IX

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Estuvieron ahí bastantes minutos. Ambos llorando, en especial Jisung. Él siempre era culpable de todo, pero esta vez, cruzó la línea y MinHo estaba a punto de lanzarse por culpa suya.

El que debería estar destrozado era MinHo, no él. ¿Pero qué importaba? Si Jisung estaba decidido a querer a MinHo de otra manera, ¿Qué importaba?

Le costaba caminar y se cae. MinHo al percatarse, se agacha a su altura.

—¿Estás bien?

—niega— No...

—No debiste correr.

—Si debía... Ibas a lanzarte, ¿Qué haría yo sin ti?

Fue esa la frase necesaria para cambiarlo todo.

Jisung estuvo años deseando que MinHo, Taehyung y Mark desaparecieran de su vida. Mark siempre fue el de las ideas, Taehyung quien lo insultaba, y MinHo, quien lo golpeaba.

Y ahora, sus heridas molestaban por querer salvar a MinHo. Irónico, ¿verdad?

MinHo lo sube a su espalda y suspira, preocupado por que alguien los haya visto.

Al llegar a casa, la abuela los mira. Atónita por las heridas de Jisung y los ojos hinchados en ambos.

—¿Q-qué pasó, mi niño?

—Ah, abuela, luego te cuento, ¿Si? —va a la habitación a dejar a Jisung en la cama— ¿Te duele demasiado?

—¿Qué le dirás a la abuela?

¿Acaso a Jisung no le importaban sus heridas? ¿Era más importante el qué dirá la abuela?

—¿Eso qué importa? ¿Tú estás bien?

—Sí, pero...

—Luego invento qué decirle —habla bajo—. ¿Seguro estás bien?

—La verdad no...

—Bien —va donde la abuela— No pasa nada, te lo prometo. Está todo bajo control.

—¿Seguro? Tu amigo se veía muy triste y adolorido.

—suspira y le toma las manos— ¿Me podrías ayudar con sus heridas? Te necesito.

—Sí, tranquilo, yo me encargo.

—Oh, gracias... La verdad es que no sé cómo debería cuidarlo.

Que su abuela se preocupe de Jisung le arreglaba muchas cosas. Aunque ahora parecía un interesado.

Ya habían pasado cuatro días y MinHo había aprendido cómo trabajar correctamente en la carnicería. Su plan iba de maravilla.

Mañana sí o sí enfrentaría al cojo. Pensaba un montón en cómo hacer todo.

Al llegar a casa saluda a la abuela y va a la habitación, ve a Jisung mirando por la ventana y corre a saludarlo.

—Hola —susurra—.

—da un salto— ¡Ah!

—Soy yo, tranquilo —ríe—.

—No me asustes...

—Lo siento.

—¿Cómo te fue? —algo temeroso—

—Me fue bien... ¿Te cuento una buena noticia?

—¿Qué pasó?

—Me dejaron encargado para cortar la carne recién entregada, ¿Y sabes lo que significa eso?

—Ah... ¿No?

—Mañana ese cojo estará acabado

—Ah... —baja la cabeza y sonríe—

En manos ajenas [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora