IV

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A la abuela se le había quedado el gas de la cocina prendido. Jisung no sabía qué hacer. Solo sentía la habitación con olor a gas, pero no podía salir.

Tal vez moriría ahí dentro. Sus padres nunca sabrán lo que hizo ese pervertido. Lloraba y suplicaba a todos los dioses que MinHo llegara pronto.

—¡Abuela! ¿Se encuentra bien?

—Sí, estoy bien...

—¿Y su nieto? ¡¿MinHo dónde está?!

Jisung escuchó esa voz y reaccionó a esconderse en el armario. Seguramente moriría ahí, pero lo podían encontrar.

No olía a gas ahí dentro, pero olía al perfume que usa MinHo. Sé sintió más relajado. Como si MinHo lo abrazara y le dijera que no llore. Él era tan extraño.

—¡MinHo! ¡Tú abuela casi muere asfixiada ahí adentro! ¡¿Dónde andabas?!

No entendía por qué la vecina se le veía tan desesperada, hasta que la escuchó. Además de pensar en su abuela, pensó en Jisung. Sus gatos conocían el pasaje, ellos se podían salvar solos.

—¿Ella dónde está?

—En mi casa, ¡Tienes que prestarle más atención, niño!

Al menos su abuela estaba a salvo. Entró a la casa y se sentía muy fuerte el olor a gas. Una mínima chispa y su casa explotaría. ¡Jisung podía morir ahí dentro!

Seguramente estaba escondido, o tal vez ya estaba desmayado. Le partió el alma pensar que podía morir.

—¡Jisung! ¡¿Donde estás?!

¿Ese era Minho? Abrió el armario y en unos segundos, lo vió correr hacia él.

—le abraza— Oh, diosmio, tuve tanto miedo. ¿Estás bien? ¿Puedes respirar aún? —le mira—

—E-estoy bien

—Vamos, tenemos que salir de aquí

Lo escuchó quejarse fuerte cuando lo subió a su espalda, pero ahora era más importante salir de la casa sin que nadie los vea.

Y a estas horas de la mañana era imposible.

Fue al baño y dentro no se sentía tan fuerte el olor a gas. Podían esperar un poco.

Baja a Jisung y vuelve a abrazarlo. MinHo era bastante raro. ¿Por qué se preocupaba tanto?

Tal vez para Jisung eso era ridículo, pero MinHo no podía soportar la posibilidad de no haberlo encontrado vivo. Jisung podía morir, y no descubriría lo que dijo el Doctor.

Pensó en darle un montón de besitos pero al darse cuenta de su pensamiento, se alejó.

—MinHo, yo estoy bien —trata de calmarlo—

—suspira— Lo siento...

—No pasa nada, no fue tu culpa.

—No, lo siento por el abrazo. Sé que te incomodó.

Nuevamente su conversación se sentía extraña y diferente. ¿Por qué MinHo tenía tanto miedo de que Jisung muriera? ¿No era más importante su abuela?

Tres días después de ese "accidente" ya tenían más confianza. Bueno, Jisung tenía más confianza en MinHo. Iba de a poco.

La tarde estaba un poco calurosa, y MinHo estaba aburrido. Jisung miraba la televisión y ahora MinHo miraba... A Jisung.

Las mejillas del chico eran tan... Se veían suaves a pesar de sus heridas. Su sonrisa le hacía pensar en un conejo, ¿O una ardilla? Sus ojos a veces parecían tan tiernos. Y ni hablar de sus labios, siempre se le veían mojados. Darle un beso sería todo un paraíso. Sería un gran pecado comerle esos labios a besos de improvisto. Valdrían la pena en el infierno.

—¡MinHo! —dice más fuerte—

—¿Ah?

—Me estabas mirando mucho... ¿Hice algo malo? Te lo prometo, no volverá a suceder. 

—¿De qué hablas? No haz hecho nada malo.

—Pero me mirabas tanto y...

—Es mi culpa.

¿Su culpa? ¿Por qué? ¿Qué hizo MinHo?

—...¿Ah?

—Digo... A-ah, solo estaba pensando en algo. Perdón por eso.

Que MinHo le haya estado mirando la cara todo este rato, lo hacía ver aún más extraño. Ya le tenía un poco de más confianza, pero le daba miedo.

—¿Y en qué pensabas?

—Ah... Le conté a mi abuela que estás aquí. Prometió no decirle a nadie, asi que no te preocupes.

—¿De verdad? —sonríe—

—Sí... Ahora podemos salir al patio si quieres...

—¿Se puede?

—Sí, claro.

Jisung cambió de estar asustado a estar más animoso. Tal vez le hacía mucha falta tomar aire limpio y salir de la habitación un rato. Le ayudaría a despejar su mente.

Bueno, eso creyó, hasta que lo vió dormirse en la silla. Se veía tan tranquilo... Casi ni se le notaban los golpes. 

MinHo le acaricia la mejilla mientras sonríe. No estaba preocupado de que su abuela lo viera, ella había salido y Jisung estaba dormido, podía mirarlo hasta aburrirse.

O tal vez... Jisung no despertaba tan fácil y... Sus labios se veían mojados otra vez... MinHo estaba tan concentrado mirándole los labios, que no aguantó las ganas y encajó sus labios con los de Jisung. Fueron los segundos más encantadores que pudo sentir en mucho tiempo. Sus labios eran tan... Encajaban muy bien.

¿Pero que estaba haciendo? ¡Jisung ni siquiera estaba despierto! ¿Qué hubiera pasado si despertaba? Eso era pervertido de su parte. Y demasiado.

Aunque, ¿Era mejor darle un beso mientras estuviera despierto?

Recordó las palabras del doctor y, darle un beso lo hizo sentir feliz. Tal vez estaba enamorado. ¡En qué pensaba! Eso era ridículo. Quería darle muchos besos y abrazos a Jisung, pero él...

—Jisung... Te quedaste dormido —lo mueve de a poco—

—¿A-ah...?

—Te quedaste dormido.

—Oh, l-lo siento...

—Ahm... A la noche, ¿Quieres salir a pasear?

¿Lo estaba invitando a pasear? Un momento, ¿Eso no era una cita?

—Eh, ¿Una cita? ¿Para qué?

—Ah, no es una cita. Es para que salgas a caminar y eso... Tu cuerpo ya no duele tanto, ¿Verdad?

—Sí, estoy mejor... —lame sus labios—

¿Qué acababa de hacer? Hace un rato le había dado un beso, y ahora su lengua había pasado por ahí... ¡Ah, estaba enloqueciendo!

En manos ajenas [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora