VII

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Ahora estaban en el patio. Sentados en una manta, simplemente descansando.

—Te va a quedar una cicatriz... —se atreve a acariciarle la herida en la mandíbula—

—Me veré horrible... Como siempre.

—No digas eso. Con o sin cicatrices, te verás lindo igual.

¿Desde cuándo MinHo era tan coqueto? ¿Cómo se supone que se debe reaccionar a esto? ¿De verdad intentaba conquistarlo? Estaba loco.

Comenzó a correr el viento, y a Jisung se le desordenó el peinado que tenía.

A MinHo le causó tanta ternura por cómo se veía que comenzó a reír.

—No te rías...

—Te ves tan lindo. ¿Por qué? —se tapa la cara con las manos—

Al principio creyó que se estaba burlando, pero después de mirarle, se le veía que estaba feliz. Quizá MinHo de verdad estaba enamorado. ¿Qué le veía?

—Ahm... ¿Cuál es tu plan?

—Ah, eso... —un poco incómodo— Quiero que sufra lo mismo que tú sufriste en la escuela pero, quiero que sufra el doble, y aún más.

—Pero te dije que eso es muy doloroso, duele aquí —señala su pecho—.

—Lo sé... ¿No quieres desquitarte tú también?

—¿De ti?

—Ah, ¿Te quieres desquitar de mi también?

—ríe— No sé... Supongo.

—Supones... —mantiene su sonrisa— Bueno, ya se me está ocurriendo algo. ¿Quieres de verdad matarlo tú?

—Ah... Sí —dudoso—.

¿De verdad Jisung quería matarlo? ¿Él mismo?

—¿Estás seguro?

—No...

—Puedo hacerlo yo si quieres —vuelve a acariciarle pero esta vez el cabello—.

—¿Por qué? ¿Y si alguien se entera?

—Tú no te preocupes. Te prometí que se arrepentirá de lo que te hizo. ¿Te parece bien que tus padres se enteren?

—niega— No, me odiarán. Él me castigó porque me gustan los niños. Si les digo a mis padres, me odiarán.

—¿Qué te da miedo exactamente?

—¿Dónde me quedaré? Me sacarán de la casa.

—Esta casa estará aquí para ti.

—Pero está la abuela y, si ella se entera que yo te gusto, me sacará también.

—No le diré entonces.

—¿Y dónde me quedaré? Solo está tu habitación.

—Quédate en mi habitación. Es lo suficientemente grande para ambos.

—¿Y dónde dormiré?

—Conmigo mientras, o yo duermo en el sofá.

—Pero dijiste que te dolía el cuello.

—¿Quieres dormir conmigo entonces?

—ríe avergonzado— No lo sé...

Se sentía mejor junto a él. Tal vez porque ya llevaban casi tres semanas juntos. Desde que Minho le dijo que le gustaba, intentaba a toda hora hacerle reír o sentir bien.

¿Debería también coquetearle? ¿Cómo se hace eso? ¿Un beso en la mejilla?

—Ah... —le da un beso en la mejilla, más o menos tímido—

En manos ajenas [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora