Porqué ahora? Porque si lo pierde, al menos, habrá tenido la oportunidad de decirlo. De ser honesto aún sabiendo que debió serlo desde el principio pero que no contó con que ese chico se metiera más allá de un simple número en su trabajo, tenía la intuición de que sería arriesgado investigar acerca de Song Mingi y no se equivocó, lo hizo, lo hizo con tanta profundidad que se enamoró de quien no debía. Quizás si hubiera leído el futuro habría evitado ir a ese callejón aquel día, pero no hay botón de reverso ni de eliminar, necesitaba enfrentar las consecuencias.

Necesitaba ser sincero con la persona a quien más ama.

— Las palabras de la abuela cobran sentido ahora. Si dices una mentira, dirás dos y luego harás todo un enredo con ellas que ya no sabrás cuál era mentira y cuál ya no.

Su abuela le repetía eso desde niño. Puede decir que ahora comprende más esas palabras tan sabias que describen su actual situación.

— ¡Hongjoong!

— ¡Jongho!

— Que bueno que llegas, Yeosang quiere hablar contigo — los dos hicieron una reverencia al guardia de la entrada del hospital — me dijo que era importante y además de eso, parecía ser algo serio con el tema ¿Pasa algo entre ustedes de nuevo? No va un día de su recuperación y ya están peleando otra vez, eso sí es ser archienemigos fieles.

— No, bueno, yo no me acuerdo haber peleado con él pero en caso de que sea así debió ser por algo que nos hizo enojar — se encogió de hombros.

— Jamás comprenderé su amor odio.

— Te vas a ir acostumbrando.

Jongho le mostró la habitación nueva de Yeosang al peliazul, el peligris dijo que atendería la llamada de su tío y les dejaría hablar a solas tal como se lo pidió y especificó Yeosang.

— ¿Puedo pasar?

— Adelante.

Entró al cuarto con ambiente tranquilo, vió al castaño de rulos sentado en la cama con las almohadas sirviéndole de apoyo en la espalda. Parecía mejor que cuando había recién despertado, su rostro se lo decía al ya no estar tan pálido ni cansado, lucía más brillante y desde luego más despierto. Eso le puso feliz a Hongjoong pero también sintió algo de pena por ver el pie izquierdo de Yeosang con un yeso y en su cabeza una serie de vendas por el golpe que se dió y que casi lo dejaba sin vida.

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